Para garantizar la seguridad, la agencia federal de aviación suspende vuelos por falta de personal en las torres de control
25 de enero de 2019 – Nueva York – Agencias.
El caos político por la financiación de la construcción del muro en la frontera con México empieza a crear problemas en los aeropuertos más congestionados de Estados Unidos. La agencia federal de la aviación (FAA) se vio forzada a ordenar este viernes la suspensión de algunos vuelos al aeropuerto neoyorquino de LaGuardia por falta de personal en las torres de control. Los efectos se dejaron sentir, en forma de retrasos, en otros aeródromos de la costa este —Newark (Nueva Jersey), Filadelfia y Boston—.
La máxima autoridad de la aviación civil estadounidense adoptó la medida para garantizar la seguridad, ya que el sistema tiene un límite de estrés que puede soportar. La suspensión de vuelos duró 45 minutos y se aplicó a los aterrizajes. La FAA indicó en una nota que está sufriendo un repunte de las bajas de personal, que llevan 35 días trabajando sin recibir las pagas por el cierre parcial del Gobierno federal. Los sindicatos ya habían advertido de esta situación.
La FAA solo tiene dos opciones para mantener el máximo nivel de seguridad en un espacio aéreo saturado como el del área metropolitana de Nueva York: parar temporalmente los vuelos o, directamente, cancelarlos. Se da, además, la circunstancia de que el sistema arrastra problemas de personal en las torres de control para atender el incremento del tráfico. A esto se suma el repunte del absentismo en el personal de seguridad.
No está claro si la falta de personal es fruto de una protesta encubierta o simplemente que los empleados que dependen de la FAA están buscando otros trabajos para poder llegar a final de mes, por las dificultades financieras que atraviesan. El nivel de absentismo laboral crecerá, por tanto, conforme pasen los días y eso creará un efecto dominó para el conjunto del sistema.
El atasco en los aeropuertos es el efecto más visible del cierre del Gobierno y podría presionar a los legisladores en Washington a llegar a una solución. Las aerolíneas, por su parte, ya han empezado a sufrir pérdidas de ingresos por el efecto del enfrentamiento. Pero lo que más les preocupa es que esta situación pueda tener consecuencias catastróficas en una industria en la que hay tolerancia cero cuando se trata de hacer frente riesgos de seguridad.
El primer ejecutivo de Southwest —la cuarta mayor aerolínea de EE UU y la más grande entre las de bajo coste—, Gary Kelly, dejó patente su preocupación: “es una locura”, dijo, gobernar de esta manera. “La FAA ya estaba bajo mucho estrés antes del cierre del Gobierno”, recordó. “Y ahora, aún más. Si el tráfico no se reduce”, advierte, “entonces no será seguro”. Para Doug Parker, su homólogo en American Airlines, afirma que esto crea una enorme ineficiencia.
Kelly y Parker insisten en que la seguridad es la prioridad principal de la industria. “Más dure”, advierten, “más grande serán el problema, habrá más colas en los aeropuertos y más retrasos”. El sindicato de asistentes de vuelo emitió un comunicado cargando contra los legisladores, diciendo que ya advirtieron de que se llegaría a esta situación. “La economía de nuestro país está en juego”, sentencian.
Los controladores, según los sindicatos, están cansados, preocupados y distraídos por esta situación. Pero dejan claro que están plenamente comprometidos con la seguridad de los vuelos. Por eso exigen a los legisladores en Washington que abran el gobierno de “inmediato”. La Casa Blanca se limitó a decir que está al corriente de la situación y que está trabajando con la FAA para mitigar sus efectos.