El mandatario nicaraguense sostiene que los paramilitares son controlados por partidos políticos
23 de julio de 2018 – Washington – Agencias.
Daniel Ortega parece vivir en otro Nicaragua. Desde su punto de vista, su Gobierno no reprime a los manifestantes que reclaman desde abril contra su régimen. Los obispos y religiosos no han sido atacados. Se está viviendo una “normalización” en medio de las protestas. Y la violencia que gobierna las calles es ejercida por paramilitares que no controla el Ejecutivo. Además, descarta adelantar las elecciones presidenciales pese a la presión ejercida por la oposición y organismos internacionales: “Nuestro período electoral finaliza con las elecciones de 2021”, aclaró este lunes en una entrevista al canal estadounidense Fox News.
El mismo día que los estudiantes salieron a la calle en Managua para protestar por los más de 100 alumnos que han perdido la vida en las sangrientas manifestaciones que se iniciaron hace más de tres meses en Nicaragua, el presidente Ortega sostuvo que desde hace una semana la situación se está normalizando. Afirmó que todo empezó con la aprobación “imprescindible” de la reforma de la Seguridad Social. “Primero fueron grupos pequeños los que protestaron, pero luego hubo manifestantes violentos y grupos paramilitares” los que han empujado al país la situación insostenible en la que se encuentra y que ha dejado a más de 350 muertos. Es un “auténtico terrorismo” lo que se está viviendo, apuntó después.
El mandatario ha dejado claro que hace caso omiso a la resolución que el Organismo Nacional de los Estados Americanos (OEA) aprobó hace menos de una semana, donde se exhortaba a Ortega a adelantar las elecciones: “Nuestro período electoral finaliza con las elecciones de 2021, cuando tendremos nuestras próximas elecciones”. Apuntó que no lo haría, “menos ahora”, cuando hacerlo crearía “inestabilidad, inseguridad y empeoraría las cosas”.
La Iglesia Católica, que ha ejercido de mediador durante la crisis política, aunque el llamamiento al diálogo nacional está estancado debido a la intransigencia del Ejecutivo, ha sido atacada por parte de Ortega. Durante la celebración del 39º aniversario de la revolución sandinista el sábado, el mandatario dijo: “Yo pensaba que eran mediadores, pero no, estaban comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas”. Sin embargo, este lunes, sus palabras fueron diferentes. “A la Iglesia se le proveen todo tipo de facilidades; ningún nicaragüense ha muerto en una iglesia”, defendió. La parroquia Divina Misericordia de Managua, donde fallecieron dos estudiantes por un enfrentamiento anterior, tiene decenas de orificios de balas en sus murallas.
Ortega, quien presidió el país entre 1979 y 1990, y ahora desde 2007, insistió en que las fuerzas paramilitares han sido las que han atacado a la policía nicaragüense, que pretendía proteger a la población de las revueltas. “Por la noche, cuando no hay manifestaciones pacíficas, hemos tenido ataques provocados por las fuerzas paramilitares, organizadas por gente que está en contra del Gobierno”, sostuvo. Estas fuerzas, según explicó, son controladas por partidos políticos; algunos con representación en la Asamblea Nacional, otros no.
Estados Unidos ha sido uno de los países que ha presionado en reiteradas ocasiones para que Ortega deje el poder. El exlíder de la revolución sandinista quiso recordarle durante la entrevista a Donald Trump que las relaciones bilaterales han sido “muy dolorosas”, por lo que no quiere que la historia se repita.”Somos un país pequeño con una economía frágil, pero merecemos respeto”, concluyó.