16 de agosto de 2017 – Londres – Agencias.
El Gobierno de Theresa May propuso ayer a Bruselas mantener una «unión aduanera temporal» con la Unión Europea (UE) tras el Brexit, para favorecer una «transición suave» en el intercambio de mercancías entre ambas partes. El pasado mes de enero, la líder «tory» anunció que la intención final de su Ejecutivo es abandonar este club que asegura los intercambios sin aranceles entre ambos lados del Canal de La Mancha, para que Londres pueda negociar sus propios acuerdos comerciales con terceros países.
Sin embargo, con el fin de mitigar el impacto del divorcio, se sugiere ahora un periodo de implementación que permita mantener las aduanas abiertas por un tiempo indeterminado, una vez Reino Unido abandone oficialmente el bloque el 29 de marzo de 2019. El documento oficial no indica fecha límite, aunque el ministro para el Brexit, el euroescéptico David Davis, aclaró que esta solución interina deberá haber concluido para las elecciones generales que el país tiene previsto celebrar en 2022.
Dentro de la batalla interna que se vive en el Partido Conservador, el movimiento se interpretó ayer como una clara victoria del eurófilo Philip Hammond, el ministro del Tesoro, que, a diferencia de los miembros más euroescépticos del Gabinete, siempre había defendido un periodo transitorio para evitar un «abismo» para las empresas, uno de los mayores temores de la City, la ciudad financiera. El informe aduanero es el primero de una serie de documentos que el Ejecutivo dará a conocer en los próximos días para salir al paso de las críticas recibidas por no definir su estrategia ante el Brexit. Con el objetivo de preparar el terreno para la siguiente ronda de negociación en Bruselas prevista para finales de mes, el Gobierno presentará hoy miércoles su posición frente a la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte y, previsiblemente la semana que viene, su plan respecto la confidencialidad y acceso a documentos oficiales. Aunque a los miembros de la UE no se les permite llegar a acuerdos aduaneros con terceros países, Reino Unido pretende negociar –que no cerrar– sus propios tratos comerciales mientras forma parte de la unión temporal. El único precedente es Turquía, que no es miembro del club comunitario, pero está integrado en una unión aduanera ideada para bienes industriales que le permite seguir negociando sus propios acuerdos comerciales de carácter bilateral.
Así mismo, Londres se muestra reacio a que el Tribunal de Justicia de la UE siga ejerciendo de árbitro comercial a partir de 2019. No es de extrañar, por tanto, que la propuesta presentada ayer fuera acogida con profundo escepticismo en Bruselas.
El negociador de la Eurocámara, Guy Verhofstadt, calificó el plan británico como «una fantasía» y, repitiendo el mensaje del negociador de la UE, Michel Barnier, advirtió de que a pesar de las prisas que tiene Downing Street por tratar la futura relación comercial, antes se deben aclarar otras materias como los derechos de los comunitarios que residen en Reino Unido y los británicos repartidos por el bloque, así como la factura de salida que Londres debe pagar por compromisos ya adquiridos.
En este sentido, el ministro británico para el Brexit adelantó ayer que la cifra no estará resuelta para octubre, cuando está prevista la nueva ronda de negociaciones entre las partes. «Vamos a tener un largo regateo», pronosticó Davis. «Va a ser duro y difícil porque no vamos a acabar pagando 10.000 millones de euros al año, que es lo que ya estamos pagando», señaló. No obstante, en declaraciones a la BBC, Davis insinuó, por primera vez, que Reino Unido estaría dispuesto a pagar una cantidad no especificada a Bruselas para seguir beneficiándose temporalmente de la unión aduanera. «Nosotros vendemos a la UE 230.000 millones de libras (253.000 millones de euros), y ellos nos venden 290.000 millones de libras (318.000 millones de euros)», precisó Davis. «Por interés común, deberíamos llegar a un acuerdo», recalcó.
Para Reino Unido, la UE es actualmente su principal socio comercial. En 2016, las importaciones británicas y las exportaciones comunitarias sumaron 553.000 millones de libras (unos 606.000 millones de euros).
Una vez expirado el periodo transitorio, Reino Unido sugiere dos posibles modelos para el intercambio de bienes en la futura relación comercial entre ambas partes, según se detalla en el informe. Uno de ellos sería llegar a un acuerdo aduanero «muy simplificado» entre ambas partes, con requisitos que generasen «las mínimas fricciones posibles», destinado a «continuar algunos de los acuerdos existentes con la UE, y reducir y eliminar barreras comerciales a través de otros nuevos». El segundo es una nueva «asociación aduanera», distinta a la actual unión, que «terminaría con la necesidad de una frontera comercial entre Reino Unido y la Unión Europea».
El máximo representante irlandés en la UE, Phil Hogan, fue ayer uno de los más críticos con la propuesta. «Los ministros británicos viven en alto estado de delirio», declaró al «Financial Times». «Aún no se han dado cuenta de que los otros 27 países tendrán que ponerse de acuerdo sobre si permiten ese período de transición o cualquier otra cosa que se propongan», matizó.