La insignia no solo equipara a un líder democrático con uno autoritario sino que se difunden cuando está en riesgo la celebración de la reunión de Singapur
22 de mayo de 2018 – Washington – Agencias.
Donald Trump no puede ocultar su deseo de reunirse con Kim Jong-un pese a que ha admitido que está en riesgo la celebración del encuentro previsto entre ambos el 12 de junio en Singapur. En las últimas semanas, el presidente estadounidense ha llamado “muy honorable” al dictador norcoreano y ha agradecido su trato “excelente” a los tres presos norteamericanos liberados por el país asiático. A las críticas por elogiar a uno de los líderes más represivos del mundo, ha surgido ahora un nuevo frente: la Casa Blanca ha acuñado monedas conmemorativas de la reunión entre Trump y Kim.
Las monedas son obra de la Agencia de Comunicaciones de la Casa Blanca, una unidad militar asignada al presidente y que suele elaborar este tipo de insignias por motivo de viajes al extranjero de mandatarios. Pero ahora la polémica está servida. La moneda muestra a ambos dirigentes, en la misma altura, mirándose a los ojos y con las banderas de ambos países de fondo. “Conversaciones de paz”, se lee en la parte superior. Trump es bautizado como “presidente” y Kim como “líder supremo”. Visualmente, se equipara a un líder elegido democráticamente con uno autoritario de un país carente de libertades y, según la ONU, con más de 100.000 presos políticos.
Además, al hacer públicos los metales, la Casa Blanca corre el riesgo de estar ‘precelebrando’ una reunión que quizá ni tiene lugar, ante la amenaza de Pyongyang de ausentarse, o acaba siendo un estrepitoso fracaso. La principal incógnita es si Corea del Norte aceptaría la reclamación estadounidense de desmantelar su programa nuclear.
Políticos demócratas y expertos internacionales criticaron la emisión de las monedas conmemorativas. La Casa Blanca trató este martes de contener la polémica. La portavoz presidencial, Sarah Sanders, subrayó que es un “procedimiento estándar” de la unidad militar asignada a Trump y que la Casa Blanca no tiene nada que ver con el diseño y fabricación de los metales pese a que dicha unidad forma parte del organigrama presidencial.
El caso simboliza, en cualquier caso, el viraje abrupto de Trump respecto a Corea del Norte. Hace pocos meses, humillaba públicamente a Kim -lo llamaba “loco” y “Pequeño Hombre Cohete”- y alardeaba de que EE UU tiene un mayor botón nuclear que Corea del Norte. Entonces nadie podía imaginarse al presidente republicano negociando con un país enemigo, como había hecho su predecesor, el demócrata Barack Obama, con Cuba e Irán, desatando feroces críticas conservadoras.
Pero tras anunciarse sorprendentemente en marzo la reunión entre ambos dirigentes, Trump ha aparcado los reproches a Kim, lo ha elogiado y en los últimos días se ha embarcado en un esfuerzo de contención para tratar de salvar la reunión del 12 de junio. Intencionadamente o no, las monedas conmemorativas personifican perfectamente ese deseo de deshielo.