La Administración de Donald Trump busca minimizar el impacto de las prácticas comerciales chinas en su economía
3 de abril de 2018 – Nueva York – Agencias.
Estados Unidos mantiene la presión sobre China. La oficina del represente de Comercio Internacional, Robert Lighthizer, presentó este martes una lista detallada con cerca de 1.300 productos, principalmente de alta tecnología, que estarán sujetos a un arancel del 25% al llegar a la frontera. El valor de las importaciones asciende a 50.000 millones y el objetivo es penalizar las políticas chinas por crear una desventaja competitiva a las compañías estadounidenses.
La lista de artículos ocupa 45 páginas en el anexo, sobre 58 en total. Lighthizer insiste en la explicación previa justificando la medida que el gravamen es en respuesta a prácticas que califica de “desleales”. Los productos identificados van desde minerales, pasando por componentes que se utilizan en la industria aeroespacial y la automoción, telecomunicaciones, semiconductores, baterías de litio, medicamentos, herramientas, armas y equipamiento militar.
De esta manera, se espera recaudar 12.500 millones. Las importaciones de bienes chinos ascendieron el año pasado a 505.600 millones, de acuerdo con los datos del Departamento de Comercio. Crecieron un 9% respecto a 2016. El arancel, por tanto, afecta a cerca de un 10% del volumen total. Las compañías estadounidenses, por su parte, realizaron exportaciones por valor de 130.400 millones. En este caso mejoraron un 12% en el año.
Las grandes multinacionales con intereses en el mercado chino, como Apple, IBM, Dell, General Electric o Goldman Sachs, trataron durante las últimas dos semanas de rebajar la intensidad de la reprimenda porque temen que la acción proteccionista se vuelva en su contra. China es un mercado con gran potencial para sus negocios. También temen que eleven el precio al consumidor.
La Cámara de Comercio de EE UU aplaude que la Administración de Donald Trump tenga como objetivo establecer una relación comercial justa, recíproca y equlibrada con China, pero cuestiona que la imposición de aranceles sea la vía “sin tener una estrategia clara a largo plazo”. “Eso no hará más que dañar a las empresas, sus trabajoras y las familias”, valora la Business Rountable.
El listado propuesto, responde Lighthizer, “se basa en un extenso análisis económico y va dirigido a productos que se benefician de la política industrial china”. El propósito de la acción, añade, es “minimizar el impacto” de estás prácticas en el conjunto de la economía y del empleo en EE UU. Ahora se abre un periodo de 30 días de consultas antes de que los aranceles entren en vigor.
La lista de productos de Washington se conoce justo un día después de que las autoridades de Pekín presentaran su elenco con los 128 productos que va a estar sujetos a un arancel, por valor de 3.000 millones. Pese a la escalada, el primer ministro chino, Li Keqiang, se mostró partidario días atrás de que los dos países mantengan negociaciones para evitar una guerra comercial perjudicial para la economía global.
El presidente Donald Trump habló hace justo una semana con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y con la canciller alemana, Angela Merkel, sobre la necesidad de que las tres potencias económicas occidentales “sumen fuerzas” para aplacar las prácticas comerciales chinas, en concreto adoptando acciones para combatir el robo de propiedad intelectual y reducir el déficit comercial.
Aunque de cara a la galería EE UU se muestra combativa, hay margen posible para evitar la confrontación abierta con China. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, dijo la semana pasada que si bien siguen adelante con el proceso para aplicar los aranceles y restringir las inversiones, “simultáneamente estamos teniendo negociaciones para ver si podemos alcanzar un acuerdo”.
“Estamos teniendo conversaciones muy productivas con ellos”, afirmó, aunque precisó que solo se suspenderán si ven que se puede llegar a un acuerdo aceptable que pueda firma el presidente. Ese optimismo hizo que Wall Street suspirara tras dos días caóticos en el parqué. Pero este martes los mercados volvieron a sufrir volatilidad, en anticipación de la publicación de la lista de productos.
Peter Navarro insiste que la aplicación del arancel está justificada, porque China lleva “mucho tiempo” actuando de manera hostil contra los intereses de EE UU. Sin embargo, también cree que es posible trabajar para corregir prácticas que califica de injustas para las empresas y el empleo. Estas medidas, combinadas con el arancel al acero y el aluminio, buscan forzar una negociación.
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