16 de diciembre de 2024 – Washington – EFE.
Un grupo de migrantes beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos comenzó este lunes una huelga de hambre en Washington. La acción busca presionar al presidente Joe Biden para que les extienda su TPS antes de la llegada de Donald Trump, quien asumirá nuevamente el cargo en enero y ha prometido realizar deportaciones masivas.
Los participantes en la huelga son miembros de la Alianza Nacional TPS, una organización que lucha por los derechos de los migrantes bajo el TPS. Exigen una extensión de este permiso, que les permitiría permanecer legalmente en el país por 18 meses más, lo que dificultaría que Trump pueda deportarlos.
El TPS es un permiso otorgado a personas provenientes de países en crisis, permitiéndoles quedarse en Estados Unidos de manera temporal. Este estatus ha permitido a millones de migrantes vivir y trabajar en el país durante años, pero con la llegada de Trump, su continuidad está en riesgo. El ex presidente ha prometido adoptar políticas migratorias más estrictas, aunque aún no ha detallado cómo las llevará a cabo.
Donis Hernández, de El Salvador, es uno de los huelguistas. Su permiso vence en marzo, y teme que si no consigue una renovación antes de que Trump asuma, no podrá obtenerla después. “Mi mayor miedo es que nuestras familias se separen”, dijo, explicando que en su familia hay personas que podrían quedar y otras que no, lo que crea un gran temor en él.
Neida Mejía, originaria de Honduras, también participa en la huelga. Ella lleva más de 20 años con el TPS y su permiso expira en julio. Su mayor temor es no poder ver a sus nietos si es deportada, ya que ellos nacieron en Estados Unidos y tienen derecho a quedarse.
La huelga es parte de una semana de acciones convocada por el Movimiento por una Reforma Migratoria Justa (FIRM), coincidiendo con el Día Internacional del Migrante, que se celebra el 18 de diciembre. Esta campaña busca aumentar la presión sobre el gobierno de Biden para que tome medidas en defensa de los migrantes antes de que termine el año.
Jose Palma, coordinador de la Alianza, destacó en una llamada con la prensa que la huelga busca presionar a Biden para que actúe antes de Navidad. Los migrantes luchan contra las amenazas que se avecinan con la administración de Trump, a la que consideran peligrosa para sus derechos.
Los migrantes en huelga recuerdan que su lucha ya permitió que el gobierno de Trump, en su primer mandato, no los deportara. A pesar de los intentos de cancelar el TPS, lograron mantener su estatus gracias a batallas legales, obteniendo una extensión tras otra.
Soledad Miranda, una migrante salvadoreña que lleva más de 30 años en Estados Unidos, recordó los tiempos difíciles bajo la administración de Trump. A pesar de las dificultades, lucharon en los tribunales y lograron mantenerse en el país. Sin embargo, ella critica a Biden por no haber cumplido sus promesas en cuanto a la regularización de su estatus.
Miranda expresó su frustración con la situación actual, ya que, a pesar de haber pagado impuestos y vivido en el país por más de tres décadas, aún no tiene una residencia permanente ni una extensión de su TPS. “Es justo que después de todos estos años tengamos una residencia”, dijo, pero lamentó la falta de avances.
Aunque la huelga comenzó con 11 personas, se espera que el número de participantes aumente a 25, provenientes de diferentes estados del país. Los huelguistas se encuentran en una iglesia metodista cercana al Tribunal Supremo de Estados Unidos, donde tienen acceso a agua e isotónicos para mantenerse hidratados.
Los migrantes también están siendo monitoreados de cerca, ya que se someterán a pruebas de tensión para asegurarse de que su salud no se vea gravemente afectada por la huelga de hambre. La acción busca llamar la atención sobre la incertidumbre que enfrentan y presionar al gobierno de Biden para que actúe antes de que sea demasiado tarde.
La situación de estos migrantes es desesperante, ya que se sienten atrapados entre la promesa de protección de Biden y las amenazas de deportación de Trump. Su futuro en Estados Unidos depende de decisiones que aún no se han tomado, y temen que el cambio de administración los ponga en una posición aún más vulnerable.
La huelga de hambre es una medida extrema, pero los migrantes sienten que es la única forma de llamar la atención sobre su situación y asegurar un futuro en Estados Unidos. Están dispuestos a seguir luchando por sus derechos y por la protección de sus familias, en un contexto de creciente incertidumbre.
El gobierno de Biden, por su parte, se enfrenta a la presión de tomar decisiones cruciales sobre el futuro de los migrantes bajo el TPS. Las promesas de protección de los últimos años ahora se ponen a prueba, y los migrantes esperan que se tomen medidas antes de que la administración de Trump vuelva a tomar el control.