Los famosos hermanos, que acusaron a Mark Zuckerberg de haberles robado la idea de Facebook, apuestan por la moneda virtual
6 de diciembre de 2017 – Nueva York – Agencias.
El frenesí colectivo por las monedas virtuales acaba de crear dos nuevas fortunas: los hermanos Winklevoss. Los gemelos ya eran conocidos en el mundo de la tecnología por la batalla legal que libraron con Mark Zuckerberg sobre la idea original de la red social Facebook. Si la criptomoneda Bitcoin aguanta su valor, Tyler y Cameron se convertirán en miembros de pleno derecho del exclusivo club de milmillonarios de Forbes.
Bitcoin no para de marcar un récord tras otro. Este miércoles arrancaba la jornada cambiándose por primera vez por encima de los 12.000 dólares (unos 10.170 euros). La remontada del valor desafía las leyes de la gravedad. Empezó el año por debajo de los 1.000 dólares y hace solo una semana rebasaba con paso firme los 11.000 dólares, lo que ayuda a entender el ascenso meteórico de algo que pocos entienden.
Los Winklevoss, de 36 años, llevan tiempo expresando en público su amor por el Bitcoin, cuando la criptomoneda era más bien un instrumento de cambio para hacer negocio en las esquinas más oscuras de Internet. Entienden que el efectivo tiene los días contados. Es más, los dos emprendedores retaron a los escépticos augurando que algún día se convertiría en un activo tan preciado como el oro o más.
Estos jóvenes de casi dos metros, finalistas olímpicos en remo en Pekín 2008, inspiraron la trama de La Red Social, la película de David Fincher en la que se cuenta la historia sobre la creación de Facebook. Los gemelos acusaron a Mark Zuckerberg de haberles robado la idea de su portal, ConnectU, cuando los tres estudiaban en Harvard. El enfrentamiento se resolvió con un pago en efectivo y acciones. Esos títulos valían 228 millones cuando Facebook se estrenó en Wall Street hace cinco años, el doble de lo que reclamaron a Zuckerberg como compensación. Las acciones de la red social, por cierto, valen casi cinco veces más. El dinero que recaudaron los Winklevoss lo colocaron en un fondo que utilizan para hacer sus apuestas y cuentan con una herramienta propia para seguir el valor de Bitcoin, Winkdek.
También crearon una tasa de cambio, conocida como Gemini, y que se utiliza ahora como referencia. Los Winkelevii —como también se les conoce— invirtieron en total 11 millones de dólares en Bitcoin. Aseguran que no vendieron ni una de las 90.000 monedas que compraron. Pero para poder alcanzar la fortuna de Zuckerberg su cartera de monedas virtuales debería apreciarse 73.000 millones. Eso suponiendo que su valor no se desplome. De momento su predicción no solo se ha cumplido, sino que está machacando al metal precioso, que valía 10 veces menos este miércoles. Su visión les está aportando así unos retornos masivos y está sirviendo además a los Winklevoss para clamar victoria frente a los que les dieron la espalda tras perder la batalla legal sobre la creación de Facebook.
¿Y qué se puede hacer con mil millones? Para empezar, pagarse un billete con Virgin Galactic para ir al espacio. Ellos son los astronautas 700 y 701. Era su manera, además, de poner una primera semilla de 250.000 dólares en el apoyo de una nueva tecnología en la que tienen también puestas sus esperanzas. Como dice Tyler, puede cambiar para siempre la manera de viajar como el Bitcoin con las transacciones.
Cuando hicieron su predicción hace dos años, el Bitcoin valía 265 dólares. Su valor se había desplomado un 60%. Tyler y Cameron insistieron durante una presentación ante inversores que era una clara oportunidad de compra, aunque admitieron que la moneda iba a necesitar alguna ayuda. Dominaban las dudas sobre su seguridad y, al ser nueva, admitieron que estaba a expensas de dar giros impredecibles.
El Bitcoin, de hecho, no es una inversión segura. Para empezar, porque ni si quiera los más expertos entienden esta locura desde el verano. No son pocos los que desde Wall Street, como Warren Buffett, el inversor más reputado en el parqué bursátil, alertan de que estamos ante una burbuja que está a punto de reventar. También enciende la alarma el prestigioso economista Joseph Stiglitz.