2.000 policías dispersan protesta en Ecuador contra el gobierno de Noboa

21 de noviembre de 2024 – Quito – EFE.

Este jueves, cientos de personas participaron en una manifestación en Quito contra el gobierno del presidente Daniel Noboa, que terminó siendo disuelta por unos 2.000 agentes de policía. Los manifestantes intentaron llegar al centro histórico de la ciudad, pero se encontraron con un cerco policial que les impidió avanzar, lo que provocó enfrentamientos. Al menos doce personas fueron detenidas, incluyendo dos miembros de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), mientras que tres agentes resultaron heridos.

La movilización fue convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el sindicato más grande de Ecuador, junto con federaciones de estudiantes. Su objetivo era protestar contra las políticas económicas del gobierno de Noboa, particularmente debido a los apagones diarios de hasta 14 horas que afectan al país desde septiembre. Los sindicatos también denunciaron despidos masivos y violaciones de derechos laborales debido a la crisis energética, que ha dejado a algunas industrias sin electricidad durante varios días consecutivos.

Los manifestantes se reunieron en el centro de Quito con la intención de marchar hacia la Plaza Santo Domingo, en el casco colonial de la ciudad. Sin embargo, pocos metros después de comenzar, encontraron un fuerte despliegue policial que bloqueó el acceso al área histórica, una medida que ya había sido anunciada por el gobierno.

El gobierno había advertido que no se permitiría el paso al casco histórico, ya que temía que la manifestación pudiera generar disturbios, como ocurrió en una protesta estudiantil la semana anterior, que terminó en enfrentamientos y daños a edificios patrimoniales. La Policía, apoyada por las Fuerzas Armadas, cerró todos los accesos y afirmó que protegería la propiedad privada y el patrimonio cultural.

El comandante de la Policía de Quito, Henry Tapia, señaló que la intención era evitar que los manifestantes llegaran al casco colonial y causaran daños. Además, el gobierno había recordado que la movilización no tenía permisos y que Quito estaba bajo un estado de excepción declarado por Noboa para combatir el crimen organizado, lo que incluía la suspensión de algunos derechos, como el de reunión.

Sin embargo, horas antes de la protesta, la Corte Constitucional de Ecuador anuló varias de las medidas impuestas en el estado de excepción, incluida la suspensión de derechos fundamentales como la libertad de reunión, lo que hizo que la marcha se llevara a cabo, aunque con restricciones. A pesar de esto, los manifestantes intentaron avanzar, pero se encontraron con una fuerte resistencia policial.

El presidente del FUT, José Villavicencio, criticó duramente al gobierno de Noboa, calificando la respuesta policial como una muestra de “cobardía”. Lamentó que el cerco policial impidiera que más personas se unieran a la protesta, especialmente aquellos que venían desde el sur de la ciudad. Villavicencio acusó al gobierno de usar la fuerza contra el pueblo ecuatoriano, en lugar de destinar a los policías a combatir la delincuencia y el narcotráfico.

En las redes sociales, la Policía acusó a algunos manifestantes de agredir a los agentes y dañar bienes públicos durante los enfrentamientos. Mientras tanto, la situación política en Ecuador está marcada por la proximidad de las elecciones generales de febrero de 2025, en las que Noboa busca ser reelegido para un mandato completo, lo que ha intensificado las protestas y las tensiones en el país.

Esta movilización es parte de una creciente ola de protestas contra el gobierno de Noboa, cuyas políticas y manejo de la crisis energética han generado descontento en amplios sectores de la sociedad ecuatoriana. Los sindicatos y grupos sociales continúan exigiendo cambios en las políticas gubernamentales, mientras el gobierno mantiene su postura de aplicar medidas de seguridad para evitar disturbios.

La situación refleja la creciente polarización en Ecuador, donde las tensiones sociales y económicas han provocado un clima de protestas y resistencia que podría continuar en los meses previos a las elecciones presidenciales.