Jason Van Dyke abatió con 16 tiros a Laquan McDonald en octubre de 2014, en un incidente que conmocionó a Estados Unidos
5 de octubre de 2018 – Nueva York – Agencias.
Un jurado popular en Chicago (Illinois) ha declarado este viernes culpable de homicidio en segundo grado al exagente de policía Jason Van Dyke, que acribilló con 16 tiros a un joven negro de nombre Laquan McDonald. El incidente fue grabado por la cámara en el salpicadero de uno de los coches patrulla que rodearon al joven afroamericano mientras caminaba una noche en octubre de 2014. La crudeza del suceso, que conmocionó durante días a Estados Unidos, obligó a la policía a revisar todos sus procedimientos.
McDonald tenía solo 17 años. En el vídeo se ve cómo el joven trata de alejarse de los agentes, cuando Van Dyke -que ya no forma parte del cuerpo- abre fuego contra él. Su caso reverberó por todos los rincones del país norteamericano y encendió un debate que se reabre cada vez que se produce un hecho así: el de la brutalidad policial. El incidente provocó, además, una fractura total entre la comunidad afroamericana y el departamento de policía en la tercera ciudad más importante de EE UU.
La grabación muestra cómo el uniformado le siguió disparando durante más de 12 segundos, estando ya en el suelo. Van Dyke dijo a los investigadores que McDonald le amenazó con un cuchillo, por eso le disparó. Pero las imágenes no concuerdan con el relato del agente. “Se lo inventó para justificar el uso de la fuerza”, afirmó la fiscalía. Tres policías fueron imputados por tratar de encubrir lo sucedido.
La defensa, por su parte, remarcó en que los agentes respondieron a las llamadas de ciudadanos y señaló que McDonald tenía un historial de comportamiento violento y de uso de drogas. También argumentó que esa noche mostró una conducta errática. “Fue una tragedia, pero no un asesinato”, afirmó el abogado, Daniel Herbert, dirigiéndose al jurado. “Laquan fue el autor, el coreógrafo de esta historia”.
Hasta una decena agentes respondieron a las llamadas, pero solo uno disparó: Van Dyke. En un principio, hubo mucha resistencia a que se publicara el vídeo, lo que alimentó las sospechas de que tanto la policía como el alcalde demócrata Rahm Emanuel querían evitar que se revelara lo sucedido. Una orden judicial obligó a que se hiciera público, pero solo 400 días después de que McDonald fuese abatido. El mismo día, el agente fue formalmente acusado de homicidio.
La ciudad de Chicago lleva toda la semana en alerta por las protestas que se esperaban ante el tribunal. En anticipación al veredicto, las fuerzas de seguridad movilizaron a 4.000 agentes adicionales, se cancelaron las jornadas de descanso y se ampliaron los turnos hasta las 12 horas. “Pase lo que pase”, advirtieron las autoridades este jueves cuando el jurado empezó las deliberaciones, “habrá gente descontenta entre las dos partes”.
Las llamadas a una respuesta pacífica de los ciudadanos al veredicto se sucedieron durante las últimas horas. El cardenal Blase Cupich pidió tolerancia y respeto mutuo. “Si elegimos la paz”, reiteró, “mostraremos a nuestros hijos y al mundo que el odio no tiene lugar en Chicago”. Aunque la situación ha mejorado en los últimos años, la ciudad estadounidense es una de las más castigadas por la violencia con armas, especialmente durante los fines de semana.
El juez Vincent Gaughen confirmó a mediodía que los miembros del jurado habían llegado en menos de ocho horas de deliberaciones. También advirtió de que ordenaría el arresto de cualquier persona que no respetara el decoro en el tribunal, en otra muestra de la tensión que rodea a este caso. “Mirar a vuestros corazones y controlar vuestras emociones”, reclamó a los presentes.
El Departamento de Justifica de EE UU realizó el año pasado una revisión de los procedimientos y conducta de la policía de Chicago que determinó que sus agentes recurren a la fuerza con una frecuencia casi diez veces mayor en los incidentes protagonizados por negros que en aquellos en los que están involucrados blancos. La ciudad destinó casi 710 millones entre 2010 y 2017 a resolver casos relacionados con la actuación de sus oficiales.
“Tengo total confianza en los residente de Chicago”, dijo el alcalde poco antes de conocerse el veredicto, “esta es nuestra ciudad, es nuestra casa”. Junto al homicidio en segundo grado, es culpable de 16 cargos de agresión con agravantes uno por cada disparo. Se enfrenta a un mínimo de seis años en prisión. Los otros tres agentes que ayudaron a encubrir el incidente se enfrentarán a juicio en noviembre.