La Guardia Costera de Estados Unidos liberó al animal, atrapado por las cuerdas de los fardos
19 de diciembre de 2017 – Miami – Agencias.
Una voluminosa tortuga fue rescatada el 19 de noviembre por la Guardia Costera de Estados Unidos, según informó ayer el servicio marítimo. Se encontraba en una situación sorprendente: enredada en las cuerdas de un alijo de 26 fardos de cocaína que sumaban 800 kilogramos.
El barco Cutter Thetis regresó el domingo a su base de Cayo Hueso (Florida) tras cumplir una misión de patrullaje de 68 días por el litoral Pacífico de Centroamérica, donde fue hallada, en aguas internacionales, la tortuga atrapada entre paquetes de droga. El valor del despacho de cocaína en el mercado negro era de 53 millones de dólares. La Guardia Costera cree que el alijo fue arrojado por la borda de una lancha rápida por narcotraficantes en una persecución policial.
Un avión militar divisó el alijo flotando y la Guardia Costera de EE UU envió una lancha de reconocimiento. Los oficiales se encontraron la rara escena y se pusieron manos a la obra para cortar con cuidado las cuerdas y no dañar las aletas ni el cuello de la tortuga. Por las marcas que tenía en el cuello, el animal, un macho, llevaba al menos un par de días preso.
La misión en la que estaba trabajando el barco estadounidense es la Operación Martillo, un programa internacional entre EE UU, países europeos y latinoamericanos dirigido a combatir las redes de tráfico de droga en el litoral Pacífico centroamericano, una de las principales rutas de contrabando desde Sudamérica, origen de la cocaína, y EE UU, el mayor consumidor de esta droga. Durante esta última fase operativa, en la que participó durante más de dos meses el Cutter Thetis, la Operación Martillo se incautó de 6,7 toneladas de cocaína, valoradas en 135 millones de dólares.
Existe alrededor de un 90% de probabilidad de que el angustioso momento vivido por la tortuga en la inmensidad del océano Pacífico, haya tenido su origen, tiempo atrás, en algún cultivo clandestino en las montañas andinas de Colombia. Allí, según datos de la DEA, la agencia antinarcóticos de EE UU, se plantó y se produjo en laboratorios el 92% de la coca que llegó en 2016 a su territorio.
El consumo de cocaína está creciendo de nuevo en EE UU, y en Colombia va en aumento el cultivo y elaboración de la droga. De acuerdo con un documento de la Casa Blanca, el cultivo en Colombia subió un 18% en 2016, hasta las 188.000 hectáreas, máximo registro desde 1994 —un año después de ser abatido en Medellín por la policía colombiana el mayor capo de la coca, Pablo Escobar—. El acuerdo de paz alcanzado en noviembre de 2016 entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC podría contribuir a que haya un descenso en el cultivo de coca, pues la organización armada jugaba un papel de peso en la cadena del narcotráfico, pero según la DEA la previsión, al menos durante 2018, es que EE UU reciba una cantidad aún mayor de cocaína enviada desde Colombia. En septiembre, Donald Trump afirmó que estaba “sopesando seriamente” dejar de considerar a Colombia un socio en la lucha antidroga por el crecimiento “extraordinario” de la industria de la coca en su territorio.
Si bien la droga que más mata en EE UU es la heroína —sola o cortada con opiáceos ilegales de laboratorio—, el consumo de cocaína va al alza. En 2015, según una encuesta oficial, 1,9 millones de estadounidenses mayores de 12 años de edad eran consumidores de esta droga. En 2007 eran, de acuerdo con datos de la DEA, 906.000, menos de la mitad.
En medio de toda esta complejísima red de problemas humanos, económicos, políticos y policiales quedó paralizada, hasta su liberación, la inocente tortuga del Pacífico.