14 de agosto de 2017 – Abiyán – Agencias.
Un nuevo atentado terrorista en la capital de Burkina Faso, Uagadugú, ha dejado al menos 18 personas muertas y 20 heridos. Hombres armados irrumpieron el domingo por la noche en un café de una calle céntrica de la ciudad donde se estaba celebrando un aniversario, y empezaron a disparar contra los clientes que estaban en la terraza. Las autoridades, han informado de que hay ciudadanos de al menos seis nacionalidades entre los fallecidos. Por ahora han sido identificados un turco, un francés, un libanés, un senegalés, un nigerino, dos mujeres kuwaitíes y una canadiense, además de siete burkineses. Todavía no se ha ofrecido la nacionalidad de tres de las víctimas.
Los atacantes llegaron en moto a las 21.00, hora local (23.00 hora española peninsular), y se escondieron dentro del local, el restaurante turco Aziz Istanbul, cuando llegaron las fuerzas burkinesas, que solo tardaron media hora en desplegarse en el lugar del ataque. El intercambio de disparos ha durado hasta las cuatro de la madrugada, cuando las últimas personas atrapadas finalmente pudieron salir del restaurante. Los heridos han sido trasladados al centro hospitalario Yalgado Ouedraogo.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha condenado el ataque y ha resaltado “la eficaz movilización” de las autoridades para poner fin a la acción terrorista. El ministro de Comunicación de Burkina Faso, Rémi Dandjinou, ha informado de que la “operación ha terminado”, pero las fuerzas de seguridad siguen cerrando el perímetro del café Istanbul y la Policía científica ha empezado a investigar los hechos. Dos de los autores del ataque han sido “neutralizados”, según han informado las autoridades locales.
El ataque se ha producido, otra vez, en la Avenida Kwame N’kurumah, en pleno centro de la ciudad, la misma calle donde en enero del año pasado los terroristas abatieron a 30 personas, en el peor atentado que ha sufrido Burkina Faso. Entonces el objetivo fue otro café, el Cappuccino; los terroristas avanzaron después hacia el mítico Taxi-Brousse (muy conocido por los artistas, cineastas y asistentes del gran festival de cine de Uagadugú, Fespaco), antes de terminar el asalto en el Hotel Splendid. El restaurante Istanbul, escenario del atentado de este domingo, está a solo 200 metros del Cappuccino.
Nadie ha asumido la autoría del ataque, pero el modus operandi es calcado al del atentado del Cappuccino, que fue reivindicado por Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).
La Avenida Kwame Nkurumah, en pleno centro de la capital burkinesa, está llena de restaurantes y hoteles muy frecuentados por occidentales y otros extranjeros. Burkina Faso, que comparte frontera con Malí —cuya inestabilidad interna ha trascendido las fronteras y está afectando a los países de la región—, ha visto como en los últimos dos años los atentados han entrado en su territorio; tanto los asaltos en la zona fronteriza del norte, como las incursiones en la capital.
Inestabilidad en África Occidental
El ataque en el Cappuccino, en enero de 2016, ha sido el más mortífero en Burkina Faso. Pero la serie de atentados ha tocado a varios puntos de la región. El primer ataque de este tipo, perpetrado en áreas turísticas y zonas frecuentadas por extranjeros, tuvo lugar en marzo de 2015 en el restaurante La Terraza, en Bamako, la capital de Malí. Un hombre con una granada y un arma automática entró en el local y mató a cinco personas. El asalto fue reivindicado por el grupo Al Mourabitoune, del célebre Mokhtar Belmokhtar, alias El tuerto. En noviembre de 2015, Bamako fue tocada de nuevo, con un espectacular asalto en el Hotel Radisson Blu. Belmokhtar asumió la autoría del ataque que se saldó con 20 muertos, aunque esta vez en colaboración con Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).
Es a principio de 2016 que el brazo de los terroristas transciende las fronteras de Malí, primero con el ataque del Cappuccino en Burkina Faso, y dos meses después, a 1.200 kilómetros de Bamako, con el asalto a la playa de Grand Bassam, en Costa de Marfil. Hace solo dos meses, en junio de 2017, fue atacado el campamento Kangaba, un resort de fin de semana a las afueras de Bamako.
También fuera de las capitales y grandes centros sigue el goteo de atentados tanto en Malí como en la frontera con Burkina Faso. Aunque se trate de ataques menos contabilizados, han dejado centenares de víctimas locales. Los tres países tocados son clave para Francia, la potencia que quedó bajo amenaza desde su intervención militar en Malí en 2013. La Embajada gala en Burkina Faso está en contacto con las autoridades locales en relación con el ataque y ha aconsejado a los ciudadanos franceses que eviten la zona, según ha informado en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores. “Nuestra Embajada está siendo informada de la situación debido al contacto permanente con las autoridades locales”, ha asegurado el ministerio.