El caso supuso su destitución y encarcelamiento preventivo hace casi un año
27 de febrero de 2018 – Pekín – Agencias.
La expresidenta surcoreana, Park Geun-hye, se enfrenta a hasta 30 años de cárcel por su presunto vínculo con uno de los mayores escándalos de corrupción que han afectado a la élite política y económica del país asiático. Esta es la condena que pidió este martes la fiscalía para la anterior jefa de Estado, que fue destituida del cargo en marzo del año pasado y desde entonces ha permanecido en prisión preventiva.
Park está acusada de 18 cargos, entre ellos corrupción, abuso de poder, coerción y revelación de secretos de Estado. Los fiscales consideran que se confabuló con Choi Soon-sil, su amiga y confidente durante décadas, para extorsionar a los grandes conglomerados de Corea del Sur a cambio de favores políticos. Según los cálculos de la acusación, ambas habrían logrado hacerse con casi 45 millones de euros. Park, además, habría dado acceso a Choi a documentos oficiales y la habría informado de asuntos de Estado a pesar de que esta no ocupaba ningún cargo en su Ejecutivo.
La fiscalía ha acusado a Park de “manchar los valores constitucionales” y pidió además que pague una multa por valor de unos 90 millones de euros. La expresidenta se ha declarado inocente de estas acusaciones y, a través de su defensa, ha alegado que se está realizando un juicio político contra su figura. “No solo ha insistido en negar los cargos, sino que también ha engañado al público sobre la verdad de su tráfico de influencias al acusar este proceso de ser una venganza política”, dijo la acusación, recordando que la acusada es la primera líder elegida democráticamente en Corea del Sur que ha sido destituida, informa la agencia Yonhap.
Con la petición de la fiscalía, el juicio a Park quedó visto para sentencia. Se espera que el veredicto se anuncie a finales de marzo o principios de abril, un fallo que culminará –a falta de que se resuelvan posibles recursos de apelación- un macroescándalo de corrupción que ha indignado a la inmensa mayoría de surcoreanos y que desembocó en un cambio de gobierno en el sur, encabezado actualmente por el progresista Moon Jae-in.
Choi, apodada como la Rasputina surcoreana por la enorme influencia que llegó a ejercer sobre Park, fue condenada hace dos semanas a 20 años de cárcel por cargos similares. Los entresijos entre ambas y las cúpulas directivas de las grandes empresas surcoreanas llevaron a sentarse en el banquillo también al poderoso Lee Jae-yong, heredero de Samsung, la mayor empresa del país. El alto ejecutivo, que pasó un año en prisión preventiva, recibió una sentencia de 12 años, pero la condena se suspendió después de que un tribunal de mayor instancia aceptara su apelación y le exculpara.
El resultado de los procesos judiciales contra la cúpula empresarial de Samsung y contra Choi auguran un futuro poco prometedor para Park. Si bien en un principio la Justicia surcoreana veía estas corruptelas como una responsabilidad compartida entre políticos y empresarios, la práctica absolución del heredero de Samsung pone en el centro de la diana especialmente a las dos mujeres. Para los jueces que rebajaron la condena a Lee, Park “presionó y amenazó” a los altos ejecutivos de Samsung, unas consideraciones muy graves para una persona que entonces era la primera autoridad del Estado surcoreano.