La prohibición, que no atañe a Reino Unido, persigue proteger la libre circulación en la zona Scehgen al tiempo que se combate el coronavirus
16 de marzo de 2020 – Agencias.
Bruselas intenta llevar la batuta en momentos de cacofonía. Ante el peligro de colapso del espacio sin fronteras Schengen, la Comisión Europea propuso este lunes cerrar las fronteras exteriores europeas a cal y canto para evitar la propagación del virus. Tan solo quedarán excluidos de esta prohibición los desplazamientos considerados imprescindibles, como los llevados a cabo por los ciudadanos europeos que deben volver a sus países de origen desde otros lugares del planeta y sus familiares, residentes de larga duración, diplomáticos o los investigadores implicados en la lucha contra el virus. Reino Unido y otros países que pertenecen al espacio sin fronteras Shengen como Islandia, Suiza, Islandia y Liechtenstein no están incluidos en estas restricciones debido a sus vínculos especiales con el club comunitario.
A pesar de esto, los bienes de terceros países podrán seguir circulando con total libertad por el territorio europeo. Además, Bruselas también pretende instaurar corredores prioritarios para que los transportistas europeos no se ven afectados por los controles fronterizos internos puestos en marcha por algunos de los Estados miembros, como modo de evitar posibles daños al abastecimiento de productos básicos, incluido el material médico. “El flujo de mercancías de la UE debe continuar para garantizar el suministro de bienes, entre ellos productos esenciales como medicamentos, pero también alimentos y componentes que nuestras fábricas necesitan”, explicó la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen.
Este anuncio fue realizado por la política alemana tras una reunión con los países del G-7. Supone también un mensaje poderoso después de que Washington decretara al semana pasada la prohibición de los vuelos provenientes del espacio Schengen, sin consultarlo con los socios europeos. Esta iniciativa deberá ser aprobada por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete en una reunión por videoconferencia que se celebra este martes y su luz verde supondría el triunfo de las tesis de Emmanuel Macron.
La coreografía de encuentros telemáticos fue intensa. París y Berlín intentan mirar en la misma dirección después de que el sálvese quién pueda y la falta de solidaridad se haya adueñado de los Estados Europeos en la gestión de esta crisis de consecuencias imprevisibles. Durante la mañana de ayer el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Mérkel se reunieron mediante videoconferencia con von der Leyen y el presidente permanente del Consejo, Charles Michel.
Al menos hasta el momento, las discrepancias entre Paris y Berlín estaban complicando aún más la respuesta a esta crisis. El último capítulo de peligrosas desavenencias se había producido este mismo fin de semana. Mientras Emmanuel Macron batallaba para conseguir un acuerdo europeo coordinado sobre el blindaje de las fronteras exteriores del espacio Schengen para frenar la extensión del coronavirus y también como modo de evitar la reintroducción de los controles fronterizos interiores entre los socios europeos, Alemania se sumó a la tarde del domingo a la lista Estados que habían optado por cerrar sus fronteras interiores de manera unilateral y sin consultarlo con el resto: República Checa, Dinamarca, Chipre, Lituania, Polonia y Eslovaquia.
Un movimiento que se produjo a pesar de los constantes llamamientos en contra del Ejecutivo comunitario, que considera este tipo de medidas desproporcionadas. Bruselas teme otro efecto dominó, como el sucedido con la crisis de refugiados en 2015, que vuelva a dinamitar el espacio sin fronteras Schengen, uno de los grandes hitos en los 60 años de historia del club. Con esta decisión, Berlín puso en una situación muy delicada el ya frágil liderazgo de la Comisión Von der Leyen. La Comisión Europea pretende reaccionar en el segundo asalto.