21 de septiembre de 2017 – San Francisco – Agencias.
Cuando Google compró Nest por 3.200 millones de dólares no era más que una startup que hacía un termostato con un precioso diseño y preparaba un detector de humos, obligatorio en los hogares de Estados Unidos. Dos complementos para el hogar, casi siempre sosos, que convertían en algo para enseñar. En el caso del termostato pronto se vio como un aliado para ahorrar en la factura de la calefacción.
Detrás del diseño estaba Tony Fadell, considerado como el padre del iPod de Apple. Creó la compañía en 2011 y dejó el nido (significado de Nest en español) en junio de 2016. Después añadieron las dropcams, pequeñas cámaras para controlar el hogar, al su catálogo.
Ahora, como una empresa con entidad propia dentro del conglomerado de Alphabet, Nest se posiciona en uno de los lugares con más aristas legales y retos por resolver, el de la seguridad y monitorización del hogar. Google entra por primera vez en el interior del hogar con pasos relevantes en cuanto a privacidad y responsabilidad con el consumidor.
Durante la presentación en el Museo Judío Moderno en San Francisco renovaron su visión con la protección del hogar como punto central del catálogo. Sacaron un portero automático, el popular telefonillo, con cámara y reconocimiento facial. El nombre es Hello, lógico, y asegura reconocer si quién nos llama es el cartero o nuestra abuela. Llegará al mercado a comienzos de 2018 en Estados Unidos y después a Europa, con un precio todavía por desvelar. Según Nest, esta primera puerta es la que primero supervisan los cacos. Hello enviará una alerta al móvil cada vez que toque el tiempo alguien y guardará su foto. Han creado un servicio de suscripción, Nest Aware, que costará cinco dólares al mes, para tener alertas adicionales. Como ejemplo pusieron la detección de intrusos, actividad extraña, sonidos fuera de los habituales o perros ladrando.
Hello sirve también como intercomunicador. La aplicación para el móvil, con mejora de sonido, permite hacer videoconferencia con el visitante antes de que pase el umbral de la puerta. Otra novedad es la opción de poner mensajes grabados previamente, como una respuesta automática.
Contaban ya con una cámara de grabación, Nest iQ. Durante la presentación desvelaron su versión para exteriores. Pensaba para grabar el jardín o la parte trasera de la casa, preparada para soportar las condiciones meteorológicas. Tanto esta versión como la interior van a recibir una actualización que las hará compatibles con su asistente personal, es decir, se podrá controlar con la voz, una manera de competir con el cada vez más amplio catálogo de aparatos compatibles con Alexa, el asistente de Amazon.
Por último, mostraron un paquete al que denomina Sistema de Alarma Seguro, con varios componentes. Lo integran el Nest Guard, una base que sirve como alarma, teclado para meter un código de acceso y sensor de movimiento con capacidad de hablar. Detect, que es un sensor de movimiento que percibe cambios tanto en un rango más corto como más lejano. Una vez colocado en una ventana puede saber si se ha abierto o si alguien se mueve en la habitación. Detect es una parte clave del ecosistema de control que proyecta Nest. Y Tag, que es una pequeña pieza que se añade en el llavero para usarlo como llave al acercarlo a Nest quiere que lo tengan los miembros del hogar, el jardinero o las personas de confianza a las que se les quiera dar acceso a la casa sin necesidad de llamar. Se pueden activar o desactivar en remoto.
Marwan Fawaz, el nuevo consejero delegado de Nest, aseguró que van sacar más productos en lo que resta de años que en la suma de los dos anteriores. “La seguridad es un sector que pide desesperadamente innovación”, subrayó.
Los tres productos llegarán tanto al mercado de Estados Unidos primero, como a Canadá y Europa después, pero no aportaron datos con respecto a América Latina y Brasil.
Matt Roger, cofundador de Nest, mantiene una idea clara, quiere que la domótica sea para todos los públicos, no solo para los aficionados al bricolaje o la tecnología: “Hasta ahora no se ofrecían más que juguetes complicados”. Una observación que da idea de su ambición de democratizar el acceso y subir la calidad.
A pesar de lo atractivo de su diseño y la sencillez de uso tanto del hardware como de las aplicaciones, Nest tiene ante sí un gran reto. No aportaron detalles, por ejemplo, del contrato de suscripción de cinco dólares, pero es un ataque frontal a las alarmas con suscripción al uso. Queda la duda de qué sucedería en caso de perder conexión a Internet o qué tipo de responsabilidad asumen si falla, si se extravían los datos…