27 de enero de 2025 – Bogotá – EFE.
Este lunes, dos aviones colombianos partieron hacia Estados Unidos para repatriar a 110 ciudadanos colombianos deportados. Esta operación ocurrió tras una crisis diplomática generada por la decisión del presidente Gustavo Petro de rechazar la llegada de dos aeronaves con migrantes deportados hasta que se garantizara su trato digno.
Uno de los aviones se dirigió a San Diego, California, mientras que el otro tuvo como destino Houston, Texas. La Cancillería colombiana explicó que el gobierno había dispuesto un avión de la Fuerza Aérea Colombiana para traer de regreso a los deportados, asegurando que se cumplirían los protocolos para un retorno digno, respetando los derechos de los colombianos en vuelos de deportación.
Además de los deportados, en los aviones viajan funcionarios de Migración Colombia, personal de la Cancillería y equipo sanitario. Este personal tiene la misión de garantizar que se respeten los derechos de los repatriados y de realizar monitoreos médicos si fuera necesario.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia anunció que en los próximos días partiría otro avión con el mismo objetivo, de continuar con la repatriación de los ciudadanos colombianos deportados desde EE. UU. Horas después, la Fuerza Aérea Colombiana confirmó el despegue de la segunda aeronave, el FAC 1222, con rumbo a Houston.
La crisis diplomática comenzó cuando el presidente Petro rechazó dos vuelos enviados por EE. UU., señalando que los migrantes no debían ser tratados como delincuentes y merecían ser tratados con dignidad. Petro indicó en su cuenta de X que los aviones militares estadounidenses que transportaban a los migrantes colombianos habían sido enviados de vuelta, ya que los migrantes iban esposados.
Este rechazo generó una respuesta inmediata por parte del presidente de EE. UU., Donald Trump, quien anunció la imposición de aranceles del 25% a todos los productos colombianos y advirtió que se aumentarían a un 50% en una semana, además de aplicar sanciones migratorias y de viaje.
En respuesta, Petro adoptó una postura de reciprocidad y ordenó al ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, que aumentara los aranceles de importación desde EE. UU. en un 25%. Sin embargo, al final del día, la Casa Blanca informó que se había resuelto la crisis con Colombia. Aseguraron que el gobierno de Bogotá aceptaba los términos establecidos por Trump, lo que incluía la aceptación de todos los migrantes deportados sin restricciones ni demoras.
El gobierno colombiano emitió un comunicado indicando que el impasse con Estados Unidos había sido superado y que los aviones colombianos estaban a disposición para continuar con las repatriaciones. En este caso, los aviones de la Fuerza Aérea Colombiana fueron utilizados para traer de regreso a los deportados.
El flujo de deportaciones de colombianos desde EE. UU. ha aumentado en el último año, siendo julio el mes con mayor actividad, cuando Colombia recibió 17 vuelos de deportación. En los meses de noviembre y diciembre, el número de aviones enviados desde EE. UU. aumentó ligeramente, pasando de ocho vuelos en noviembre a diez en diciembre.
La crisis diplomática resuelta ha marcado un punto de inflexión en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en cuanto al manejo de la repatriación de migrantes, con ambos países acordando nuevas condiciones para llevar a cabo este proceso de manera más fluida.