El artista alcanza la madurez con su recién estrenada paternidad y triunfa como cantante distanciado de su padre
8 de mayo de 2018 – Agencias.
Enrique Iglesias cumple 43 años convertido en un ídolo de masas en el mundo de la música y recién estrenado como padre de mellizos, pero ni una cosa ni otra logran que escape, al menos en España, de la sombra de su padre, Julio Iglesias, y de su madre, Isabel Preysler. Por un lado abruma la lista de récords del primero: 80 álbumes, más de 350 millones de discos vendidos, proclamado en 2013 el artista latino que más ha vendido en la historia…. Y por el otro presiona el interés que sigue despertando su madre como reina de las crónicas de sociedad.
Enrique Iglesias se debate entre el amor a sus progenitores –aunque habla siempre con más cariño y admiración de su madre que de su padre– y la batalla que mantiene contra su propio empeño de ser distinto de ellos. Su infancia la marcó la separación de sus padres y el secuestro de su abuelo, que estuvo retenido 20 días por la banda terrorista ETA. El miedo a un nuevo intento que afectara a alguno de los tres hijos que el cantante tenía entonces –Chabeli, Julio José y Enrique– provocó que se trasladaran a Miami para vivir con su padre y que se separaran de su madre, con quien hasta entonces estaban en Madrid y a quien Enrique ha descrito como “intensa, inteligente, encantadora, organizada y con muchísima disciplina”.
La sobreexposición a los medios y la ausencia del padre, demasiado centrado en una carrera que le llevaba continuamente de un extremo a otro del mundo, debió marcar a Enrique Iglesias, porque se lanzó al mundo de la música a espaldas de su propio padre y decidió que su vida pública y la privada debían de estar en dos esferas distintas para preservar la intimidad de la que no había disfrutado durante su niñez y juventud.
Estas decisiones han tenido consecuencias. Una escasa relación trufada de comentados celos profesionales de su padre, y un blindaje sobre su esfera privada que llegó a su momento álgido el pasado mes de diciembre, cuando se conoció sorpresivamente que Enrique Iglesias y su pareja, la tenista Anna Kournikova habían sido padres de mellizos.
En ese momento indirectamente también se escenificó la relación que el cantante tiene con cada uno de sus progenitores. De conversación diaria con su madre, que enseguida pudo dar algunos datos sobre sus nietos, y casi nula con su padre quien llegó a admitir que mantienen una relación difícil aunque considera a su hijo “un campeón” y lo “admira mucho”. “Enrique es muy personal, no admite sugerencias”, dijo Julio Iglesias en 2017, “siempre que hablamos lo hacemos de otras cosas. Que si ha comprado un avión, que si cuánto le ha costado. Cosas superficiales que no valen para nada”, añadió
Enrique, por su parte, ha manifestado en alguna ocasión que la relación que tiene con su padre es de respeto. “Nos vemos poco pero lo quiero muchísimo y cuando hablamos no nos peleamos, y eso es importante”. Sin duda, a pesar de los tardíos intentos de Julio Iglesias por acercarse a su hijo, debe ser difícil olvidar que le dio la espalda en sus comienzos. Lo contó Alfredo Fraile, quien fue mánager de Julio Iglesias durante 15 años, en su libro Secretos inconfesables: “Cuando Enrique le enseñó a Julio su primer disco, le dijo que era una mierda. Cuando vendió un millón de ejemplares le dijo ‘los has vendido porque eres mi hijo’ y no cambió de opinión cuando llegó a cinco millones”. La sorpresa fue que estas conversaciones no hundieron a Enrique Iglesias sino que le motivaron, como han reconocido personas de su entorno.
Ahora padre e hijo se mueven en esferas radicalmente distintas. Mientras Julio Iglesias vive un cierto retiro artístico y se afirma que está reorganizando su patrimonio, su hijo encadena éxito tras éxito con su música de baile en la que ha tenido colaboraciones rotundas con Wisin & Yandel, Gente de Zona, Pitbull, Juan Magan o Bad Bunny que le convierten en eterno candidato a la canción del verano.
Su paternidad le ha hecho bajar la guardia y la felicidad que está viviendo con el nacimiento de sus hijos, Nicholas y Lucy, ha provocado fisuras en el blindaje sobre su vida personal. Un vídeo y varias imágenes que el cantante ha publicado en su cuenta de Instagram junto a sus hijos, dejan ver el lado más tierno del artista que no pudo evitar expresar sus sentimientos ante todos los asistentes, en un reciente concierto en Budapest: “Me convertí en padre hace 12 semanas y ahora puedo deciros dos cosas. ¡Adoro a mis hijos! ¡Los quiero muchísimo! Adoro a mi chica y os quiero muchísimo por estar aquí esta noche”.
Sentimientos a flor de piel que no hacen otra cosa que corroborar lo que ya venía anunciando en todas las últimas entrevistas que concedió antes de ser padre: “Quiero ser padre y quiero ser un buen padre”. Los motivos por los que hace tanto hincapié en este hecho, solo los conoce él y, probablemente, Julio Iglesias.
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