Una explosiva reactivación de la montaña sorprendió a miles de vecinos de localidades próximas
5 de junio de 2018 – Agencias.
Guatemala sufre y llora a sus fallecidos bajo un manto negro de ceniza. La tragedia se repetía y ayer el Volcán de Fuego, en el poblado el Rodeo –sureste del país–, despedía una nube ardiente de gases y rocas después de registrar el domingo la más violenta erupción en más de cuatro décadas. Al menos 69 personas murieron y casi 300 resultaron heridas el domingo –madrugada de ayer en España– por la actividad de «la montaña de fuego», que duró 16 horas y media antes de detenerse para volver a rugir ayer, arrojando ríos de lava y lodo en zonas aledañas y una lluvia de cenizas sobre la capital del país. Sin embargo, distintos testigos vieron cuerpos entre las cenizas que aún no habían sido recuperados ni contabilizados al cierre de esta edición.
Y será difícil de momento hacerlo, porque existe la probabilidad de una reactivación. Las alarmas siguen encendidas. De hecho, los cuerpos de socorro activaron las sirenas de nuevo para desalojar las cercanías del poblado de Rodeo y suspendieron temporalmente las labores de rescate por el riesgo que implicaba. Por su parte, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) informó de que sigue habiendo explosiones de la misma energía en el domo del volcán y que las columnas de ceniza trepaban hasta 10.000 metros de altura y llegaban a unos 40 kilómetros de distancia del cráter. «Además se registran continuos flujos piroclásticos moderados que toman dirección de descenso sobre las barrancas Seca, Ceniza, Mineral, Taniluya, Las Lajas y Barranca Onda», agregó el organismo.
Las autoridades, que decretaron tres días de duelo, afirman que la erupción ha dejado hasta ahora 1,7 millones de afectados, 3.100 evacuados y 46 personas heridas trasladadas a centros asistenciales. Aunque la cifra podría ser mucho mayor. España, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Suecia, Suiza, Francia, la UE, así como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial o la Organización de Estados Americanos expresaron su solidaridad y respaldo para superar la tragedia. México, El Salvador y Honduras ofrecieron asistencia al país para afrontar la contingencia.
«Si esta vez nos salvamos, en otra [erupción] no», afirmó Efraín González, de 52 años, sentado en el suelo de un albergue en la ciudad de Escuintla, adonde llegó con su esposa y su pequeña hija de un año tras huir de los estragos que causó el volcán en su casa de El Rodeo. Aún siguen desaparecidos su hijo de diez años y su pequeña de cuatro, quienes quedaron atrapados en su casa, inundada por el lodo caliente que descendió del volcán, de 3.763 metros de altura. «Nunca había pasado algo como esto», comenta a su vez Aura Concobar (de 38 años), también acogida en el albergue junto a diez miembros de su familia.
En imágenes difundidas por las televisiones se vieron levantarse enormes columnas de ceniza y en el suelo algunos cadáveres semicubiertos del material expulsado por el volcán, y viviendas y vehículos destruidos. También, como de forma inconsciente, algunos lugareños acudían a la carretera para sacar fotos de las nubes de humo que se erigían en el horizonte, y muchos quedaron atrapados por el lodo ardiente. De hecho, muchos supervivientes salían de las zonas afectadas por la erupción con el cuerpo cubierto de ceniza.
Críticas al presidente Morales
La lluvia de ceniza obligó a suspender 14 vuelos en el único aeropuerto internacional de Ciudad de Guatemala. También afectó a dos tendidos eléctricos y destruyó un puente. El secretario de la Conred, Sergio Cabañas, confirmó que la mayoría de fallecidos quedaron atrapados en el material que descendió del volcán rápidamente y los sorprendió. Informó de todo ello al presidente, Jimmy Morales, que acompañado de su esposa, Patricia Marroquín, recorrieron una zona de Escuintla. En cualquier caso, la respuesta del Gobierno ha sido muy criticada por insuficiente, al igual que las ayudas que ofrecen para reubicar a los afectados. Los guatemaltecos dependerán en gran parte de las donaciones del exterior que ayer comenzaban a llegar.
El Volcán de Fuego, situado entre Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, había provocado en septiembre de 2012 la última emergencia por erupción en el país, causando la evacuación de unos 10.000 habitantes asentados en poblados al sur. En Guatemala también están activos los volcanes Santiaguito (oeste) y Pacaya (20 kilómetros al sur de la capital). Pese al peligro de vivir en los aledaños de volcanes, la población local más humilde se niega a dejar sus hogares. Muchas de estas zonas tienen un alto interés turístico, y los residentes, muchos de ellos descendientes de los mayas, han encontrado en los visitantes su único sustento.