Los Murdoch venden sus estudios de cine y televisión, canales de cable y activos internacionales para concentrarse en el contenido en directo
14 de diciembre de 2017 – Nueva York – Agencias.
Walt Disney cierra un acuerdo con Twenty-First Century Fox para hacerse con sus estudios de cine y de televisión por 52.400 millones de dólares (44.300 millones de euros). La mayor compañía de entretenimiento del mundo se hace así con la vasta librería de contenido de su rival, con su red de distribución internacional, canales de televisión y tendrá un mayor control sobre Hulu, la plataforma streaming que la ABC comparte con Fox, la NBC y Time Warner. Al margen queda Fox Broadcasting.
El valor total de la operación asciende a 66.100 millones de dólares (55.860 millones de euros) cuando se incluye la deuda. El traspaso se hará mediante un intercambio de acciones, una fórmula siguió en la compra de los estudios de animación Pixar, Marvel y Lucasfilm. Los propietarios de Fox controlarán el 25% del capital de Disney cuando se complete la venta. La familia Murdoch, que tiene una participación del 39% en Fox, tendrá el 5% en la nueva Disney.
Los dos conglomerados son verdaderas máquinas de crear películas y series. Pero que la familia Murdoch decida ahora desprenderse de una de las piedras angulares de un imperio que llevó construir más de medio siglo, constata la trayectoria que están siguiendo los medios tradicionales en la industria del entretenimiento. Vender ahora les permite sacarle el máximo valor posible a un activo que se deprecia. A Disney le sirve para acelerar la transición al streaming (vídeo online).
Robert Iger, consejero delegado de Disney, explica que la compra refleja la creciente demanda de los consumidores a acceder a un contenido “rico” y una experiencia “diversa”. Y agradece en este sentido a Rupert Murdoch, presidente ejecutivo de Twenty-First Century Fox que esté depositando en su compañía con la responsabilidad de llevar este negocio en el futuro. Disney, coinciden, marcará así el paso en la industria. Iger y Murdoch firmaron el acuerdo definitivo en Londres.
Con la compra de gran parte de los activos de Fox ganará así escala para plantar cara a los nuevos creadores y distribuidores de contenido audiovisual, como Amazon, Netflix, Google y Facebook. Y como en el caso de la fusión de AT&T y Time Warner o de la compra de AOL y Yahoo por parte de Verizon, tendrá músculo para poder negociar contratos publicitarios. Busca así evitar quedar rezagada como Walmart en el comercio electrónico.
La operación puede imprimir un cambio mayor en el equilibrio de poder en Hollywood. Disney se hará con los derechos de X-Men, Fantastic Four y Avatar. El conglomerado adquirió Marvel Entertainment hace ocho años por 4.300 millones, pero Fox mantuvo los derechos para producir películas bajo esas franquicias tan lucrativas. La operación le permitirá resolver esta anomalía que le impide explotar personajes como Deadpool y Wolverine. También, si cuaja la operación como está planteada, los Simpson se convertirán en un producto Disney.
Directo al consumidor
Disney quiere controlar una plataforma que le permita tener acceso directo al consumidor. Los activos que adquiere de Fox incluyen, además, una colección de canales FX, National Geographic, la india Star y la participación del 39% en Sky, que los Murdoch llevan años tratado de controlar por completo. La transacción incluye Endemol Shine y los derechos de eventos deportivos en Europa y América Latina. Al margen quedan los canales de noticias y deportes de Fox y las emisoras locales.
Iger tanteó a Murdoch en verano, tras hablar de las nuevas fuerzas en la industria. Los resultados de Disney muestran desde hace dos años una reducción progresiva de los abonados al cable en Estados Unidos y eso lastra el rendimiento de canales como la ESPN y de la ABC Algo similar pasa con Fox. Google, Amazon, Facebook, Twitter y Verizon están, por su parte, compitiendo por hacerse con los derechos para emitir eventos deportivos en directo, para elevar los ingresos publicitarios.
Disney anunció en la última presentación de resultados que su servicio streaming empezará a funcionar en 2019 y la suscripción será más barata que la de Netflix, de donde además está retirando contenido. Con la compra de los activos de su gran rival, logrará duplicar en paralelo su participación en Hulu y le permitirá combinará las películas, series y contenido deportivo con los de Fox.
El Reino Mágico del ratón Mickey tendrá, además, munición adicional para combatir a los parques temáticos de Universal, propiedad del operador de cable Comcast, que hasta el pasado lunes también estuvo interesado por hacerse los activos de entretenimiento de Fox. La nueva atracción que protagoniza Harry Potter está provocando que la gente viaje a Florida no solo para visitar Disney.
Nueva Fox
El movimiento será, por tanto, monumental. Y también representa un cambio de estrategia mayor para Rupert Murdoch, más conocido en el sector de los medios y del entretenimiento para adquirir activos que por venderlos. La operación, en cualquier caso, está sujeta al examen de los reguladores de la competencia, que acaban de bloquear la fusión entre AT&T y Time Warner.
El riesgo regulador es alto, porque Disney es un actor dominante en el negocio del entretenimiento. De hecho, el proceso de integración llevará entre 12 y 18 meses culminarlo. La apuesta es enorme para Robert Iger, que extiende su contrato para permanecer como consejero delegado de Walt Disney hasta final de 2021. El anuncio no entra en detalles sobre cómo será la gestión.
Twenty-First Century Fox tenía una capitalización de 60.000 millones antes del anuncio. James Murdoch se encargaría de llevar adelante la integración en Disney mientras que su hermano Lachlan estará al frente de los activos de la nueva Fox, que quedan en una compañía a parte y podría volver a unir al negocio editorial NewsCorp, matriz del Wall Street Journal, que separó en 2013.
Rupert Murdoch, de 86 años, creó el gigante News Corporation de un periódico que heredó de su padre. La idea es que hubiera traspasado todo a sus hijos. El acuerdo, por tanto, vuelve a concentrar el negocio del conglomerado en su gran pasión: las noticias. Con esta vuelta a las raíces, como dice su hijo James, la nueva Fox se concentrará así en competir por el contenido en directo.