Los abogados de las víctimas acusan a la fiscalía mexicana de “no cuidar” los procesos judiciales contra los presuntos autores de la desaparición de los 43 estudiantes
13 de junio de 2018 – México – Agencias.
A casi cuatro años de la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, México, el proceso judicial avanza lentamente en los juzgados, partido en pedazos, entre presiones políticas, acusaciones y golpes de timón. En un hecho inédito estos años, un juez ha desestimado este lunes los cargos contra dos de los presuntos implicados en lo sucedido. También ha rechazado el caso de la fiscalía contra un expolicía de Iguala, además de la acusación contra un presunto integrante de Guerreros Unidos, la banda criminal sospechosa de organizar la cacería de los 43 en septiembre de 2014.
De los cuatro detenidos, dos podrían haber tenido un papel importante en los hechos, en la persecución y desaparición de los muchachos, de acuerdo a la investigación oficial. En la noche del 26 de septiembre de 2014 y la madrugada del 27, una banda regional de delincuentes, Guerreros Unidos, lanzó una cacería contra los estudiantes apoyados por la policía municipal de Iguala. Los jóvenes llegaron a la localidad la tarde del 26. Pretendían requisar unos autobuses para viajar a Ciudad de México días más tarde. Una de las versiones que se ha manejado es que los criminales pensaron que los estudiantes eran en realidad de otra banda y que venían a buscarles a ellos. De ahí la cacería. Pese a todo, las fallas en la investigación señaladas por los jueces y las constantes críticas de organismos internacionales a la fiscalía impiden tener certeza absoluta de nada, salvo de la ausencia de los 43. En marzo, Naciones Unidas publicó un informe en que denunciaba que al menos 34 detenidos habrían sido víctimas de tortura.
De los cuatro detenidos, dos podrían haber tenido un papel importante en los hechos, en la persecución y desaparición de los muchachos, de acuerdo a la investigación oficial. En la noche del 26 de septiembre de 2014 y la madrugada del 27, una banda regional de delincuentes, Guerreros Unidos, lanzó una cacería contra los estudiantes apoyados por la policía municipal de Iguala. Los jóvenes llegaron a la localidad la tarde del 26. Pretendían requisar unos autobuses para viajar a Ciudad de México días más tarde. Una de las versiones que se ha manejado es que los criminales pensaron que los estudiantes eran en realidad de otra banda y que venían a buscarles a ellos. De ahí la cacería. Pese a todo, las fallas en la investigación señaladas por los jueces y las constantes críticas de organismos internacionales a la fiscalía impiden tener certeza absoluta de nada, salvo de la ausencia de los 43. En marzo, Naciones Unidas publicó un informe en que denunciaba que al menos 34 detenidos habrían sido víctimas de tortura.