7 de agosto de 2019 – por: El Director.
El crimen de odio como lo tildan muchos, otros, terrorismo doméstico, es el causante de que miles de inocentes hayan perdido la vida a manos de desquiciados, como los ocurridos recientemente en el Paso (Texas) y Dayton (Ohio). Situaciones como estas, han generado sentimientos encontrados entre sus ciudadanos y líderes locales. Solo enfermos mentales, con lavado de cerebro, le quita la vida a personas inocentes, que no conoce, que no le han hecho nada, que no lo está haciendo por lucrarse; nadie maneja nueve horas para cometer un acto de esta categoría solo motivado por las falsas convicciones que bullen en su mente enferma. Las víctimas: gente inocente, varias de ellas hispanas que nunca imaginaron morir así en el país de las oportunidades.
En muchos de nuestras naciones, pueden ocurrir matanzas, pero estas son producto de luchas entre mafias, venganzas de grupos dedicados al narcotráfico o por control de territorios, pero de que alguien motivado, como producto de un lavado de cerebro en el que se le ha implantado el virus del odio, el racismo, la xenofobia, la discriminación, el falso nacionalismo de superioridad, no se da, solo aquí, jóvenes con una mentalidad profundamente afectada por estos temas, llega a cometer estos reprobables actos.
¿Quiénes son culpables?
Unos hablan de videojuegos que les ensaña a disparar, de películas donde las matanzas al estilo Rambo son el tema de cada una, de combatientes que vienen con los cerebros afectados por estar en los frentes de combates.
Yo no creo que estos escenarios tengan ni siquiera mediana influencia en el comportamiento de los jóvenes que han cometido estos tiroteos. Japón, por ejemplo y muchos países asiáticos y europeos, tiene gran cantidad de videojuegos, muchos de sus practicantes son niños y jóvenes que concursan por jugosos premios y allí no ocurren estas masacres, luego no le podemos culpar a los videojuegos o películas violentas; de los combatientes, es muy relativo, puede que algunos hayan regresado de los frentes bélicos con afecciones de comportamiento que son tratadas y vigiladas por los centros de atención especializados, pero si miramos varios de los protagonistas de estas terribles matanzas son jóvenes que ni siquiera han prestado servicio militar ni han estado en frentes de batalla alguno.
Estos asesinos son personas con mentes sensibles a las voces de que, “nos están invadiendo”, “se van a adueñar de nuestro país”, “miren como vienen esas interminables caravanas de inmigrantes a meterse a la brava por nuestras fronteras” y claro, auspiciadas por personas de altos cargos políticos, medios que lo magnifican, familiares y amigos que hablan del asunto en casa o en reuniones, influenciados por las redes sociales, que sin control dicen estupideces faltas de verdad, crean esta falacia de mensajes en las mentes de estas personas sensibles que luego actúan ciegamente motivados por estos fantasmas de odio, dejando escenarios llenos de sangre inocente y plagados de inmenso dolor en sus familiares, amigos y a un país que atónito se pregunta: ¿porque lo hizo?
Y ¿cuál es la solución?
Aunque no tenemos por el momento una completa, si podemos, regularizando, registrando y controlando la compra de armas con un estudio minucioso sobre todos los antecedentes de quienes vayan a adquirir y ante todo: registrándolas, seguramente, sin ser la solución óptima, si se van a disminuir estos terribles actos. Pero todos debemos presionar a la poderosa NRA.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA) se define como el más férreo defensor de la Segunda Enmienda —el derecho a portar armas en EE.UU.— y tiene una innegable influencia en Washington con un intenso cabildeo.
La asociación ha podido frenar varias leyes que sugieren más control de armas de fuego, según analistas. Apoyó la candidatura de Donald Trump, quien es uno de sus casi 5 millones de miembros.
Aunque no se puede por ahora cambiar esta segunda enmienda de nuestra constitución, que fue promulgada en otros tiempos y bajo otras circunstancias y que ya no está de acorde con el siglo XXI, si podíamos presionar, como dije anteriormente, para conseguir un mayor control de quienes compran las armas y municiones, chequeando minuciosamente su hoja de vida, registrando, limitando y regulando el control de las mismas; solo consiguiendo esto, sería desde ya, un gran cambio, con el cual se pudieran evitar nuevas tragedias que como las más recientes, hoy enlutan y llenan de dolor y rabia esta Patria de Libertad.
El Director
Ing. Jairo Vargas
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