28 de agosto de 2017 – EFE.
El negociador de la Unión Europea (UE) para el “brexit”, Michel Barnier, instó hoy al Reino Unido a “negociar seriamente” y “más claridad” en sus posiciones, mientras que el ministro británico encargado de la retirada, David Davis, insistió en la necesidad de “flexibilidad”.
“Para ser sincero, estoy preocupado. El tiempo pasa rápido”, afirmó Barnier en una breve declaración a los medios antes de reunirse con Davis para una tercera ronda que se prolongará hasta el jueves, marcada aún por los puntos de divergencia entre ambas partes.
Fuentes comunitarias asumen que será difícil alcanzar un avance suficiente en las conversaciones para octubre, cuando se preveía iniciar el debate sobre la futura relación entre Londres y el bloque.
Barnier se mostró “preparado para intensificar las negociaciones en las próximas semanas” y subrayó la necesidad de acelerar el proceso, dado que el tiempo corre y la UE teme que no se asienten las bases para un acuerdo en la fecha para la que está prevista la salida del Reino Unido, marzo de 2019 -dos años después de que se iniciaran oficialmente las negociaciones-.
Para entonces, la idea es que se conozca al menos la forma general del acuerdo que regirá la relación futura entre el Reino Unido y la UE.
“Necesitamos una posición clara para tener negociaciones constructivas. Cuanto antes acabemos con la ambigüedad, antes estaremos en una posición de negociar nuestra futura relación”, afirmó el negociador comunitario, Michel Barnier.
Se espera que la jornada de hoy sea de trabajos preparatorios pues la delegación británica no está al completo ya que es festivo en el Reino Unido.
En la agenda están los principales temas clave de la separación, como los derechos de los ciudadanos, la cuestión de la frontera irlandesa y el acuerdo financiero, aunque no se esperan grandes avances.
Si en junio se abordaron los aspectos organizativos de las negociaciones y en julio se identificaron las áreas de convergencia y divergencia en ámbitos como los derechos de los ciudadanos, en agosto se aspira a clarificar las posturas en los tres asuntos clave.
Davis se mostró dispuesto a “avanzar en todos los puntos, pero para ello” pidió “flexibilidad e imaginación” a los Veintisiete.
El negociador británico espera que Barnier sea menos rígido sobre la futura relación que tendrá el Reino Unido con la UE, pero Bruselas insiste en resolver antes asuntos como la “cuenta del divorcio”, los derechos de los comunitarios y la frontera irlandesa.
En las últimas semanas, el ministerio que encabeza Davis ha publicado una serie de documentos sobre la postura del Gobierno británico ante asuntos cruciales de su futura marcha de la UE, entre ellos que el Tribunal de Justicia Europeo deje de tener jurisdicción en el país o llegar a un acuerdo que garantice una “cooperación estrecha” entre ambas partes para resolver disputas legales tras el “brexit”.
En otro documento, Londres se mostró a favor de establecer un marco que garantice que ambas partes seguirán protegiendo y compartiendo datos personales después de la salida británica de la UE de una manera “segura, adecuada y regulada”.
Barnier dijo haber leído “muy atentamente” las posturas presentadas por el Gobierno británico, pero insistió en que la UE necesita “las posiciones del Reino Unido en todos los aspectos de la separación”.
“Esto es necesario para hacer progresos suficientes. Tenemos que empezar a negociar seriamente. Necesitamos que las posiciones del Reino Unido sean claras, para tener negociaciones constructivas”, añadió.
El Gobierno británico espera que las negociaciones de esta semana se centren en asuntos de “naturaleza técnica” antes de unas conversaciones más sustanciales en septiembre.
Según dijo hoy Davis en Bruselas, los documentos presentados “son producto de trabajo duro y reflexión detallada” y confió en que sean la base para “conversaciones constructivas”.
“El objetivo del Reino Unido sigue siendo el mismo, lograr un acuerdo en el interés de la UE, el Reino Unido y la población y las empresas de toda Europa”, concluyó Davis.
En esta ronda Bruselas no espera un acuerdo sobre la cifra concreta que el Reino Unido deberá abonar por abandonar el club comunitario, aunque sí busca una metodología suficientemente detallada que garantice a los Estados miembros el cumplimiento de los compromisos asumidos por los británicos en el presupuesto de los Veintiocho.