24 de junio de 2020 – por: El Director.
Las redes sociales están llenas de videos que nos muestran notas con situaciones que van en contravía de lo que comúnmente han creído la gran mayoría de personas. Muchos creen en lo que “expertos” relatan con lujo de detalles y notas científicas hechos que se le escapan al razonamiento del común de la gente y caen ante tanta palabrería cambiándoles sus creencias, que hasta hacia muy poco se mostraban inamovibles.
Algunas de estas teorías llegan a plantear, por ejemplo: que la tierra es plana y aunque para muchos esta es una teoría sin fundamente y pudiera causar risa, lo cierto es que teorías como esta tienen cientos de miles de adeptos que lo creen firmemente. Los tierraplanistas (así se conocen) en todos los rincones de este planeta esférico rechazan la ciencia y difunden la noticia de que la Tierra es plana.
Otros juran que el hombre jamás llegó a la luna y que todo fue un montaje al mejor estilo hollywoodense por la NASA, que las fotos muestran una bandera ondeante donde lógicamente en la luna no hay aire que produzca este efecto, que tampoco muestra el firmamento en las fotos estrellas, etc. todas desde luego debidamente explicadas por la NASA y los diferentes científicos, pero muchísimas personas creen firmemente que nos tienen engañados y que lo de la llegada del hombre a la luna fue un montaje creado en un estudio. La verdad es que a través de la historia de la humanidad ha habido muchísimas teorías conspirativas y la mayoría de ellas no nos hacen ningún mal. La hipótesis general de una teoría de conspiración es que ciertos sucesos importantes en la historia han sido causados por conspiraciones ocultas misteriosas. Derrocamiento de presidentes, injerencia de un poder supremo secreto que maneja el mundo, etc. Pero también es importante anotar que algunas teorías conspirativas resultaron ser verdaderas y esto agrega una dificultad mayor a la hora de creer o no hacerlo.
Pero algunas de estas teorías conspirativas si pueden causarnos daños como las que han surgido a raíz del COVID-19: que este virus fue creado y esparcido por todo el mundo, que la vacuna es solo un medio para inocularnos nanorobots con los cuales nos van a controlar a todos los humanos o como lo muestra un video en YouTube: que Bill Gates quiere implantar microchips en las personas (ha registrado casi dos millones de visitas en YouTube). O que el coronavirus es una mentira, que es igual a un flu y que nos confinaron a un encierro, por manejos políticos o económicos.
El coronavirus ha dado lugar a un maremágnum de teorías conspirativas, desinformación y propaganda, que erosionan la confianza pública y socavan la labor de los funcionarios de salud de maneras que podrían alargar la pandemia e incluso perdurar una vez que esta haya pasado.
Las afirmaciones de que el virus es un arma biológica extranjera, un invento partidista o parte de un complot para reconfigurar a la población han sustituido a un virus irracional con villanos familiares y comprensibles. Cada afirmación parece darle a una tragedia absurda algún grado de significado, sin importar cuán oscuro sea. Los rumores de curas secretas —cloro diluido, apagar los dispositivos electrónicos, comer plátanos— prometen la esperanza de protección contra una amenaza a la que ni siquiera los líderes mundiales pueden escapar. La creencia de que uno tiene acceso a un conocimiento prohibido da la sensación de certidumbre y control en medio de una crisis que ha puesto de cabeza al mundo. Y compartir ese “conocimiento” puede darle a la gente algo que es difícil de encontrar tras semanas de encierro y muerte: un sentido de voluntad propia.
Sin embargo, muchas falsedades también han sido promovidas por gobiernos que buscan ocultar sus fracasos, actores partidistas que buscan un beneficio político, viles estafadores y, en Estados Unidos, un presidente que ha promovido curas no probadas y falsedades que desvían su responsabilidad. Las teorías conspirativas tienen un mensaje común: la única protección proviene de poseer verdades secretas que “ellos” no quieren que sepas. Publicaciones de Instagram que se compartieron extensamente sugerían de manera falsa que el coronavirus fue planeado por Bill Gates para beneficio de las farmacéuticas. En Alabama, publicaciones de Facebook afirmaban falsamente que poderes ocultos habían ordenado que los pacientes enfermos fueran llevados secretamente en helicóptero a ese estado. En América Latina, han proliferado rumores igualmente infundados de que el virus fue creado para propagar el VIH. En Irán, las voces que apoyan al gobierno dicen que la enfermedad es un complot occidental.
El atractivo del ‘conocimiento secreto’ Los humanos tenemos una capacidad increíble de inventar historias que lo harán, incluso si una parte de nosotros sabe que son falsas. Un estudio reciente descubrió que era mucho más probable que la gente compartiera información falsa sobre el coronavirus a que en realidad la creyera.
Como siempre lo he dicho, no crea todo lo que dice internet o las redes sociales, investiga y no sea tan ingenuo. No existen curas mágicas, ni nadie quiere dominarte con una vacuna o insertándote un microchip; ya Facebook, Google, Amazon, Kindle, Tesla, etc. y la inteligencia Artificial, lo están haciendo… ¿para que inocularlo en una vacuna?
El Director
Ing. Jairo Vargas
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