El conjunto escandinavo, con goles de Augustinson, Granqvist y Edson Álvarez en propia puerta, acaba primero de grupo
27 de junio de 2018 – Moscú – Agencias.
Suecia no se conformó con dejar a Italia mirando el Mundial de Rusia por televisión, ahora también le tiró un jarro de agua fría a la ilusión mexicana y, de paso, mandó a la Mannschaft de regreso a Alemania. El equipo de Janne Andersson respetó su estilo; el de Juan Carlos Osorio, no. México especuló. Suecia arriesgó. Una goleada con autoridad para subirse a lo más alto del grupo F. Jugó con fuego México en Ekaterimburgo, demasiado pendiente de cuidar el empate, solo salvado por la sorprendente Corea del Sur que batió a Alemania en Kazán.
Se acabó el romperse la cabeza para Osorio. El técnico que nunca había repetido una alienación en sus 51 partidos en el banquillo del Tri -“con las rotaciones, los jugadores nos obligan a pensar a los entrenadores”, solía decir el preparador colombiano-, México saltó al campo con el mismo once que venció a Corea del Sur en la segunda jornada del grupo. Mismo molde, distinta receta. Cambió México. No fue el equipo que maniató a Alemania ni el que gobernó a los coreanos. Más pendiente de la clasificación que del juego, el Tri se dejó atorar por Suecia, luchadora y vertical, pero escasa de puntería. A Suecia no le quedaba otra alternativa que despertar su vocación ofensiva, efectiva frente a Corea, pero errática contra Alemania. Mismo problema, también ante México. Y, cuando acertaban entre los tres postes, emergía la figura de un elástico Memo Ochoa, siempre presente cuando México lo necesita.
A la selección amarilla no la ayudaba ni el tiro de sus delanteros ni las decisiones del árbitro. Ya quedó claro, no importa si está o no el VAR, si el árbitro no quiere ver un penalti no lo verá. Lo que parecía una mano clara de Chicharito en el área de México (al menos, para lo suecos), el argentino Pitana la interpretó como sin intención. Respiró la selección Osorio. Sin embargo, le costaba encontrar los puentes para escapar del asedio sueco. La fórmula de los muchachos de Janne Andersson eran los centros en busca de sus torres, Toivonen y Berg. La de México esperar un contra para aprovechar la clarividencia de Vela, la velocidad de Lozano o el olfato goleador Chicharito. Los tres apagados frente a los escandinavos. Entonces, el Tri quedó rendido sin furia en ataque ni solidez en la zaga.
Tan testarudos se pusieron los escandinavos con abrir el campo, para después intentar el centro cruzado, que finalmente encontraron a Augustinsson. El lateral apreció por sorpresa en el área de México para batir a Ochoa. Fue entonces, cuando se invirtieron los roles en Ekaterimburgo. A México ya le incomodaba el marcador. Y, cuánto más arriesgaba, más se agrandaba Suecia. Con espacios, los suecos salían disparados en busca de Ochoa. En una de esas, Berg se plantó frente a Ochoa y Herrera, según el árbitro, lo paró con falta. El colegiado ni consultó con el VAR, Granqvist no dudó en reventar la portería del Tri. Se desdibujó México en Ekaterimburgo. Una sombra, que terminó condenada por un gol en propia puerta de Edson Álvarez, que calculó mal en un despeje pifió en al despeje.
Suecia era la Suecia que dejó afuera a Italia de Rusia, México no era el México que sorprendió a la campeona del mundo en su estreno en Moscú. Mientras los suecos ya tenían su boleto a octavos sellado, la vida del Tri había quedado a merced de la resistencia coreana en Kazán. Y antes de que el árbitro señaló el final, celebró México. Corea del Sur hundió a Alemania. Y respiró México.