16 de octubre de 2017 – Ep / Reuters.
El sargento del Ejército estadounidense, Bowe Bergdahl, de 31 años, se ha declarado este lunes culpable de los delitos de deserción y mal comportamiento ante el enemigo al admitir frente al tribunal de Fort Bragg, en Carolina del Norte, que abandonó su puesto en la provincia de Paktika (Afganistán) durante la misión que realizaba junto a su equipo en junio de 2009 y facilitar así que fuera secuestrado por los talibán.
Bergdahl ha relatado que estuvo perdido durante unos 20 minutos y que fue capturado dos o tres horas después. Además, ha resaltado que nunca quiso poner a nadie en peligro.
“Fui capturado por el enemigo en contra de mi voluntad”, ha asegurado ante la audiencia. “En ese momento no tenía intención de provocar operaciones de búsqueda y rescate (…). Es imperdonable”, ha lamentado. La condena por mal comportamiento ante el enemigo podría suponer una posible sentencia de cadena perpetua.
Durante este tiempo, Bergdahl ha sido víctima de las burlas de los republicanos, que han criticado abiertamente a la administración del presidente Barack Obama por el proceso de intercambio de rehenes que se produjo en 2014 para rescatar a Bergdahl –tras cinco años de cautiverio— y que se saldó con la liberación de cinco talibán que se encontraban encarcelados en Guantánamo a cambio del sargento estadounidense.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha referido a Bergdahl como “un traidor que debería ser ejecutado“. Los abogados del acusado han advertido de que comentarios como esos imposibilitan que Bergdahl goce de un juicio justo. Sin embargo, los jueces militares se han negado a desestimar estos cargos.
“Deberíamos volver a los tribunales irregulares y arbitrarios y linchar a los grupos que han conseguido lo que querían”, declaró Bergdahl irónicamente en una entrevista realizada en 2016 con un cineasta británico y rescatada este lunes en el informativo matinal de la ABC.
“A las personas que quieren ahorcarme, nunca las convenceréis”, añadía. Durante dicha entrevista, Bergdahl no explicaba por qué había abandonado su puesto antes de ser capturado, pero sí negaba haber simpatizado con sus captores. “Es muy insultante que hayan pensado que hice tal cosa”, ha agregado, al tiempo que ha recordado que estuvo cuatro años aislado en una pequeña jaula.
Su búsqueda oficial duró 45 días, pero el Gobierno de Estados Unidos pasó años tratando de determinar su paradero para traerle de nuevo a casa. Durante su cautiverio, Bergdahl fue víctima de torturas, abusos y abandono por parte de los talibán, según ha declarado un militar.
Bergdahl fue acusado en 2015. Aseguró entonces que había dejado su puesto para llamar la atención acerca del “fracaso de liderazgo” que había en su unidad. En la actualidad, sigue en servicio activo gracias a su trabajo como religioso en una base en San Antonio, Texas.