21 de agosto de 2017 – Agencias.
Los cohetes son una cosa espectacular pero tremendamente ineficaz: incluso en los mejores casos la carga útil de un cohete no alcanza ni el 1% de su masa al lanzamiento. Por eso, para lanzar cargas grandes, hay que construir cohetes grandes.
O bien se puede optar por el camino que ha escogido SpaceX, la empresa de Elon Musk, con el Falcon Heavy: ensamblar un cohete grande a partir de otros cohetes más pequeños, lo que tiene bastante más sentido económicamente que hacer un gran cohete para el que quizás no haya muchos clientes o usos.
El Falcon Heavy, del que Musk viene hablando desde 2005 y para el que recientemente ha anunciado como fecha de su primer lanzamiento noviembre de 2017, está formado por un cuerpo central que básicamente es un Falcon 9 reforzado dotado con los puntos de anclaje necesarios para sujetar a su lado otros dos Falcon 9 estándar.
Al lanzar los tres juntos se suma la potencia de todos ellos, lo que lo convertirá en el cohete más potente en servicio. Tendrá la capacidad de colocar cargas de casi 64 toneladas en órbita baja terrestre, 27 en órbita de transferencia geoestacionaria, 17 rumbo a Marte, o 7 rumbo a Plutón. En un ejemplo más de todos los días, SpaceX dice que el Falcon Heavy es capaz de poner en órbita un Boeing 737 cargado con todo su combustible, pasajeros y equipaje.
E igual que un 737, está pensado desde el principio para cumplir con todas las normas de seguridad exigidas para vuelos tripulados, no en vano Musk quiere usar el Falcon Heavy para enviar misiones tripuladas a la Luna o a Marte, aunque para esto aún quedan muchos años.
El Falcon 9 es el cohete que SpaceX está utilizando para todos sus lanzamientos recientes, así que está más que probado, pero hacer funcionar de forma sincronizada tres de éstos cohetes con sus 27 motores seguro que complica las cosas.
La idea, además, es que, igual que con los lanzamientos de los Falcon 9, los tres componentes del Falcon Heavy puedan ser reutilizados, lo que permite abaratar los lanzamientos pero añade un grado extra de complejidad al asunto. De hecho los dos Falcon 9 laterales del primer Falcon Heavy serán cohetes que ya han sido utilizados en lanzamientos previos.
Así que dada la complejidad de la tarea en su primer lanzamiento el Falcon Heavy no llevará una carga de verdad sino un lastre que actuará como tal, no vaya a ser que algo falle y se pierdan tanto el cohete como su carga.
Pero visto cómo le están yendo las cosas a SpaceX con los lanzamientos y recuperaciones de los Falcon 9 no parece descabellado pensar que en noviembre vuelvan a hacer historia. Aunque Musk tiene planes para hacer un cohete aún mucho más grande, el que, según él, nos permitirá establecernos en Marte.