El fiscal general eleva a 381 los investigados, de los que 56 continúan detenidos
30 de enero de 2018 – Dubái – Agencias.
Arabia Saudí ha anunciado este martes que ya ha recuperado los 400.000 millones de riales (unos 86.000 millones de euros) previstos con la campaña anticorrupción lanzada el pasado noviembre. Esa cifra proviene de los acuerdos alcanzados con los casi cuatro centenares de príncipes, magnates y altos cargos investigados durante estos tres meses, 56 de los cuales aún continúan detenidos, según los últimos datos revelados por el fiscal general. Pero el fin de la purga no acaba con la incertidumbre que ha suscitado en medios empresariales.
“El número total de individuos citados ha alcanzado los 381, un número significativo de los cuales fueron convocados para testificar o facilitar pruebas”, explica el fiscal general saudí, el jeque Saud al Mojeb en un comunicado. Esa cifra casi duplica la que él mismo facilitó en noviembre, cinco días después de las sonadas detenciones, cuando dijo que se había convocado a 208 personas de las que 201 quedaron detenidas.
El texto afirma que “la revisión de los dosieres de los acusados de corrupción se ha completado” por lo que la fiscalía ha decidido “poner en libertad a aquellos contra los que no hay pruebas suficientes; liberar a quienes han aceptado acuerdos con el Gobierno tras admitir los cargos que se les imputan, y mantener detenidos a quienes (56) el fiscal ha negado cualquier acuerdo porque tienen otros procesos pendientes, para continuar la investigación”.
El fiscal general estima que el valor de los acuerdos firmados por los sospechosos “supera los 400.000 millones de riales en distintos tipos de bienes, incluidos inmuebles, empresas, acciones y efectivo”, cifra que coincide con la adelantada cuando se lanzó la campaña. No aclara, sin embargo, ni el número de quienes han aceptado esa salida para obtener la libertad, ni las identidades de quienes siguen detenidos. Tampoco está claro cuál va a ser el destino de éstos después de que se filtrara que el opulento hotel en el que las autoridades han mantenido a los más destacados de ellos, el Ritz-Carlton de Riad, planea reabrir a mediados de febrero.
Algunos observadores han interpretado la purga como un intento del ambicioso príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán por consolidar su poder. Sin embargo, las autoridades insisten en que el objetivo es acabar con la corrupción endémica y la medida ha sido bien recibida por muchos saudíes que han perdido capacidad adquisitiva por las medidas de austeridad con que el Reino del Desierto intenta hacer frente a la caída de los precios del petróleo. El ministro de Economía, Mohamed al Jadaan, ha dicho que los fondos recaudados van a contribuir a financiar los subsidios mensuales instaurados para ayudar a las familias con ingresos bajos y medios, casi la mitad de la población.
Durante el pasado fin de semana, quedaron en libertad tres de los empresarios más destacados del reino, el multimillonario príncipe Alwaleed Bin Talal, el magnate de la televisión Waleed al Ibrahim y el gigante del comercio Fawaz Alhokair. Se desconoce el contenido de los acuerdos firmados por todos ellos, pero Alwaleed, a menudo calificado como el Warren Buffet saudí, ha insistido reiteradamente en su inocencia y afirma que sigue siendo el presidente de Kingdom Holding Company (KHC), que tiene intereses en compañías de lo más diverso, entre ellas el City Group, la 21st Century Fox y Twitter, y del que antes de su detención controlaba el 95 % de las acciones.
Horas antes de su liberación, las autoridades le permitieron que diera una entrevista a Reuters en la que mostraba su suite del Ritz-Carlton, aseguraba que le habían tratado bien y atribuía su caso a un malentendido. Pero el entusiasmo casi hiperactivo que exhibía en las imágenes contrasta con el aspecto más decaído que se apreciaba en la foto que su hija Reem colgó en Twitter poco después de que recuperara la libertad. La difusión de la extraña entrevista, apenas un día después de que la BBC emitiera un reportaje en el que se daba a entender que Alwaleed se encontraba en un centro penitenciario, parecía querer desmentir ese y otros rumores sobre supuestos malos tratos a los detenidos.
La noticia de su excarcelación hizo que subieran las acciones de KHC, pero la falta de transparencia sobre los pactos alcanzados hace que persista la incertidumbre sobre el futuro de esa y otras empresas. Fuentes financieras han revelado que tras las primeras detenciones, el capital fugado rondó los 8.000 millones dólares (6.450 millones de euros) mensuales. Pero el temor de los responsables saudíes es que la sensación de inseguridad pueda dañar el proyecto estrella de MBS que es la salida a bolsa de un 5 % de Aramco, la empresa nacional de petróleo que constituye la joya de la corona saudí. De momento, los planes van con retraso.