El país cierra otro año negro. Cada día de 2017 fallecieron 73 personas de forma violenta en un Estado donde aumentan los disturbios y los suicidios.
29 de diciembre de 2017 – Agencias.
Venezuela se escribe con V de violencia. Y es que, según el más reciente informe del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) difundido ayer, el país suramericano se mantiene un año más como el segundo más violento de la tierra, precedido únicamente por El Salvador, y superando a Honduras y Jamaica. Lo que deja en este aspecto el año 2017 para los venezolanos es catastrófico. Hubo 26.616 fallecidos ligados a la violencia que se dividen en 16.046 homicidios, 5.535 casos ligados a la resistencia a la autoridad y 5.035 fallecieron violentamente sin que se abrieran expedientes ante tribunales.
La tasa es de 89 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Por hacer una comparativa con otros países del continente, decir que la vecina Colombia registró este año un récord histórico de criminalidad, con 23 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Brasil y México, con 29 y 16,9 muertes por cada 100.000, respectivamente, siguen aún aún muy lejos de las cifras venezolanas.
No obstante, pese a la exorbitante estadística, hubo una disminución del 3% con respecto a las muertes violentas de 2016, que alcanzaron la cifra de 28.479. Para Roberto Briceño León, catedrático y director del OVV, esta reducción, no sólo con respecto a 2016, sino a años anteriores, correspondería a tres elementos: «Estamos estudiando el fenómeno de que haya menos muertes con respecto al año anterior cuando hay una conflictividad tan alta. Creemos que incidieron las protestas políticas entre abril y julio, la reducción de los homicidios como práctica de exterminio por el Estado y el control territorial de bandas criminales que implantan una especie de paz criminal», afirmó.
Las víctimas y victimarios presentaron características similares: son jóvenes menores de 29 años; la mayoría hombres (95%), de clase pobre y trabajadora. El mayor índice de homicidios se focalizó en los estados de Aragua, Miranda, Amazonas, Bolívar y Distrito Capital (la capital de Venezuela).
De los fenómenos sociales que afronta Venezuela, lo que sí creció fue la violencia interciudadana que se traduce en la agresividad por bienes y servicios (peleas por comida, generalmente); la violencia doméstica (cambios en la estructura de las familias a causa del hambre); y violencia de Estado (uso desproporcionado de la fuerza como castigo). También crecieron la desigualdad social, los linchamientos, las acciones violentas de sicarios y suicidios.
«En este año la vida cotidiana de los ciudadanos se alteró todavía más, restringiéndose las libertades personales y el ejercicio de los derechos, por el temor de las personas a ser unas potenciales víctimas tanto del delito como el del abuso policial. Nuevas formas de violencia adquirieron relevancia, tanto por el incremento de su magnitud, como por las novedosas razones que las originaron e impulsaron», reza, como explicación, el informe de la OVV.
Sobre los linchamientos, el OVV registró que hubo 2,4 personas cada semana muertas bajo esta circunstancia; sobre los sicariatos, hubo 6,4 homicidios con estas características cada semana; al menos un policía cayó muerto asesinado cada día de 2017 y sobre los suicidios reconocieron que hubo 19 por cada 100.000 habitantes. «La gente usó el suicidio como una especie de eutanasia a sus problemas de hambre y falta de medicinas. Es un elemento al que se le debe hacer seguimiento. Ése es valor muy alto si tenemos en cuenta que para la OMS sólo 20 países del mundo alcanzan una tasa superior a ésta», afirmó León.
Sobre los índices de conflictividad que presentó el OVV hay claros ejemplos en los últimos días. Desde el pasado 23 de diciembre se vienen desarrollando en Venezuela focos de protesta a causa del hambre. ¿La razón? Los ciudadanos piden que llegue la caja de comida que les vende el Gobierno, el pernil que ofreció el presidente Nicolás Maduro a precio preferencial y los juguetes para la Nochebuena que el Estado iba a ofertar entre los sectores más pobres. A pocos días del fin de año, en Caracas se alzaron los barrios Cota 905, Catia, La Vega y fueron reprimidos por los cuerpos de seguridad. En el interior de Venezuela protestaron los estados de Sucre, Guárico, Lara, Monagas, Cojedes, Yaracuy y Bolívar. En este último hubo intentos de saqueo atajados por la Guardia Nacional.