4 de enero de 2018 – EFE.
La Casa Blanca anunció hoy que sus funcionarios ya no podrán usar sus teléfonos móviles personales en el Ala Oeste desde la próxima semana por motivos de seguridad, una medida que parece estar dirigida a contener las filtraciones a la prensa de información comprometedora sobre el Gobierno, informa Efe.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo en un comunicado que “a partir de la próxima semana, el uso de todos los dispositivos tecnológicos personales tanto para los invitados como para el personal ya no estarán permitidos en el Ala Oeste”, donde se encuentra la oficina de Trump y las de sus principales asesores.
“El personal podrá trabajar en sus dispositivos entregados por el Gobierno, para seguir trabajando duro por el pueblo estadounidense”, indicó Sanders, que justificó el cambio para garantizar “la seguridad e integridad de los sistemas tecnológicos de la Casa Blanca”.
Según el diario The New York Times, al personal del Ala Oeste ya se le había advertido poco después de comenzar el mandato de Trump el año pasado que se les prohibiría el uso de sus propios dispositivos, pero la regla no se había aplicado hasta ahora.
El anuncio llega un día después de que Trump montara en cólera por la aparición de extractos de un libro sobre su presidencia, llamado “Fire and Fury”, que perfila sus primeros meses en el poder como un caos constante.
La portavoz de Trump trató de desacreditar ayer el libro, al asegurar que estaba lleno de “falsas afirmaciones” y de fuentes “que no tienen acceso ni influencia sobre la Casa Blanca”.
Trump también rompió públicamente su relación con Steve Bannon, quien fue su estratega jefe y una de las figuras más poderosas en la Casa Blanca desde enero de 2017 hasta agosto pasado.
Además, los abogados de Trump enviaron a Bannon un documento legal para que cese en sus declaraciones sobre el gobernante y cumpla el compromiso de confidencialidad que firmó con la Casa Blanca, y están intentando evitar que el libro, cuya publicación está prevista para el 9 de enero, salga a la venta.
Desde que llegó al poder, a Trump le ha irritado la aparición de detalles sobre los entresijos de su Gobierno en la prensa, y en febrero de 2017 pidió al Departamento de Justicia que examinara la proliferación de “filtraciones criminales” con fuentes anónimas.
El libro ‘Fuego y furia: Dentro de la Casa Blanca de Trump’, escrito por Michael Wolff, ha terminado de consumar la ruptura entre el presidente y quien fuese su jefe de campaña, después de que Bannon tachase de “traicionera” y “poco patriota” la reunión con un abogada rusa a la que asistió en junio de 2016 el hijo mayor de Trump, informa Ep.
El abogado Charles J. Harder ha remitido una carta a Bannon “en nombre” de Trump en la que se le avisa de que “sus acciones de comunicación con el escritor Michael Wolff en relación a un próximo libro darán pie a numerosas quejas legales, entre ellas difamación por injurias y calumnias y ruptura del acuerdo de confidencialidad” que supuestamente firmó al unirse al equipo del magnate. “La acción legal es inminente”, añade, según la cadena ABC News.
Durante la campaña, el entonces candidato Trump obligó a firmar un contrato por el que los trabajadores se comprometían a no hablar mal en público de él, de su familia o del equipo. El abogado avanza en la carta que las medidas compensatorias que se pedirán a Bannon “incluyen, pero no están limitadas, a los daños económicos”, si bien no revela ninguna cifra.
Trump acusó el miércoles a su otrora asesor de “perder la cabeza” tras su cese de la Casa Blanca y de filtrar información interesada y falsa a los medios para hacer ver que tuvo una influencia de la que, según el mandatario, nunca llegó a gozar.
Las filtraciones han sido uno de los temores recurrentes del equipo del presidente y la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, ha anunciado que se prohibirá el uso de teléfonos móviles personales tanto a trabajadores como a invitados en el Ala Oeste.
“La seguridad y la integridad del sistema tecnológico en la Casa Blanca es una de las principales prioridades para la Administración de Trump”, ha esgrimido Sanders, en un comunicado en el que ha explicado que los funcionarios podrán “seguir trabajando duro en nombre de la ciudadanía estadounidense” con los equipos del Gobierno.
También expresó que se puede probar una “malicia real” en la creación de Wolff, ya que -incidió- “el libro admite en la introducción que contiene declaraciones no verdaderas” y no cita a ninguna fuente para muchas de sus “dañinas afirmaciones” sobre Trump.
Tras conocerse ayer las declaraciones de Bannon, la Casa Blanca emitió un comunicado muy duro del presidente en el que acusó a Bannon de haber “perdido la cabeza” y afirmó que el exasesor “no tenía nada que ver” con su presidencia.
También los portavoces de la residencia del mandatario trataron de desacreditar “Fuego y Furia”, asegurando que estaba lleno de “falsas afirmaciones” y de fuentes “que no tienen acceso ni influencia sobre la Casa Blanca”.
Wolff asegura que su libro está basado en más de 200 entrevistas con el presidente y su círculo político, y según fuentes citadas por The Washington Post, en los primeros meses de la presidencia de Trump se le podía ver vagando por el ala oeste de la Casa Blanca sin escolta o escondido en la oficina de Bannon.