La primera dama, en un gesto inusual, ataca a la prensa y cierra filas con el presidente tras las acusaciones de infidelidad
31 de agosto de 2018 – Washington – Agencias.
La confesión de Michael Cohen le estalló en todo el rostro a Donald Trump y le salpicó a Melania. El exabogado de confianza del mandatario confesó el pago a una exactriz de cine porno y a una exmodelo de Playboy para que callaran sus supuestas relaciones sexuales con Trump entre 2006 y 2007, cuando el magnate ya estaba casado con la eslovena. La primera dama no se ha referido al tema pero sí ha realizado muestras de apoyo al mandatario a diferencia de su reacción cuando apenas se supo del escándalo a comienzos de año.
En medio del huracán sobre la vida privada del mandatario, una voz pidió que dejaran en paz a Melania: Stormy Daniels. Una de las dos mujeres que recibió dinero durante la campaña presidencial para silenciar su aventura con el entonces candidato republicano.
La primera actividad de los Trump tras la confesión de Cohen fue en un hospital infantil de Ohio. Después de recorrer la unidad médica, la pareja compartió sonriente con los niños e incluso colorearon con ellos. El mandatario tuvo un desliz que en la turbulenta semana alcanzó solo el peso de una pluma: utilizó el lápiz azul para pintar una línea de la bandera estadounidense, en vez del rojo. Al día siguiente, la primera dama envió un correo a los votantes republicanos con el objetivo de recaudar fondos con vista a las legislativas de noviembre: “Los demócratas y los medios de comunicación de la oposición están haciendo todo lo posible para desacreditar a Donald con falsas acusaciones, difundiendo sus noticias falsas y haciendo que parezca que no tiene el apoyo de los votantes de Estados Unidos”, rezaba la misiva.
Con la sentencia sobre los medios, Melania, quien suele mantenerse alejada del espectro político, se involucró por primera vez en la guerra de Trump contra la prensa, a la que bautizó como “el enemigo del pueblo”.
El martes, la primera dama volvió a aparecer públicamente junto a su marido. Ambos le dieron la bienvenida a la Casa Blanca al presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y su esposa Margaret Wanjiru Gakuo. Melania realizará su primer gran viaje internacional en solitario a África en octubre. El objetivo de su visita fue reforzar las relaciones entre Estados Unidos y varios países del continente —aún se desconoce cuáles—. “Estoy emocionada de educarme sobre los problemas que enfrentan los niños, al mismo tiempo que de aprender sobre su rica cultura e historia”, dijo en una declaración oficial.
Cuando Stormy Daniels (Stephanie Clifford) apareció en enero de este año, Melania se esfumó. La exactriz llegó con una bomba de relojería para los tabloides y el mundo jurídico. En 2006 conoció a Trump en un torneo de golf para famosos en Nevada y, según contó, mantuvieron relaciones sexuales en reiteradas ocasiones. Mientras sucedía el primer encuentro, Melania, quien llevaba un año casada con Trump, se recuperaba del parto de su hijo Barron. Diez años después, Cohen tocó la puerta de Daniels y le pagó 130.000 dólares a cambio de firmar un contrato de confidencialidad, pero en 2018 ella ya no quería guardar el secreto. Cuando abrió la boca hace 10 meses, pasaron dos semanas en que no se supo nada de la esposa del presidente. La primera dama rompió con la agenda presidencial y canceló su viaje con Trump a Davos. En vez, se refugió en el club de golf de Mar-a-Lago, Florida. Una reacción muy distinta de la que ha tenido en esta ocasión.
Poco antes de que el exabogado de confianza del presidente rompiera su silencio, la exasesora de la Casa Blanca Omarosa Manigault Newman publicó un libro —Unhinged (Volátil)— donde sostenía que Melania estaba “contando los días” para dejar a su marido. Una golosina que alimentó a los tabloides, acostumbrados a especular sobre la distante relación de los Trump. Aunque la primera dama ha despejado en ciertas ocasiones cualquier rumor de separación, esta vez fue Stormy Daniels la que pidió a los medios que la dejaran en paz. El público “debería dejar de hablar por ella. Tal vez ella es feliz”, dijo al periódico británico The Mirror la mujer de 48 años que afirma haber tenido una aventura con Trump. “El mundo entero”, agregó, “estaría interesado en saber lo que siente. Pero si nunca lo cuenta, es su derecho y yo la apoyo”.
Relaciones sexuales
Trump ha negado haber tenido relaciones sexuales con Daniels. También sostuvo en abril que no sabía nada del pago a esta. Ahora, sin embargo, dice que sí estaba al tanto, pero que se enteró después de que se produjese. Eso sí, el dinero era suyo, aclara, para descartar un delito de financiación ilegal durante la campaña. Y todavía falta desarrollar el ovillo Karen McDougal, la modelo de Playboy que también sostiene haber tenido una aventura con el presidente. Los ojos están puestos en David Pecker, el presidente de American Media, la editora del National Enquirer. El periódico supuestamente ayudó a Trump comprando en exclusiva la historia de McDougal por 150.000 dólares y luego nunca la publicó. Un pago indirecto para sepultar el posible revolcón. Pecker recibió la inmunidad en la investigación federal dos días después de que Cohen se rindiera. Hay que esperar a ver si esta vez es su historia la que acapara portadas, y si el relato vuelve a espolvorear a Melania.