La exvigilante de la playa asegura que habla “de la Biblia” con el fundador de Wikileaks
3 de mayo de 2018 – Agencias.
La actriz canadiense Pamela Anderson, de 50 años, que escaló a la fama por su papel en la serie Baywatch (Los vigilantes de la playa) y sus portadas de Playboy, ha detallado en Hollywood Reporter cómo ha tejido su extensa red de contactos -que le dan visibilidad en la política y la alejan de las pantallas- así como sus encuentros con, entre otros, Vladímir Putin, Donald Trump o Julian Assange, a quien visita con asiduidad en la Embajada de Ecuador en Londres. Anderson asegura que ha sido recibida varias veces en el Kremlin, explica que fue contratada por 500 dólares al día para un cumpleaños del actual inquilino de la Casa Blanca y detalla sus conversaciones con Assange: “Hablamos de todo (…) no se trata solo de política”.
La relación de Assange, con quien Anderson ha insinuado en el pasado que tuvo un romance, es subrayada en el reportaje, donde se triangula el misterio que supone la presencia de la actriz en el centro del eje donde coinciden el fundador de Wikileaks (la web que filtró los e-mail pirateados a los demócratas que pudo ayudar a la elección de Trump), el presidente ruso (cuyo gobierno es señalado en la llamada trama rusa y como un generador mundial de bulos o fake news) y el propio Trump (investigado por su supuesta implicación en la trama rusa).
Anderson asegura que conoció “hace años” a Assange, cuando fueron presentados por la diseñadora Vivienne Westwood. La actriz rechaza precisar cuál es la relación actual entre ambos. “Hablamos de todo… Hablamos de la Biblia, sobre lo que está sucediendo con mis hijos, lo que está pasando con su familia. No se trata solo de política, aunque tomo muchas notas y la información que me da es abrumadora”.
La exvigilante de la playa, que asegura que hace unos días se le negó la entrada a la Embajada de Ecuador, describe así el encierro de Assange: “Está desconectado de todo. La calidad del aire y la luz en la embajada son terribles, porque no puede dejar abiertas las ventanas y no recibe luz solar. Los presos pueden salir pero él no. Suelo llevarle comida vegana, pero él come poco. El día que le cerraron el acceso a Internet hablamos por teléfono. Pero ahora, nada”. Anderson sale ahora con el defensor francés del Olympique de Marsella Adil Rami, de 32 años, con quien vive desde hace un año en dicha ciudad francesa.
Ella sigue considerándo a Assange inocente de todo y cree que es falso que Wikileaks se hubiese coordinado con Rusia para divulgar los correos electrónicos que perjudicaron la carrera presidencia de Hillary Clinton frente a Trump. “¡Lo han acusado erróneamente de tantas cosas”, dice. Pero, ¿por qué? “Porque ha desplumado a personas poderosas y ahora lo mantienen a raya e inactivado”, contesta.
El capítulo Trump lo vivió Anderson cuando era playmate. Así detalla su primer encuentro: “Creo que fue en uno de sus cumpleaños. Me contrataron para estar allí. Nos daban a todos 500 dólares al día. Él estaba con su esposa, aunque no me acuerdo cuál… No fue nada especial”. Dice que no comulga políticamente con el presidente de EE UU.
¿Y Putin? Pues afirma que empezó a relacionarse con él tras remitirle una carta en 2015 en la que le pedía que impidiese el paso de un ballenero por aguas rusas, pero que desde entonces ha visitado en varias ocasiones el Kremlin y que incluso el mandatario ruso la invitó a su ceremonia de toma de posesión para que fuera ella quien le entregase un ramo de flores.