Un hombre ha sido tratado en Nueva York de brucelosis por ingerir lácteos sin esterilizar
15 de febrero de 2019 – Agencias.
Un hombre de Nueva York ha sido el tercer afectado por beber leche cruda que ha necesitado asistencia médica, según ha notificado el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Los dos casos anteriores han ocurrido en octubre de 2017 en Nueva Jersey y en agosto del mismo año en Texas. Estos son solo los episodios que han llegado al sistema sanitario, porque las autoridades buscan afectados en los 19 Estados en los que se vendió el producto de la granja Miller’s Biodiversity Farm de Quarryville (Pensilvania) que fue responsable del último contagio.
La causa de la enfermedad es una variante de la bacteria que causa la brucelosis que llegó a la leche desde una vaca vacunada con ella. Esta cepa está atenuada y se emplea para evitar una enfermedad que en los bovinos provoca abortos, entre otros daños. En las personas, la brucelosis puede pasar inadvertida, confundida con una gripe u otra infección vírica breve, como fiebre, náuseas, dolores musculares y de cabeza, pero que puede ser grave, incluso mortal, en algunos casos, aparte de que provoca abortos en humanos también.
El periodo de incubación de la infección puede llegar a los seis meses, por lo que las autoridades están buscando a los posibles afectados, ya que lo recomendado es darles un tratamiento antibiótico preventivo. El habitual es una combinación de antibióticos, que en este caso se complica, porque la cepa, la RB51, se ha mostrado en laboratorio resistente a la penicilina y a la rifampicina, lo que obliga a buscar otras alternativas.
El consumo de leche cruda es una moda que está en alza. Según sus promotores, el producto tiene mayores propiedades nutritivas y mejor sabor. Su impulso llegó el año pasado a Cataluña, donde en julio se aprobó un decreto que regulaba su uso. La consejera de Agricultura, Teresa Jordá, animó a su consumo en Twitter.
Uno de sus promotores fue Pep Alsina, un ganadero de la comarca de Osona, que incluso ha instalado una máquina dispensadora. Este viernes, al conocer los casos de Estados Unidos, Alsina se ha limitado a afirmar que “eso [la posibilidad de que haya leche con brucela] aquí está controlado”, y ha remitido a la consejería. De hecho, el movimiento a favor de la leche cruda la vincula a animales criados en superficies amplias y alimentados de forma natural y con el menor uso de medicinas y otras sustancias.
Y clave en este enfoque es que el producto no se pasteurice ni se someta a otros procesos de esterilización hasta que llega a la casa. Aunque esa decisión hay que compensarla después para evitar riesgos, porque la recomendación es que antes de consumirla se hierva la leche para eliminar las bacterias presentes, como las Brucella, Campylobacter, Cryptosporidium, E. coli, Listeria y Salmonella, todas ellas conocidas por causar enfermedades en humanos. Por ejemplo, un queso elaborado con leche cruda estuvo detrás de una intoxicación por listeriosis de un hombre en Madrid.
Ese riesgo fue el que llevó hace casi 30 años a que las autoridades de España prohibieran la comercialización de leche cruda (no confundir con la fresca, que sigue una esterilización a menor temperatura). En 2015, cuando empezó a propagarse la moda, el Comité Científico de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) mantenía los reparos y recordaba que “la leche cruda puede vehicular microorganismos patógenos y que el riesgo puede ser reducido, pero no eliminado por el uso extremado de prácticas higiénicas”.
Pese a ello, a raíz de la normativa catalana, el Ministerio de Sanidad, siendo su titular Dolors Montserrat (PP), anunció en julio de 2018 que iba a estudiar ampliar la regulación a toda España, pero una semana después rectificó y aparcó la idea.
Rafael Cantón, jefe de servicio de Microbiología del Hospital Ramón y Caja y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), afirma que “la moda de la leche cruda va contra la modernización de los sistemas sanitarios y de la higiene. Lo que hay que hacer es pasteurizar la leche”, De hecho, afirma, “gracias a ello la brucelosis, que era muy frecuente en las zonas rurales ligada precisamente al consumo de lácteos, ha caído muchísimo”.