2 de noviembre de 2017 – Londres – Agencias.
Gavin Williamson, de 41 años, jefe de disciplina del grupo conservador en el Parlamento británico desde el año pasado, ha sido ascendido a ministro de Defensa tras la dimisión este miércoles de Michael Fallon, envuelto en el escándalo de acosos sexuales en Westminster. Williamson, que tiene en su oficina una tarántula llamada Cronus como mascota, forma parte del círculo más cercano de Theresa May y fue clave en la firma del acuerdo con los unionistas norirlandeses que logró mantener en el poder a la primera ministra tras perder la mayoría absoluta en junio.
El nombramiento ha suscitado críticas en las filas tories, pues diversas fuentes aseguran que fue el propio Williamson quien aconsejó a May sobre la conveniencia de que dimitiera su predecesor, para contener el potencial destructor del escándalo que se ha apoderado esta semana del Parlamento británico. Numerosos diputados, amparados por el anonimato, han expresado su malestar en la prensa británica, y Downing Street se ha visto obligado a señalar que Williamson no estuvo implicado en la remodelación del Gobierno.
En la estela de las acusaciones de acoso sexual por parte del productor hollywoodiense Harvey Weinstein, han emergido numerosas acusaciones que afectan a destacados miembros del Partido Conservador. Una lista con 40 diputados tories acusados de conductas inapropiadas, en la mayoría de los casos sin verificar, circula desde el fin de semana por los pasillos de Westminster. Entre ellos se encuentran, además de Fallon, otros cinco miembros del Gobierno de May, incluido su número dos de facto, Damian Green, que ha negado los hechos que se le atribuyen.
Fallon, uno de los tres únicos miembros del Gobierno que llevaban en su puesto desde 2014, admitió que hace quince años puso la mano en la pierna de una periodista sin su consentimiento durante una cena. “He estado por debajo de los estándares altos que requerimos de las fuerzas armadas a las que tengo el honor de representar”, reconoció el ya exministro de Defensa, tras convertirse en la primera víctima política de un escándalo que también ha salpicado al Partido Laborista. Una militante de la formación opositora ha asegurado que fue violada en un acto del partido en 2011, y que un alto cargo del mismo le recomendó que no lo hiciera público por el bien de su carrera.
Este miércoles, en la sesión semanal de preguntas a la primera ministra en el Parlamento, Theresa May convocó a los líderes de los demás partidos para debatir la forma de reaccionar al escándalo. La primera ministra se ha comprometido también a diseñar un sistema de quejas que permita a aquellos que trabajan al servicio de los diputados denunciar más eficazmente los comportamientos inapropiados.
Downing Street confía en que el relevo en el ministerio de Defensa evite una crisis de Gobierno mayor que desestabilice aún más su precaria situación. Pero, en un nueva muestra de la debilidad de la primera ministra, numerosos diputados se han atrevido a cuestionar la meteórica promoción de una persona tan joven y sin experiencia ministerial.
Se trata, además, de un momento en que el puesto que abandona Willimson, el de encargado de la disciplina de voto en el partido, es absolutamente clave, dadas la exigua mayoría de que dispone el Partido Conservador y la colosal y delicadísima labor legislativa que requerirá el Brexit. El cargo que deja el ahora ministro lo ocupará quien ha sido hasta ahora su segundo, Julian Smith.