Una mujer de 49 años ha fallecido en Arizona tras ser arrollada por un vehículo autónomo operado por Uber
19 de marzo de 2018 – Nueva York – Agencias.
Una mujer de 49 años ha muerto en Tempe, Arizona (Estados Unidos) al ser atropellada por un vehículo sin conductor operado por Uber, según ha informado a través de un comunicado la policía local. “El vehículo se dirigía hacia el norte cuando una mujer que caminaba fuera del paso de peatones cruzó la calzada de oeste a este y fue arrollada por el vehículo de Uber”, señaló la policía en un comunicado. Es el primer atropello mortal protagonizado por un coche autónomo.
Aunque el comunicado policial habla de que la mujer estaba caminando al ser arrollada, imágenes difundidas por la cadena estadounidense ABC muestran una bicicleta en el suelo junto al coche autónomo, aparentemente dañada por el vehículo de Uber. La cadena ha informado de que el coche de Uber golpeó a una ciclista, identificada por la policía como Elaine Herzberg. ABC, citando a la policía, ha precisado que la víctima “caminaba con su bicicleta” cuando cruzó la carretera fuera del paso de peatones y fue atropellada.
Uber ha anunciado que suspende las pruebas que venía realizando con coches sin conductor en Tempe, Pittsburgh, Toronto y San Francisco. La compañía, que ha expresado sus condolencias a la familia de la víctima a través de Twitter, asegura que está cooperando con las autoridades en la investigación.
El vehículo de Uber que ha protagonizado el accidente estaba en el modo autónomo, sin conductor, aunque había una persona en su interior tras el volante, según ha informado la policía. Las primeras informaciones difundidas por la policía señalan que el accidente ocurrió en la noche del domingo al lunes, pero no han precisado la hora. La mujer fue trasladada al hospital municipal, pero falleció por la gravedad de la heridas.
Uber comenzó las pruebas con este tipo de vehículos en diciembre de 2017, en San Francisco. Tras levantarse gran revuelo al saltarse varios semáforos y descubrirse que carecían de permisos para rodar en la ciudad donde tiene su sede, decidieron trasladarse a Arizona. Entonces, presumieron de la apertura de la administración de dicho estado.
Durante los últimos meses de la administración Obama, el gobierno federal aprobó un marco legal para poder hacer realidad este tipo de vehículos. El reto no es solo tecnológico, sino también social. Los humanos cometen errores, cambian de opinión, pueden retroceder mientras cruzan un paso de cebra. Las máquinas se limitan a seguir reglas. Apenas pueden asumir lo que significa una excepción. La mezcla de ambos, humanos e inteligencia artificial en movimiento es la fricción principal. Según los investigadores en este campo, en 2020 sí habrá avances que lo hagan virtualmente posible.
Antes de Uber, Google comenzó a poner estos vehículos autónomos en los alrededores de su sede de Mountain View y la carretera 101, que une Silicon Valley con San Francisco. De ese experimento con un biplaza sin volante con forma de huevo, el coche apodado koala, nació Waymo, su división para explorar esta forma de transporte. Esta carrera por la innovación entre Google y Uber se saldó con un robo de empleados, patentes y un largo juicio que le ha costado a Uber 245 millones de dólares como compensación al buscador.
Ford, un símbolo de la cultura americana, creadores de la cadena de montaje, también ha mostrado interés en sumarse a este tipo de tecnología. Desde Japón, Toyota cuenta con un equipo tanto local como un laboratorio en Silicon Valley.
En julio de 2016 trascendió la primera muerte conocida de un pasajero en un coche que viajaba en un coche con el piloto automático. El conductor de un Tesla Model S chocó contra un camión en Florida mientras veía una película.