Tras expirar el programa de patentes del formato más popular de la historia, soportes de mayor calidad se abren paso
14 de marzo de 2018 – Agencias.
¿Cómo escucharemos música en los próximos años? ¿Qué viene después del mp3? El formato de audio más popular de la historia vive sus últimos años de éxito. Tras expirar el programa de patentes de la empresa alemana Fraunhofer IIS, formatos de mayor calidad pugnan por establecerse como el estándar de la música digital. El mp3 (MPEG-1 Audio Layer III), sistema que comprime y reduce el tamaño de la música eliminando sonidos normalmente inaudibles, ha sido el rey de Internet las últimas dos décadas en convivencia con soportes de mayor calidad como el CD o el vinilo.
El consumo y la edición de música son los mayores de la historia. Pese a que las ventas de CD siguen cayendo, Spotify superó el año pasado los 140 millones de usuarios activos y las necesidades técnicas para componer y grabar una canción son mínimas. Carlos Raya, guitarrista y productor de grupos como Fito & Fitipaldis o M Clan, arguye que esto repercute en el filtro de calidad: “Cualquiera puede grabar sus propias canciones con un ordenador, sin exigencias artísticas o económicas, de modo que el nivel sonoro y compositivo baja”. Para Raya, las canciones y la intención artística, siempre han sido y siempre serán lo más importante: “Que el sonido sea bueno ayuda a conseguir y disfrutar de la conexión emocional”.
El formato mp3 nunca tuvo fama por su calidad, pero sí por su portabilidad debido al tamaño de las canciones, que pueden reducirse hasta casi el 90% respecto a las de un CD. “El formato tuvo gran éxito porque sus características técnicas y su popularización coincidieron con el auge de Internet y las mejoras de procesamiento de los ordenadores”, señalan fuentes de Fraunhofer ISS. Ramón Manzanal, ingeniero de sonido y profesor de la escuela audiovisual SAE Institute, cree que el consumo seguirá creciendo a través del streaming y que la calidad de la compresión irá creciendo a medida que el ancho de banda lo permita. “Los que busquen calidad sonora seguirán comprando CD”, afirma.
El centro alemán, que desarrolló el mp3 en los ochenta, está centrado en formatos de audio “más eficientes”, como la familia de códecs AAC (Advanced Audio Coding), soporte con compresión que ofrece prestaciones similares al mp3 en menor tamaño y que has sido la apuesta de Apple para iTunes. Su último miembro, xHE-AAC, fue diseñado inherentemente para streaming adaptativo (adapta la emisión al ancho de banda disponible en cada momento) y es el primer códec que ofrece todo el rango de velocidad de datos, brindando desde una buena calidad de audio a velocidades de bits extremadamente bajas hasta calidad transparente a altas velocidades de bits.
Pedro Viñuela, ingeniero de sonido de Nexo101, señala que el mercado de gente que tiene un buen equipo, es melómano y gasta dinero en música se está desligando de la música digital hacia los vinilos. “Dan problemas mecánicos, al tocarlos se ensucian y se rayan por el contacto físico de la aguja… pero en el vinilo, la incapacidad de ‘tracking’ de la aguja en sonidos extremadamente rápidos, hace que los sonidos más hirientes o estridentes se limen, algo que a nuestro oído le gusta. Además, la distorsión armónica que produce hace que suena más rico, más grueso. Un fenómeno que hace que los sonidos más hirientes o estridentes se limen y que a nuestro oído le gusta”, explica. De hecho, las ventas de vinilo subieron un 20,1 % el año pasado, según un estudio de la empresa de análisis de consumo musical BuzzAngle.
Otro aspecto importante en el que trabajan en Alemania es la experiencia del usuario y la personalización. Por ejemplo, el sistema de audio MPEG-H permite a los espectadores de televisión ajustar la mezcla de sonido y, por ejemplo, potenciar los diálogos de una película. Las tecnologías de audio como Fraunhofer Cingo para audio envolvente en realidad virtual, Fraunhofer Symphoria para audio 3D automotriz, AAC-ELD y EVS para llamadas telefónicas con calidad de audio tipo CD, xHE-AAC para transmisión y radio digital, y MPEG- H TV Audio System son los desarrollos “más convincentes” hasta la fecha de la compañía alemana.
Para Viñuela, todo esto no tiene sentido “si no hablamos de la calidad de los reproductores”. “Un plato de vinilo de mala calidad se nota mucho. Y en los reproductores digitales depende mucho del conversor digital analógico”. “La mayoría de usuarios no tiene claro cómo debe sonar una canción ni a nivel técnico ni artístico y utilizan unos auriculares de pinganillo baratos, un móvil o portátil con un convertidor malo y mp3 en baja resolución. Unos cascos de orejeras decentes cuestan alrededor de 300 euros, un sistema de audio unos 200 y unos altavoces de marcas como Focal 400 euros. Pero la solución sería educar el oído desde pequeños”.