El presidente iraní asegura que un conflicto con el país persa sería “la madre de todas las guerras”
23 de julio de 2018 – Washington – Agencias.
Estados Unidos e Irán se han enzarzado en un peligroso cruce de amenazas, que refleja la tensión tras la retirada de Washington del acuerdo nuclear con Teherán. El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió a su homólogo iraní, Hasan Rohani, de consecuencias “que muy pocos han sufrido a lo largo de la historia” después de que este le avisara de que un conflicto con Irán sería “la madre de todas las guerras”. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se opone fervientemente a Irán, apoyó la “postura fuerte” de Trump mientras Alemania criticó el tono bélico del lenguaje empleado.
Las declaraciones del republicano contribuyeron a que el precio del petróleo, el barril Brent de referencia, abriera este lunes con una subida del 1,4%, aunque posteriormente la tensión alcista se relajó.
Tras las amenazas de Trump, lanzadas vía Twitter en la noche del domingo, la Casa Blanca difundió un comunicado de John Bolton, el consejero de Seguridad Nacional del presidente y un halcón en política exterior que en el pasado abogó por bombardear las instalaciones nucleares de Irán: “Trump me ha dicho que si Irán hace cualquier cosa negativa, pagarán un precio como muy pocos países han pagado antes”.
Por su parte, el ministro iraní de Defensa, Amir Hatamí, aseguró que los dirigentes de EE UU y sus aliados “solo entienden el lenguaje de la fuerza” y que “no hay otro camino que una amenaza decidida”. Y el ministro de Exteriores, Javad Zarif, replicó en inglés al mensaje de Trump, usando como él la frase “ten cuidado” y recordando que Irán ha escuchado amenazas durante décadas. “Hemos estado durante milenios y hemos visto la caída de imperios, incluido el nuestro, que duraron más que la vida de algunos países”, agregó en una referencia velada a EE UU.
La incógnita es si la pugna dialéctica es simplemente eso, una pelea retórica que alimenta los extremos en dos países que no mantienen relaciones diplomáticas desde hace casi cuatro décadas y entre dos Gobiernos que no esconden su enemistad. O, al contrario, si revela un alarmante apetito bélico. No es ningún secreto la pasión de Trump por el lenguaje hiperbólico y las amenazas militares viscerales, como las que lanzaba el año pasado contra Corea del Norte antes de embarcarse en una enigmática negociación sobre su programa nuclear.
Bruce Riedel, que fue asesor para Oriente Próximo de los últimos cuatro presidentes estadounidenses y trabajó 30 años en la CIA, considera que las palabras de Trump, junto a las del secretario de Estado, Mike Pompeo, que pocas horas antes tildó de mafia a la cúpula clerical iraní, suponen un “llamamiento a plena voz para un cambio de régimen” en Teherán que acabe con el sistema vigente desde la revolución islámica de 1979. “Esto es una declaración de guerra y Rohani está diciendo que Irán responderá en consonancia. En esta atmósfera, será difícil frenar una deriva hacia la contienda”, explica en un correo electrónico Riedel, que es analista de Brookings Institution.
Trump ha hecho de la imprevisibilidad bandera de su política exterior y ha lanzado dos ataques contra Siria tras el uso de armas químicas por el régimen de Damasco, pero otros expertos consideran improbable que tanto EE UU como Irán deseen una confrontación militar, que agudizaría todavía más la inestabilidad en Oriente Próximo y afectaría el mercado petrolero.
Ahmad Majidyar, experto en Irán del Middle East Institute de Washington, sostiene que ambos países quieren evitar un conflicto pero advierte de que la “creciente tensión, la retórica hostil y posibles errores de cálculo” pueden derivar en una escalada significativa. Además, todo ello, avisa, puede dificultar los esfuerzos europeos de “salvar” el pacto nuclear.
Sin embargo, Riedel recuerda que, a diferencia de su acercamiento a Rusia, en la mano dura con Irán Trump cuenta con el apoyo de todos sus asesores de seguridad y buena parte del Congreso, incluidos algunos demócratas. Y subraya que Israel y sobre todo Arabia Saudí, archienemigo regional de Irán, desean la caída del régimen de los ayatolás.
Las turbulencias económicas en Irán, junto al creciente malestar ciudadano, se han multiplicado desde la decisión de Trump, en mayo, de retirar a EE UU del acuerdo de reducción del programa nuclear iraní, firmado en 2015 por seis potencias y Teherán. Washington ultima la reanudación de sus sanciones y ha propiciado que varias multinacionales hayan cancelado sus proyectos de inversión en el país. Trump considera que el pacto, emblema de su predecesor, el demócrata Barack Obama, es insuficiente porque no aborda el apoyo de Irán a grupos terroristas o sus injerencias regionales.
Rohani, considerado un político moderado, trata de lograr concesiones de Europa para seguir en el acuerdo nuclear y ha amenazado con cerrar el estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% de todo el petróleo mundial, si EE UU impide por completo a Irán comercializar su crudo. El domingo, Rohani elevó aún más el tono: “Señor Trump, no juegue con la cola del león, esto solo le llevaría a arrepentirse”, dijo en un acto. Trump le respondió en Twitter: “Nunca más vuelvas a amenazar a Estados Unidos o sufrirás consecuencias que muy pocos han sufrido a lo largo de la historia”, escribió en mayúsculas. “Ya no somos un país que soporta tus palabras dementes de violencia y muerte. ¡Ten cuidado!”.