Pompeo trata de revertir el aparente repliegue de Washington en la región y anuncia 113 millones de dólares en inversiones
30 de julio de 2018 – Washington – Agencias.
El Gobierno de Estados Unidos trató este lunes de revertir su aparente repliegue en Asia y trazó una línea roja a China. “Nunca buscaremos dominación en el Indo-Pacífico y nos opondremos a cualquier país que lo haga”, dijo el secretario de Estado, Mike Pompeo, en un discurso que buscaba relanzar la estrategia de Washington en la región. Sin citarlo, lanzó varios dardos a Pekín, que ha construido islas en aguas en disputa en el mar del Sur de China y se ha embarcado en un ambicioso proyecto de infraestructuras que conecte Asia con el resto del mundo.
La escalada verbal de Washington llega en plena tensión con Pekín por la guerra arancelaria lanzada por Trump, con la que busca revertir el déficit comercial con el gigante asiático. También en un momento de incertidumbre en la negociación nuclear de EE UU con Corea del Norte. Las conversaciones no han derivado por ahora en ningún compromiso tangible de desmantelamiento atómico y Trump ha atribuido buena parte del estancamiento a China, principal aliado del régimen de Kim Jong-un.
La disputa comercial entre las dos mayores potencias mundiales incomoda a muchos países en Asia, que temen que pueda afectar los flujos económicos en la región. A ello se une el viraje aislacionista y proteccionista del republicano Trump, que en su primera semana en la Casa Blanca, en enero de 2017, canceló la incorporación de EE UU al acuerdo de libre comercio con 11 países del Pacífico, conocido como TPP. Ese pacto era el emblema del viraje a Asia impulsado por su predecesor, el demócrata Barack Obama. En cambio, la doctrina de Trump del ‘América Primero’ se interpreta como una rebaja del compromiso de Washington con Asia, reforzado en el último medio siglo, que allana el camino para las ansias expansionistas y hegemónicas de China.
En su discurso en la Cámara de Comercio de EE UU, en Washington, Pompeo justificó este lunes la salida del TPP en la búsqueda de un “mejor acuerdo”, pero subrayó que la Casa Blanca y las multinacionales norteamericanas siguen comprometidas con aumentar su presencia en Asia. Tratando de apuntalar esa tesis, anunció una nueva inversión de EE UU de 113 millones de dólares en proyectos de tecnología, energía e infraestructura en la región.
“Estos fondos representan solo el primer pago de una nueva era de compromiso económico de EE UU por la paz y la prosperidad en el Indo-Pacífico”, afirmó el secretario de Estado. “Estoy aquí para enfatizar el compromiso de la Administración Trump por expandir nuestra relación comercial”. El miércoles el exdirector de la CIA inicia una gira por Malasia, Singapur e Indonesia, donde se espera que haga anuncios en materia de seguridad.
En la antesala del discurso, un alto cargo diplomático explicó que Pompeo no pretende contrarrestar el proyecto faraónico del Gobierno de Xi Jinping de impulsar nuevas redes de infraestructuras terrestres y marítimas, inspirado en las antiguas rutas de la seda, que conecten China con partes de Europa y África. “Nuestra forma de hacer las cosas es que el papel del Gobierno sea muy modesto y enfocado en ayudar a las empresas a hacer lo que hacen mejor”, dijo a la prensa Brian Hook, asesor del secretario de Estado.
Pompeo, sin embargo, quiso dejar este lunes tácitamente claras las diferencias con la estrategia china. “EE UU no invierte por razones políticas”, dijo. “Creemos en una alianza estratégica, no en una alianza de dependencia”, continuó. “No excluimos a ninguna nación”. Y aseguró, sin detallar, que Washington ayudará a sus aliados a estar libres de la “coerción o la dominación de un gran poder”.
Algunos de los proyectos de infraestructuras estatales chinas, por ejemplo en África, han estado marcados por promover una dependencia del Gobierno autoritario de Pekín que le permite ganar influencia diplomática, propiciar un enorme endeudamiento en el país receptor y carecer de salvaguardas. “América valora elevados estándares, transparencia y respeto a la ley. Lo que ves es lo que recibes: contratos y términos honestos”, subrayó el secretario de Estado. Incluso hizo una referencia velada al respeto a los derechos humanos, un asunto que el Gobierno Trump ha dejado en un muy segundo plano en las relaciones diplomáticas: “Estamos listo para reforzar la seguridad de nuestros socios y ayudarles a desarrollar sus economías y sociedades en formas que garanticen la dignidad humana”.