24 de noviembre de 2017 – El Cairo – Agencias.
El terror ha golpeado este viernes, el día consagrado a la oración en el islam, una mezquita repleta de fieles en Bir al Abed, 40 kilómetros al oeste de la ciudad de El Arish, epicentro de la franquicia egipcia del Estado Islámico en el norte del Sinaí. La prensa de El Cairo informa de que al menos 235 personas han muerto y otras 120 han resultado heridas en el atentado contra el templo musulmán de Al Raudá en pleno rezo central del mediodía, según fuentes de seguridad y del Ministerio de Sanidad de Egipto. Se trata de la acción terrorista más sangrienta registrada en el país.
Testigos del ataque citados por la edición digital del diario Al Ahram aseguran que los terroristas hicieron estallar una bomba en la mezquita, adscrita al rito moderado sufí, considerado herético por el salafismo extremista, mientras varios hombres armados abrieron fuego de forma indiscriminada contra los fieles que huían tras la explosión. En medio de un gran despliegue de fuerzas de seguridad, los equipos de emergencia evacuaron hacia hospitales cercanos a los supervivientes en decenas de ambulancias a pesar del tiroteo cruzado. Entre las víctimas había numerosos soldados de reemplazo que cumplen el servicio militar obligatorio en la conflictiva zona del norte del Sinaí.
Los yihadistas de la región prometieron lealtad al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) a finales de 2014 y establecieron la llamada Provincia del Sinaí del Califato en la península que limita con Israel y Gaza —por el paso fronterizo de Rafah—, y con el canal de Suez. El presidente del país, Abdelfatá al Sisi, que ha declarado tres días de luto nacional, reunió este viernes al Comité de Seguridad Nacional para abordar la situación, según ha informado el canal de televisión privada Extra News TV, citado por la cadena británica BBC. Al Sisi prometió responder con “una fuerza brutal” para “vengar a los mártires” del atentado. Al atardecer aviones de combate de la Fuerza Aérea lanzaron bombardeos masivos sobre zonas montañosas del norte del Sinaí próximas a Bir al Abed donde se sospecha que han podido ocultarse los autores del ataque.
Los turistas en El Cairo y el valle del Nilo, así como la comunidad cristiana copta —en cuyo seno se han registrado más de un centenar de muertes en lo que va de año en atentados sectarios— también han sido objeto de ataques terroristas. Hace ahora dos años, un avión ruso con 224 ocupantes a bordo se estrelló en el Sinaí a causa de una explosión cuando acababa de despegar de la ciudad turística de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo. No hubo supervivientes.
El pasado mes de febrero huyeron en masa los cristianos de la región de El Arish, donde este jueves se ha producido el atentado contra la mezquita, tras una ola de ataques contra sus comunidades. Los yihadistas de ISIS decapitaron también el año pasado a un jeque local sufí, al que acusaron de herejía y de practicar la magia, según informó la agencia France Presse (Afp). Muchos adeptos al sufismo han sido secuestrados por los grupos vinculados al ISIS y solo son liberados después de declarar en público que se arrepienten y renuncian a sus creencias. La península del Sinaí está declarada como zona de seguridad militar, donde los medios de comunicación tienen vetado el acceso.