La ONU alerta de que 3,2 millones de niños sufren carencias en el país
7 de junio de 2019 – Agencias.
La huida no cesa. El número de venezolanos que han abandonado el país suramericano ha superado ya los cuatro millones, lo que mantiene la crisis de Venezuela como una de las mayores emergencias en materia de desplazamiento de todo el mundo, según un nuevo balance difundido este viernes por Naciones Unidas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) consideran “asombroso” el ritmo al que ha aumentado la cifra, ya que se ha pasado de los 695.000 emigrados a finales de 2015 a los cuatro millones a mediados de 2019.
Por países, América Latina sigue siendo el destino elegido por la gran mayoría de venezolanos y Colombia ya cuenta con 1,3 millones de migrantes del país vecino. Le siguen Perú (768.000), Chile (288.000), Ecuador (263.000), Argentina (130.000) y Brasil (168.000).
Pero no todas las historias son iguales. La gente con menos recursos suele cruzar por la frontera. Jimmy de unos 40 años la atravesó el solo, en autobús, trabaja en una obra de Perú. “La verdad es nos explotan, somos trabajadores de segunda, pero es mejor que vivir en Caracas y poder así, mandar algunos dólares a casa”.
En sólo siete meses, desde noviembre de 2018, el número de refugiados y migrantes ha aumentado en un millón de personas, según los datos de Naciones Unidas, elaborados a partir de las estadísticas de las autoridades nacionales de inmigración y de otras fuentes.
En Brasil, en Manaos, Alonso de 30 años también llegó en un viaje sin fin, hasta el amazonas donde trabaja en una maderera. Vino con su familia, no acaba de adaptarse al ambiente tan húmedo y los mosquitos. “El trabajo es muy duro en la selva pero no teníamos otra alternativa.
El enviado especial de ACNUR y la OIM para esta crisis, Eduardo Stein, ha advertido de que “estas cifras alarmantes resaltan la necesidad urgente de apoyar a las comunidades de acogida en los países receptores”, ya que “no se puede esperar” que los países de la región sigan asumiendo la carga “sin ayuda internacional”.
Para complementar los esfuerzos establecidos en la zona para facilitar la inclusión de los venezolanos, entre ellos el Proceso de Quito, en diciembre se lanzó un Plan de Respuesta Regional Humanitario para Refugiados y Migrantes (RMRP) dirigido a 2,2 millones de venezolanos y 580.000 personas en comunidades de acogida en 16 países. Este plan sólo está cubierto por ahora en un 21%.
Carol trabaja en un gimnasio de Buenos Aires. Era una de las estudiantes que escapó cuando el Sebin, servicios secretos, durante las protestas del 2017, empezó a buscarla. Su familia, clase media empobrecida puso todos sus ahorros y vendió la camioneta para conseguir dinero para el billete. Carol es licenciada en Derecho y Educación física. Combina su trabajo en el centro deportivo, conduciendo un Uber. “Soy afortunada, puede salir. Muchos compañeros quedaron adentro. Me quiero traer a mis padres y hermanos, estoy ahorrando” comenta. Los que tienen más poder adquisitivos y consiguen “papeles”, eligen destinos como España o Miami.
Mientras el régimen siga en el poder el éxodo no cesará, algo que parece aprobar el Presidente Nicolás Maduro quien llegó a calificar a sus compatriotas en el exterior, como cobardes.
La vulnerabilidad de los niños
Más de tres millones de niños venezolanos necesitan ayuda humanitaria para cubrir sus necesidades de nutrición, salud y educación, según ha alertado este viernes el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que ha pedido más fondos para mantener la respuesta de emergencia en la nación caribeña.
Unos 3,2 millones, esto es, “una tercera parte de los niños de Venezuela, necesitan ayuda para acceder a los servicios básicos de nutrición salud y educación”, ha comentado la directora de Comunicación de UNICEF, Paloma Escudero, que acaba de concluir un viaje de tres días a Venezuela.
A la agencia de la ONU “le preocupa que la actual situación en Venezuela haya reducido el acceso de los niños a los servicios esenciales y haya aumentado su vulnerabilidad, anulando varias décadas de progreso”, de acuerdo con un comunicado. Según las estimaciones de Naciones Unidas, basadas en fuentes oficiales y de otro tipo, la mortalidad infantil aumentó en un 50% entre 2014 y 2017, mientras que desde principio de año se han registrado 190 casos de difteria y 558 casos de sarampión.
“La gente con la que he hablado me ha descrito un cuadro muy sombrío de la situación de la salud en Venezuela”, ha dicho Escudero “Muchos médicos y enfermeras han abandonado el país. Los centros médicos están funcionando al mínimo de su capacidad por la escasez de medicamentos. Y la falta de piezas de repuesto ha paralizado las unidades móviles de salud y las ambulancias”, ha relatado.
Escudero ha llamado la atención sobre las mujeres embarazadas, “muchas de las cuales son demasiado jóvenes y están anémicas”, que “tienen grandes dificultades para obtener la atención que necesitan”. “Con el empeoramiento de la escasez de combustible a veces ni siquiera pueden llegar a los centros de salud” y las que están a punto de dar a luz necesitan llevar sus propios suministros obstétricos cuando llegan al hospital”. “Esta situación es dramática”, ha lamentado.