Los expertos avisan de la drástica caída de la producción. El próximo año sólo tendrá crudo para pagar su deuda con China y Rusia, hacer algunos envíos a Cuba y abastecer la débil demanda interna
13 de junio de 2018 – Caracas – Agencias.
«Venezuela se consolidó como una potencia mundial en energía». La frase la dijo Hugo Chávez en 2006, cuando apenas comenzaba la ola de altos precios del crudo que inundó al país suramericano de dólares. Doce años más tarde, la frase queda tan seca como los pozos petroleros inactivos que se acumulan en la nación. El boletín mensual de mayo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) indica que Venezuela apenas alcanza a producir 1.392 millones de barriles por día, un 2,92% menos que un mes antes, en abril. Unos datos que reflejan la inédita crisis de la industria fundamental del país, cuya producción de crudo disminuyó el 29% en un año, con casi 600.000 barriles menos por día que en mayo de 2017.
La estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ofrece informes distintos y afirma que recuperó su actividad un 1,8% desde abril, para elaborar 1.533 millones de barriles diarios. En cualquier caso, es una cifra nimia con respecto a las promesas que hace cinco años hacía el presidente Nicolás Maduro.
En 2019, según el programa de Gobierno que presentó el mandatario cuando su primera elección presidencial en 2013, Venezuela debía estar produciendo seis millones de barriles diarios. La cifra no sólo es lejana de la realidad, sino inalcanzable. Desde 2016 la producción petrolera ha caído lenta pero sostenidamente. «La tendencia indica que antes de finalizar el año, si Pdvsa no logra parar la caída, estará produciendo menos de un millón de barriles diarios, si no aumenta el ritmo de deterioro de la producción que también pudiera ocurrir. Entonces, para el primer trimestre de 2019 Venezuela sólo podrá producir lo suficiente para pagar deuda con China y Rusia, hacer algunos envíos a Cuba y abastecer precariamente el mercado interno», explica Luis Oliveros, economista venezolano y experto en la materia, quien detalla que puertas adentro se necesitarán menos combustibles «porque la economía está deteriorada».
Según sus cálculos, la caída en la producción del «oro negro» es de 10 a 15% trimestral desde 2017. Un dato que se corresponde con las estimaciones de GlobalData, una compañía de análisis financieros que afirma que el país podría dejar de exportar crudo, el negocio que soporta el 97% de su economía. Los niveles de producción se asemejan a los de 1950 en el total de barriles, pero al llevarlo a producción per cápita se está a nivel de 1927, según el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica.
Corrupción y falta de inversión
Las caídas tienen sus causas bien determinadas, fundamentalmente en la falta de mantenimiento de la industria, donde se han registrado desvíos financieros y corrupción en contrataciones. Históricamente el país tenía activos alrededor de 500 taladros de perforación, según José Bodas, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela. En 2017 operaban 70, y actualmente apenas 35 siguen activos.
Según Bodas, la falta de recursos impide a la petrolera adquirir esa maquinaria para poner a producir los pozos y «hasta las empresas chinas de servicio se han puesto exigentes y solo suministran los equipos a Pdvsa cuando les pagan por adelantado».
«El petróleo está aumentando su precio y Venezuela más bien sufre por eso porque para mantener en funcionamiento las plantas mejoradoras de crudo ha tenido que importar grandes cantidades de crudo liviano de alto valor en los mercados internacionales. Esos productos concentran el mayor aumento del precio, al contrario que los crudos pesados como los que tiene Venezuela», dice José Toro Hardy, economista y ex director de Pdvsa en tiempos anteriores a la revolución bolivariana.
Esas compras pueden, no obstante, no beneficiar a la industria local. En mayo, la agencia Reuters reveló que Venezuela compró 440 millones de bolívares de crudo en el extranjero para enviarlos directamente a Cuba, pagando hasta doce dólares adicionales por barril para cumplir el convenio firmado entre Fidel Castro y Hugo Chávez en el año 2000, cuando el combustible se intercambia por servicios. Varios informes revisados por la agencia indican que entre enero y mayo de 2017 se compró una cantidad de petróleo que nunca pasó por Venezuela y fue entregado a aliados del país en la región.
La agencia S&P Global Platts informó esta semana que Venezuela ya advirtió a ocho clientes internacionales que no podría cumplir con sus compromisos de petróleo crudo en junio. La estatal Pdvsa está obligada contractualmente a suministrar 1.495 millones de barriles por día a esos clientes, pero sólo tiene 694.000 barriles por día disponibles para la exportación.
Y también la industria acumula deudas en metálico, un total de 60.000 millones de dólares. Los acreedores han pasado a la ofensiva. En 2017 una naviera rusa incautó un envío de petróleo venezolano al Caribe en reclamo de deudas no pagadas; Conoco Phillips busca confiscar activos de Pdvsa en Curazao por 2.000 millones de dólares y Moscú se prepara para tomar una refinería Citgo en EE UU, propiedad de Venezuela, que fue presentada como colateral en caso de un eventual incumplimiento de deuda.
Mientras tanto, Venezuela vende menos de su principal producto, incluso a su cliente que mejor paga todavía, Estados Unidos. Valero Energy, el principal cliente de Pdvsa hacia ese país, recibió 17,3% menos crudo entre enero y marzo, con respecto al mismo período del año pasado.