3 de enero de 2025 – Tapachula (México) – EFE.
La frontera sur de México se ha convertido en un obstáculo para los migrantes que intentan llegar al norte del país, según activistas y sacerdotes locales consultados por EFE. Estos grupos aseguran que las políticas migratorias del gobierno mexicano están dificultando el paso de los migrantes hacia los Estados Unidos, especialmente a raíz de las amenazas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Los migrantes se enfrentan a una serie de bloqueos que los obligan a tomar rutas más riesgosas.
De acuerdo con Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana, las autoridades mexicanas están dispersando a los migrantes hacia diversas ciudades del país. Algunas de estas son Tapachula y Tuxtla Gutiérrez en Chiapas, Villahermosa en Tabasco, Mérida en Yucatán y Chetumal en Quintana Roo. La intención es evitar que los migrantes lleguen a la Ciudad de México, donde podrían conseguir más apoyo y recursos.
Villagrán también explicó que el gobierno mexicano ha puesto varios “tapones” en el camino de los migrantes. Uno de estos bloqueos es el río Suchiate, que sirve de frontera con Guatemala, seguido por Tapachula y el Corredor Transístmico entre Salina Cruz y Coatzacoalos. Un tercer obstáculo se encuentra en Puebla, en el paso de Cortés, un área difícil de cruzar para los migrantes, lo que les impide llegar fácilmente a la capital mexicana.
Los migrantes, al enfrentarse a estas barreras, se ven forzados a optar por rutas más peligrosas para continuar su trayecto hacia el norte. Aunque las caravanas migrantes siguen existiendo, las condiciones se están tornando más complicadas debido a la creciente dificultad para avanzar y a la incertidumbre sobre las políticas migratorias de Estados Unidos bajo la administración de Trump.
La primera caravana migrante del año partió de la frontera sur de México con cerca de 1,500 personas que buscan llegar a Estados Unidos antes de la investidura de Trump, quien ha prometido imponer un arancel del 25% a los productos mexicanos si no se frena el flujo de migrantes y drogas. Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reafirmó que el gobierno mexicano está atendiendo a las caravanas en el sur, ofreciendo opciones como empleo, refugio o el retorno a sus países de origen.
Martín Moreno, párroco de la iglesia de San Agustín en Tapachula, teme que las barreras legales para los migrantes aumenten con la llegada de Trump. Expresó su preocupación de que las personas ya no podrán esperar una respuesta migratoria, como el proceso de solicitud mediante la aplicación ‘CBP One’, o ser consideradas como desplazados que necesitan refugio.
A pesar de la difícil situación, los migrantes mantienen la esperanza. Aunque el número de encuentros de migrantes indocumentados en la frontera con Estados Unidos disminuyó en un 75% durante 2024, el gobierno mexicano detectó un número récord de más de 925,000 migrantes irregulares entre enero y agosto de ese año, lo que representa un aumento del 132% en comparación con el año anterior.
Moreno advirtió que muchos migrantes no se están quedando en la frontera sur de México. En lugar de eso, se están dirigiendo hacia el norte en caravanas, buscando cruzar antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Según el párroco, en Tapachula hay aproximadamente 30,000 migrantes varados, muchos de los cuales están esperando la oportunidad de regularizar su situación migratoria.
Uno de estos migrantes es Wilmer Omar Cortés, un hondureño que llegó a Tapachula hace varios meses. Cortés reside cerca del parque Bicentenario y, como muchos otros, está buscando ayuda de las autoridades mexicanas para tramitar su documentación y poder tener mayor seguridad. En su testimonio, Cortés explicó que el gobierno local proporciona apoyo económico para cubrir gastos como renta y comida mientras los migrantes esperan que se resuelvan sus trámites.
A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano para proporcionar apoyo, muchos migrantes se sienten presionados por la llegada de Trump. Cortés mencionó que algunos migrantes se están marchando en caravanas debido al temor de las políticas más estrictas que podrían implementarse tras la toma de posesión de Trump. Los migrantes saben que aquellos que tienen antecedentes penales pueden ser deportados.
Esta situación refleja las crecientes tensiones en la frontera sur de México, donde la administración de López Obrador ha intentado equilibrar la atención a los migrantes con las presiones externas, especialmente de Estados Unidos. La reubicación forzada y las rutas peligrosas están complicando aún más la vida de los migrantes, quienes luchan por encontrar una salida ante los obstáculos legales y físicos que enfrentan.