El joven político, una apuesta personal del ex presidente, vence al izquierdista Gustavo Petro por más de dos millones de votos. Una de sus promesas es revisar puntos esenciales del acuerdo de paz
18 de junio de 2018 – Agencias.
Iván Duque, de 41 años, se ha convertido en el segundo presidente más joven de la historia de Colombia. Después de una holgada votación, en la que obtuvo más de 10 millones de votos, que representan el 53,98%, el candidato del Centro Democrático reemplazará a Juan Manuel Santos, que ha gobernado el país durante ocho años durante los cuales firmó la paz con la guerrilla de las FARC. Tal y como lo anticiparon las encuestas durante las tres semanas previas a la segunda vuelta, Duque derrotó al candidato de la izquierda, Gustavo Petro Urrego, y será el nuevo presidente de Colombia a partir del próximo 7 de agosto.
La victoria de Duque, un abogado bogotano de 41 años, supone el regreso del Centro Democrático al poder, el partido del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, quien es considerado, además, el padrino político del nuevo mandatario. Y aunque el margen entre ambos candidatos es amplio –casi dos millones y medio de votos–, lo cierto es que la votación de Gustavo Petro, el candidato derrotado, marca un precedente histórico en el país: es la primera vez que un candidato de izquierda sobrepasa los 8 millones de votos.
Una hora después de que se cerraran las mesas de votación, la Registraduría Nacional de la Nación informa que se habían escrutado el 98% de las mesas. En cuanto a las tendencias generales, el departamento de Antioquia sigue siendo el fortín político del Centro Democrático, mientras que Bogotá, la capital del país, se inclinó por la propuesta del candidato de izquierda, que fue su alcalde en 2012.
«Todavía nadie sabe si tiene criterio propio o va a obedecer los mandatos de otro», aseguró al diario «El Espectador» Fabián Acuña, profesor de la Universidad Javeriana sobre el presidente electo. Aunque su experiencia política es de solo cuatro años, Duque «ha vivido la política y desde niño la lleva en la sangre», aseguró José Obdulio Gaviria, cercano al uribismo. El padre del nuevo presidente de Colombia fue ministro del Partido Liberal y gobernador de Antioquia. Fue él quien le introdujo en la política cuando era muy joven, pero quien le impulsó en su carrera profesional como asesor del ministerio de Hacienda a finales de los años ochenta fue, paradójicamente, el todavía presidente Juan Manuel Santos, a quien Duque tanto ha criticado. «Ha cambiado mucho en estos años», ha dicho del todavía presidente en alguna ocasión.
Precisamente, Santos fue anoche uno de los primeros en contactar con el ganador: «Llamé a Iván Duque para felicitarlo y desearle la mejor de las suertes. Le ofrecí toda la colaboración del Gobierno para hacer una transición ordenada y tranquila».
Duque, casado y con tres hijos, pasó la mayor parte de su carrera profesional como ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, donde conoció a Álvaro Uribe. Fue éste quien le situó dentro de su círculo y quien le encumbró como candidato de la coalición de derecha. Entre 2014 y 2017 ha sido senador y ha logrado impulsar cuatro leyes. Sus compañeros de escaño aseguran que es alguien disciplinado, trabajador y ducho en las relaciones públicas.
Dentro del partido uribista, el Centro Democrático, hay quien sostiene que Duque le debe todo en política a su mentor. Él deberá demostrar que su apelación a la juventud y trayectoria profesional le acerca a figuras como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; el presidente francés, Emmanuel Macron, o la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. Si bien, sus creencias ideológicas le alejan de este tipo de líderes, ya que Duque se opone a la adopción y matrimonio gay, la eutanasia, la legalización o despenalización de la droga.
En una entrevista concedida el sábado, Duque aseguró que su mayor prioridad como presidente será unir a los colombianos, sobre todo después del referéndum acerca de los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, en el que ganó el «no» al pacto firmado por Santos. También afirmó que su gabinete estará compuesto por un equipo técnico «con personas de gran solvencia ética y buena capacidad de comunicación». Duque quiso dejar claro que hay aspectos del acuerdo de paz de La Habana que él respetará, pero aseguró que se tienen que revisar cuestiones como los castigos para los autores de crímenes de lesa humanidad y desvincular el narcotráfico de los delitos políticos. El candidato uribista ha basado su campaña en la inclusión y la unión del país y en la necesidad de atraer más inversiones a Colombia.
«Hoy vengo a ratificar un anhelo y es que Colombia pueda ser gobernada por una nueva generación que quiere gobernar con todos y para todos los colombianos, que quiere unir al país, que quiere pasar las páginas de la corrupción, de la politiquería y del clientelismo», aseguró Duque poco después de depositar su voto en la urna por la mañana. Aunque hasta media tarde la jornada transcurrió en calma, el candidato de la izquierda denunció en su cuenta de Twitter posibles fraudes electorales, extremo desmentido por la autoridad electoral.
La tranquilidad de la jornada se vio favorecida porque la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que negocia un acuerdo de paz con el Gobierno, inició el pasado viernes una tregua de cinco días con motivo de la segunda vuelta presidencial.