El gobernador moviliza 150 millones de dólares para habilitar hoteles y remolques donde poder aislar a la mayor población sin techo de Estados Unidos
19 de marzo de 2020 – Los Ángeles – Agencias.
La orden de permanecer aislados en casa es una especie de broma pesada para las 108.000 personas que viven en las calles de California. La mayor población de gente sin hogar de Estados Unidos es, además, en los días del Covid-19, un riesgo de primer orden para un sistema sanitario que se prepara contrarreloj para una crisis como las de Italia o España, apenas unos días por delante. Este miércoles, el gobernador de California, Gavin Newsom, activó 150 millones de dólares de la respuesta del estado al coronavirus solo para prevenir la tragedia entre las personas sin hogar.
Todo California se encuentra en estado de emergencia y con recomendaciones de no salir de casa. La región de San Francisco, además, tiene en vigor una orden de confinamiento obligatorio, la primera de este tipo en una gran ciudad norteamericana, que afecta a 6,7 millones de personas y algunas de las mayores empresas del mundo.
Las comunicaciones del gobernador son diarias desde que empezó la crisis sanitaria en California. Newsom da las nuevas cifras en persona cada día. Hasta el miércoles, California había registrado 598 casos de Covid-19 y 17 muertos. Las cifras están lejos de las de Italia o España, pero el consenso es que lo peor está por llegar en las próximas dos semanas, ya que está aumentando alrededor de un 20% al día.
En esa respuesta a la crisis, la situación de las personas sin hogar ha sido desde el principio el elefante en la habitación. Las aceras de las grandes ciudades de California están llenas de personas expulsadas de la economía por una crisis de carestía de vivienda sin precedentes. California tiene alrededor de 150.000 personas sin hogar. De ellas, 108.000 viven en las calles. La cifra es de la encuesta del año pasado, el consenso es que son más. La población sin hogar de Nueva York, por ejemplo, en su mayoría tiene un lugar para dormir a cubierto. Tanto el gobernador como los acaldes de las grandes ciudades han hecho de la solución al problema de los sin techo la prioridad política absoluta del Estado desde hace meses. No se podían imaginar que sacar a la gente de las calles iba a ser, en cuestión de días, una emergencia sanitaria.
En una comparecencia por Facebook en la que no ahorró dramatismo en los datos, Newsom aseguró el miércoles que el Gobierno estatal baraja un escenario en el que se podría infectar de coronavirus alrededor del 56% de la población sin techo, unas 60.000 personas. “Eso crea un factor de tensión importante para la población pero más para nuestro sistema sanitario y nuestra capacidad para mover a la gente dentro y fuera de los refugios de manera segura sin contactar con otras personas y sin ponerlos a ellos en riesgo”. Con esa proyección, California necesita 12.000 camas de hospital solo para personas sin hogar, que no pueden seguir las recomendaciones sanitarias aunque quisieran.
De los 500 millones de dólares ya aprobados para la preparación contra el virus, 150 millones van a ir ya a encontrar recursos para sacar a la gente de las calles, explicó Newsom. De esos, 100 millones son transferencias a los Ayuntamientos (por ejemplo, el de Los Ángeles va a acondicionar centros deportivos públicos como refugios). Otros 50 millones son para movilizar remolques de emergencias y utilizar hoteles por todo el estado para que los sin techo tengan donde meterse. Se han movilizado 1.309 remolques, un esfuerzo que estaba ya en marcha desde antes.
El Estado ya ha identificado 950 hoteles que podría utilizar para alojar a los sin techo, explicó Newsom. Los dos primeros ya están disponibles en la zona de Oakland, con 393 habitaciones que se utilizarán para poder aislar individuos.
Mientras, en las trincheras de la ayuda a los sin techo ya está cambiando la forma de actuar. Georgia Berkovich, portavoz de Midnight Mission, uno de los refugios más conocidos del centro de Los Ángeles, explica que ya no sirven comidas en el centro, sino que las preparan para llevar. Todas sus actividades han sido canceladas. Los voluntarios que trabajan en Skid Row, el epicentro de la miseria de Los Ángeles, se toman la temperatura todos los días. “La gente en las calles no tiene alternativas”, dice Berkovich. “Por eso tenemos que mantener nuestros servicios abiertos”.