10 de octubre de 2017 – Lisboa – Agencias.
El Gobierno portugués va a reabrir las torres de vigilancia contra incendios, dada la oleada de incidentes que ha habido en estos días de octubre, que se han saldado con una persona muerta y media docena de bomberos heridos de consideración.
Los incendios no atienden a la programación. Las autoridades tienen establecido un calendario de alerta máxima de incendios desde el 1 de julio hasta el 1 de octubre, sin embargo, en junio se produjo en Pedrógrão Grande el incendio más trágico de la historia del país, con 62 muertos, y ahora en octubre las llamas han vuelto a los mismos parajes del centro del país, en Pampilhosa da Serra y Arganil.
En la primera semana de octubre ha habido más de 200 incendios en el país, aunque el más grave ha sido el de Pampilhosa que se ha controlado este martes, después de cuatro días de lucha de los bomberos. Estos incendios ocurren cuando ya no hay servicio de vigilancia en las torres forestales. Ante unas previsiones meteorológicas que no anuncian lluvia y temperaturas que superan los 30 grados, el Ministerio de Medio Ambiente ha decidido reabrir la vigilancia de las torres, al menos en 72 de las 231 que existen en el país.
Hasta el mes de agosto, habían ardido en el país 213.000 hectáreas, la mayor cifra en diez años, más del doble de la media. Cuando faltan por contabilizar los incendios de estos dos últimos meses, la clase política se empieza a preguntar por qué en zonas vecinas, como Galicia, se han conseguido dominar los siniestros en los últimos años, y en Portugal no.
