La mayoría rechaza el estatus de refugiados o un permiso temporal de trabajo ofrecidos por López Obrador
21 de enero de 2020 – Ciudad de México – Agencias.
Las autoridades mexicanas han comenzado a deportar a los migrantes de la caravana de centroamericanos que accedieron a su territorio en días pasados por varios puntos de la frontera con Guatemala. Cerca de 250 hondureños ya han sido devueltos a su país de origen, según el líder de Exteriores Marcelo Ebrard, que ha defendido la actuación de las fuerzas del orden y la “posición generosa” de México ante la llegada de miles de extranjeros.
Desde el pasado sábado unas 2.500 personas ingresaron a suelo mexicano de los cuales 1.000 han solicitado el “retorno asistido” a su países de origen, según la fórmula que utiliza el gobierno. Tal como informó Ebrard este martes 110 migrantes fueron trasladados en avión desde el aeropuerto de Villahermosa y otros 144 por carretera; todos con destino Honduras, de donde procede el 80% de los integrantes de esta última caravana, según datos oficiales.
El responsable de Exteriores dijo que el resto se ha acogido a alguna de las opciones que les ofrece el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: adquirir estatus de refugiado, un permiso de trabajo temporal en el sur del país, o inscribirse en los programas de empleo que México está impulsando en Honduras, Guatemala y El Salvador. Varios integrantes de la caravana declararon a la prensa que las alternativas que ofrece México no les resultan interesantes por los bajos salarios de la región y los elevados índices de violencia y su objetivo sigue siendo empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Ebrard destacó que la posición de México hacia los migrantes es “una de las más generosas del mundo” y que “pocos países ofrecen refugio, visas de trabajo y posibilidades de empleo en el país de origen”, a través de los proyectos “Sembrando vida” y “Jóvenes contruyendo el futuro” que pretenden crear 20.000 puestos de trabajo en cada país del triángulo norte de Centroamérica este año. Ebrard sin embargo insistió en que el acceso debe realizarse de manera regular y ordenada y censuró el intento de cruce “ilegal” de unos mil migrantes que el lunes intentaron entrar a México cruzando el río Suchiate una vez que se les denegó el paso por la frontera regular.
El multitudinario grupo había llegado al límite entre Guatemala y México y se encontró la frontera militarizada con un centenar de miembros de la Guardia Nacional que les impidieron el paso. Entregaron una carta en la que pedían libre tránsito por el país para llegar a Estados Unidos, un ruego que fue denegado. Ante la imposibilidad de cruzar legalmente muchos decidieron cruzar por el río y algunos lanzaron piedras contra los agentes de la Guardia Nacional. A pesar de los momentos de tensión, no se produjeron heridos, según confirmó el titular de Exteriores, que rechazó que se produjese ningún tipo de represión contra los migrantes.
El fenómeno de las caravanas apareció en octubre de 2018 como una nueva forma de cubrir una ruta migratoria tradicional en la región. Al viajar en grupo, se protegían de agresiones y secuestros y daban visibilidad a la situación de miles de centroamericanos que abandonan su casa por la pobreza y la extrema violencia de las pandillas.
En un primer momento México aplicó una política permisiva con salvoconductos para atravesar el país, lo que generó graves conflictos con el presidente estadounidense Donald Trump, que quería reducir a toda costa el número de migrantes en su frontera sur. De este modo Estados Unidos fue imponiendo controles migratorios más estrictos a sus vecinos del sur a través de acuerdos migratorios. Esta es la primera gran caravana tras la firma de esos acuerdos, que pone en cuestión la política de contención de Trump. Ante la posibilidad de que llegue otro contingente en los próximos días, Marcelo Ebrard afirmó que México tendrá la misma respuesta que hasta ahora.