La comunicadora será la nueva copresentadora con Jorge Ramos del noticiero con más audiencia de la comunidad hispana. Es la primera afrolatina que conduce un informativo de este calibre en EE UU
8 de noviembre de 2017 – Miami – Agencias.
En tiempos en los que la diversidad se ve atacada en EE UU por corrientes racistas y xenófobas alentadas por la llegada a la presidencia de Donald Trump, con su discurso de añoranza de la supuesta arcadia de una América blanca, figuras como Ilia Calderón demuestran que la evolución multicultural de esta nación es indetenible. Univision, la principal compañía de comunicación del mundo latino en EE UU, la ha aupado al puesto de copresentadora de su programa informativo estrella vespertino con Jorge Ramos, el Noticiero Univision, en sustitución de María Elena Salinas a partir de diciembre. Con casi dos décadas de carrera en EE UU, Calderón, mujer, latina, negra, sufrió en verano los rigores de los aires ponzoñosos que recorren América cuando un líder del Ku Klux Klan la insultó en una entrevista con rabia enfermiza. Ella aguantó. Calderón, de 45 años, no salió de niña de Istmina, su pueblo en la selva del Pacífico colombiano, para bajar la cabeza ante un tarugo atávico.
Respuesta. Era un pueblo chiquito donde fui una niña feliz. Tenía calle y media, y al principio no teníamos electricidad. Vivíamos con lámparas de queroseno. Pero una vecina, doña Blanquita, tenía un poco más de dinero y se compró una planta eléctrica, y nos regalaba luz dos o tres veces a la semana. Ahí es cuando aprovechábamos para comernos la escarcha del hielo que se hacía en el congelador.
P. ¿A qué se dedicaban sus padres?
R. Mi mamá era profesora. Mi papá no estuvo muy presente en nuestra vida. Para mis dos hermanas y para mí la figura paterna fue nuestro abuelo materno, el abuelo Carlos.
P. ¿Él qué hacía?
R. Teníamos una papelería, que sigue siendo el negocio de la familia.
P. ¿Y ahí empezó a leer usted los periódicos?
R. Sí, El Colombiano, el periódico de Medellín, que llegaba a un pueblo vecino en el único vuelo del día al final de la tarde. Esa fue mi primera relacion con la prensa. Televisión veíamos poca, y todavía en blanco y negro. También revistas como Selecciones, como se llama allá al Reader’s Digest.
P. ¿Recuerda alguna noticia que le llamó la atención por entonces?
R. Ya de adolescente, cuando fue asesinado por el narcotráfico el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Recuerdo ese momento de tristeza en la familia y a mi abuelo leyéndonos el artículo del día siguiente en el periódico, que hablaba de por qué lo habían matado, de que habian matado a un hombre por decir la verdad. Y recuerdo el noticiero presentado por Juan Guillermo Ríos y Judith Sarmiento. Sobre todo a ella, una señora seria, de lentes gruesos, pelo corto, nariz respingada, boca y ojos chiquitos, voz espectacular. Aunque yo era pequeña y ni soñaba con trabajar en esto, me marcó. Era la única mujer presentadora principal en la televisión, y todos la admiraban.
P. ¿Qué quería ser de mayor?
R. No sabía qué quería ser, pero a los 10 años tomé una decisión arriesgada. Le dije a mi mamá que no quería estudiar en Istmina mi secundaria. No entiendo cómo tan pequeña tuve tanta determinación. Pero me fui a Medellín, donde estaban su hermana y mis primos, a estudiar a un colegios de monjas.
P. ¿Cómo se llamaba?
R. La Presentación.
P. Por cierto, ¿de dónde viene la palabra Istmina?
R. Istmo de minas.
P. ¿Y el nombre de Chocó, el departamento en el que está?
R. Es una palabra indígena. Allá todas las terminaciones en o con tilde al final tienen que ver con ríos.
P. ¿Qué define a Chocó dentro de Colombia?
R. Que somos una población negra, y que hemos sido un pueblo abandonado y robado por todos los gobiernos, locales y nacionales. Aunque pienso que con las nuevas generaciones las cosas van cambiando.
P. ¿Cómo llegó la población negra allá?
R. No llegaban directamente, porque no había mercado de esclavos. Eso estaba en Cartagena. Pero cuando se terminó la esclavitud muchos fueron a asentarse allá porque es una selva humeda que solamente ellos eran capaces de soportar. Antes se le llamaba zona malsana, porque por allí pululan muchas enfermedades tropicales. Humeda y malsana. A mí no me gusta llamarle así.
P. ¿Cómo fue el conflicto colombiano en esa zona?
R. Lo hubo, pero no tan intenso como en el oriente del país. Yo recuerdo, de niña, cómo un pequeño grupo guerrillero se tomó el pueblo, porque querían robarse unas armas de la estacion de policía. Había un policía muy conocido en el pueblo que se llamaba el policia Arenas, y lo recuerdo perfectamente corriendo por el frente de mi casa con su pistola. A mí me estaba peinando mi mamá en el balcón de la casa cuando se escucharon los primeros disparos, antes de ir al colegio. No sabíamos qué pasaba y todo el mundo se empezó a encerrar, pero yo muy curiosa me asomaba por las puertas de madera del balcón a ver qué pasaba. Entonces vi al papá de mi mejor amiga, Julio, que era sindicalista, ponerse a gritar que los soltaran cuando agarraron a una guerrillera y a un guerrillero. Gritaba algo de la libertad y de no sé qué cosas que yo no entiendía porque no tenía ni 10 años. Le pregunté a mi mamá por qué Julio defendía a esos hombres que habían venido a asesinar a los policías, y ella me explicó que era una manera de pensar diferente, que Julio era sindicalista, que existían la izquierda y la derecha. Ya luego, con la minería ilegal, en los ochenta y noventa, llegaron los paramilitares.
P. Las FARC han anunciado que su líder Timochenko se presentará a la presidencia.
R. Bueno, ahí sí depende de los colombianos si lo queremos elegir o no. Nosotros tenemos en nuestra mano la posibilidad de elegir a una persona que le hizo tanto daño al país o no elegirlo.
P. En los ochenta y noventa vivó en Medellín.
R. Me tocaron los peores años de la guerra contra el narcotráfico. Pero es mi segundo hogar, es una ciudad a la que quiero mucho. Mi corazón es de Medellín igual que del Chocó.
P. ¿Qué es lo mas positivo que se llevó de allí?
R. El sentido del arraigo familiar. Ese sentimiento de lealtad y respeto por los valores familiares, y el simple hecho de los domingos encontrarse todos en la casa de la tía o de la abuela.
P. ¿El peor recuerdo que le dejó?
R. Las bombas. Y la tensión cuando se escapó Pablo Escobar. Fue una época terrible. Una vez fuimos a dar una vuelta cuatro amigos y en un retén nos pararon unos hombres armados vestidos de militar pero que no llevaban vestimenta oficial. Buscaban armas. Era en un lugar que se conoce allá como La cola del zorro, una bajada bien oscurita. Y de repente vimos a un hombre fornido, con barba, muy parecido a él, caminando como un patrón rodeado de otra gente. Cuando nos dejaron pasar el retén estábamos los cuatro en shock y todos nos preguntamos: “¿Era él?”.
P. ¿Ya estaba estudiando periodismo?
R. No, Trabajo social. Yo soy Trabajadora social.
P. ¿Cómo acabó de periodista?
R. Fue fortuito. Porque un día, mi prima, que sí estudiaba Comunicación Social, me dijo que en Teleantioquia estaban buscando “un niña negra” de reemplazo de una presentadora de noticias que se iba un mes de vacaciones. Fui al cásting. La directora me hizo aprenderme unas hojas de memoria y repetirlas sentada a un viejo escritorio de hierro con una cámara grabando. Conseguí el trabajo y al final del mes de sustitución me pidieron que me quedara. Al parecer la otra presentadora no se había ido de vacaciones sino a rodar una telenovela en la que aparecía sin ropa, y eso no les gustó.
P. Han pasado unos meses de su encuentro con el líder del Ku Klux Klan. ¿Cómo lo recuerda?
R. Fue como sentarme frente al odio en estado puro. Su expresión cuando me vio llegar a su casa no se me va a olvidar. Sentía su ira. Se puso rojo, se le abrieron las fosas nasales, se puso a la defensiva, como diciendo: “Te detesto. Y yo estoy acá y tú estás allá”.
P. ¿Qué sintió?
R. Temor. No sabía de que sería capaz ese hombre, allí, en su propiedad. No es que pensase que me fuera a atacar, pero sí me asustaba que el tipo se levantara y nos viniéramos sin el trabajo hecho. Y todo el tiempo me miraba con desprecio, como si yo fuera inferior, como si le diera asco. Me dijo que yo era una perra callejera cruzada. Mongrel, en inglés.
P. ¿Cómo ha vivido el racismo en EE UU?
R. Si tú eres negro y pobre te tratan de una manera, pero si tú eres negro y médico o presentadora de noticias entonces la gente tiende a tratarte de otra manera. Aunque el que es racista es racista por más que quiera no parecerlo. Tú lo sabes por las expresiones, por cómo se refieren a los negros. Me da tristeza que haya ese clasismo y ese racismo. A mí me educaron para estar orgullosa de lo que soy.
P. Y además de negra, latina.
R. Así es. Somos más de 50 millones en EE UU y Univision es el recurso número uno de información de los hispanos tanto en televisión como en internet. Es una responsabilidad muy grande y un privilegio inmenso tener la tarea de informar y de mostrarle al mundo anglo lo que somos nosotros, cómo hemos crecido, todo lo que aportamos a esta cultura y a esta sociedad.
P. ¿Cuál es la noticia que más le ha alegrado dar?
R. La paz en Colombia. El día que se firmó la paz en mi país. Esa sensación. En el Chocó decimos que es “como un fresquito”, como una sensacion de poder respirar un poco con tranquilidad. Se dio un salto en la dirección correcta, porque mi generación no conocía ni un día en paz.
P. ¿Y la noticia que más le ha dolido dar?
R. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas. Fue un dolor profundo.
P. ¿Qué le gustaría investigar en Colombia?
R. La minería ilegal y la tala de árboles en el Chocó, porque es lo mío y me duele en el corazón.
P. ¿Qué es el periodismo hoy para usted?
R. Tal y como está el mundo, la contrafuerza necesaria. La posibilidad de que haya un contrapoder.
P. Con su nueva posición, le toca hacer aún más contrafuerza.
R. Sí, es una enorme responsabilidad. Y lo que deja María Elena Salinas, lo que ha construido con Jorge Ramos, es una referencia, un nivel muy alto. Ellos son la voz de nuestra comunidad.
P. ¿Qué característica destacaría de cada uno de ellos?
R. De Jorge lo incisivo. Y Maria Elena es una pionera, nos abrió el camino a todas.
P. ¿Y de usted?
R. Yo creo que tengo algo especial para identificarme con las personas, para que se abran conmigo y cuenten sus historias.
P. ¿De dónde viene eso?
R. De toda mi vida, de todo lo que he pasado, de que yo soy así. No tengo ninguna postura. Yo me siento mal, yo camino mal. Soy la misma aquí que frente a la cámara, y cuando me siento frente a una familia creo que eso influye mucho. Pienso que la gente me ve cercana de manera natural
P. ¿A quién le gustaría entrevistar?
R. A Nelson Mandela, pero se nos fue. También a Barack Obama.
P. ¿Qué le hubiera preguntado a Mandela?
R. ¿Cómo logró cambiar la historia de su país y del mundo? ¿Qué lo movió a sacrificar su vida personal por esa lucha?
P. ¿A Obama?
R. ¿Cómo se puede crear hoy un movimiento que logre mejorar las condiciones de los negros en EE UU? Porque no hay un liderazgo como lo hubo con Martin Luther King o con Malcom X.
P. Si le tocase entrevistar a Trump…
R. Le preguntaría por qué no es capaz de llamar a las cosas por su nombre: al racismo cuando es racismo. ¿Por qué es tan laxo al tener que juzgar eso?
P. ¿A qué aspira profesionalmente?
R. A poder ser una infuencia positiva en mi comunidad.
P. ¿Dónde se ve en 10 años?
R. Trabajando en una Univision aún más influyente que hoy, mucho más influyente en el mercado anglo. Que nuestros temas sean importantes a nivel nacional, además de entre la comunidad hispana.
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