La rapidez en la reacción del Gobierno, así como su decisión a la hora de tomar medidas como el aislamiento o control de fronteras han sido claves para frenar el contagio. Pese a su proximidad con China, a día de hoy contabiliza tres muertes y 127 infectados
12 de marzo de 2020 – Agencias.
La situación del Covid-19 en Australia puede considerarse un éxito pese a los recientes casos aparecidos este jueves, como los del actor Tom Hanks y su mujer o el del miembro del equipo McLaren que se disponía a disputar el Gran Premio de Fórmula 1 este fin de semana.
Son casos “importados”, pero el país es, era, por su proximidad a China, el candidato número uno a sufrir el azote devastador de la enfermedad. Son miles de ciudadanos chinos los que vuelan habitualmente a las principales ciudades australianas, ya sea por turismo o negocios -su comunidad es una de las más numerosas-, y también lo hacen en sentido inverso miles de australianos.
Por ello ha sido decisiva la rapidez con la que ha actuado el Gobierno de Scott Morrison, algo que podían haber imitado los países europeos. Si el 9 de enero se identificaba la “plaga” surgida en la ciudad de Wuhan como coronavirus, menos de dos semanas después, concretamente el día 22, el primer ministro australiano anunciaba las primeras medidas para evitar lo mejor posible la expansión en su territorio.
Conscientes de que había varios vuelos diarios desde Wuhan, las autoridades advirtieron inmediatamente a sus nacionales para que tomaran medidas de higiene y aislamiento y regresasen lo antes posible a su país. Crearon un centro de coordinación nacional para abordar la crisis, editaron folletos informativos de riesgos y países “peligrosos” y empezaron a controlar a los pasajeros -síntomas y temperatura- que llegaron a partir de ese momento a sus aeropuertos.
Desafortunadamente nada se pudo hacer por salvar a la primera de las víctimas, un pasajero del crucero “Diamond Princess” que había sido evacuado después de haber permanecido en cuarententa, junto a otras 700 personas, en la ciudad japonesa de Yokohama.
Aislamiento y control de fronteras
Pero a partir de ese momento, con el primer goteo de infectados, el Gobierno decidió aislarlos completamente y cortar el riesgo de raíz. Organizó vuelos a sus ciudadanos atrapados en Wuhan y se los llevó a la isla de Navidad, a un controvertido centro para migrantes, para ponerlos en cuarentena durante 14 días.
El Gobierno fue muy criticado por ello, pero éste alegó que resulta más sencillo habilitar un centro de estas características que desinfectar y preparar un gran hospital de ciudad. Además, el pasaje corría a cargo del pasajero, unos 600 euros por billete. Una vez cumplida la cuarentena, traslado a Perth, en la costa oeste, una de las ciudades más alejadas del país, con la siguiente ciudad más cercana (Adelaida) a más de 2.100 kilómetros de distancia.
Otra medida importante fue la cancelación de vuelos y la limitación de los viajes. Según la página oficial del Ejecutivo, los extranjeros (excluidos los residentes permanentes de Australia) que hayan estado en China continental, Corea, Irán e Italia no pueden entrar en Australia durante los primeros 14 días posteriores.
Asimismo, los ciudadanos australianos y los residentes permanentes aún pueden volver, al igual que sus familiares inmediatos (cónyuges, tutores legales o dependientes únicamente). Pero se les impone inmediatamente una cuarentena de 14 días en su domicilio a partir del día en que salieron de esos países.
Australia directamente niega la entrada a cualquier peronas que haya abandonado o transitado por ellos 14 días antes a excepción de los ciudadanos nacionales, residentes permanentes, diplomáticos, ciudadanos de Nueva Zelanda residentes o familiares inmediatos. También existen exenciones limitadas para las tripulaciones de líneas aéreas o navieras, donde han tomado las medidas de precaución apropiadas. También las llamadas a la población para concienciarla, fomentar las medidas de prevención y de higiene, han sido constantes.
Pioneros también en investigación
Como ejemplo, los australianos lo son también en investigación. La Universidad de Queensland ha desarrollado en apenas unas semanas unas dosis de prueba usando un tipo de tecnología molecular inventada en este país, según informó el «Sydney Morning Herald». El 11 de enero, cuando todavía no había saltado la alarma mundial por el coronavirus, sus investigadores de Queensland ya se pusieron a trabajar sobre su genoma, que había sido difundido en internet por científicos chinos. Usaron una «tecnología de cepo molecular» inventada por la propia universidad que cambia la forma de la proteína espicular para que el sistema inmunológico pueda identificarla y neutralizar al coronavirus.
También este jueves, la aerolínea Virgin Australia ha introducido un nuevo producto químico de limpieza nunca antes utilizado que, megún sus responsables, aplicará en todos los vuelos, salones y clubes en toda la red para añadir una defensa extra de higiene adicional para los pasajeros. Apodado el DuroPax, la “innovación de limpieza primero en Australia” es un producto químico que proporcionará una barrera bioestática invisible en todas las superficies sobre las que se rocía.
Según la aerolínea, que tuvo que cancelar todas las rutas a Hong Kong en medio del brote de virus, el producto químico en aerosol reducirá el riesgo de exposición de los pasajeros y la tripulación a una variedad de virus y bacterias dañinos.
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