23 de octubre de 2017 – México – Agencias.
No toleraron que una mujer les diera órdenes y la mataron. Dos trabajadores de una tienda de telas de Tlaxcala, en el centro de México, asesinaron a su jefa Jazmín Contreras, de 19 años. Miguel N. y Óscar N., de 24, la ahorcaron y abandonaron el cadáver en el Bosque de la Malinche, confesaron ellos mismos a la procuraduría (fiscalía) estatal. Las autoridades confirmaron los hechos y los responsables ya están detenidos y apresados por homicidio doloso.
Óscar fue aprehendido el 18 de octubre y declaró que había matado Jazmín con ayuda de Miguel, quien fue detenido un día después. Los homicidas arguyeron que lo habían hecho por “problemas personales y económicos”. La fiscalía ha hecho público que Miguel debía a Jazmín 14.000 pesos, poco más de 750 dólares. “No soportaban que una mujer más joven que ellos los mandara, por eso la mataron, por su machismo”, dijo Francisco, el esposo de la víctima, al periódico Reforma.
Los agentes encontraron el cuerpo en la mañana del 20 de octubre y la necropsia confirmó que había sido asfixiada. Los dos imputados enfrentarán el juicio desde el Centro de Readaptación Social. Las penas por homicidio calificado oscilan entre 17 y 30 años de cárcel, así como una multa de 40 a 100 días de salario mínimo, entre 3.200 y 8.000 pesos.
Tlaxcala, uno de los Estados más pequeños de México y con gran presencia de trata de personas, ha registrado 88 homicidios dolosos entre enero y septiembre de este año, según datos oficiales. Ha habido 12 feminicidios en el Estado, de acuerdo con cifras del Colectivo Mujer y Utopía, que hace un seguimiento con base en notas periodísticas. “De 2008 a la fecha ha habido 104 feminicidios y ninguno ha sido tipificado como tal”, asegura Edith Méndez, la directora de la organización.
Cuando Méndez ha pedido solicitudes de información sobre feminicidios, la procuraduría ha respondido que la incidencia es de cero desde que se tipificó en 2012. La fiscalía no ha aclarado si se juzgará el crimen como un feminicidio, pese a que el Código Penal del Estado señala que puede perseguirse como tal si existe una “relación de hecho” entre el agresor y la víctima en el mismo centro de trabajo, como es el caso.
