Martiniano de Jesús Jaramillo fue detenido el pasado martes en Tamaulipas y falleció dos días después en un hospital de la Ciudad de México
17 de noviembre de 2017 – México – Agencias.
Martiniano de Jesús Jaramillo Silva, líder regional de la sanguinaria organización criminal Los Zetas, falleció en un hospital de la Ciudad de México dos días después de ser detenido por las autoridades mexicanas. El jefe de la banda delincuencial en Tamaulipas había sido detenido el pasado martes por policías federales en un hospital de Ciudad Victoria (Tamaulipas) tras cumplir una orden de localización que habían emitido las autoridades en su contra por los delitos de delincuencia organizada y secuestro. El hombre de 56 años es identificado por el Gobierno mexicano como jefe de un grupo delictivo que coordinó el homicidio de 72 migrantes en San Fernando, una de las peores masacres que ocurrieron en los años más violentos de la llamada guerra contra el narcotráfico.
Jaramillo Silva, también conocido como Pata de queso o Z-74, también es señalado como “generador de violencia en la entidad” y como presunto responsable de coordinar las actividades delictivas de un grupo que ejecutó homicidios, desapariciones y secuestros en autopistas de Tamaulipas, por donde transitaban inmigrantes que se dirigían a Estados Unidos. La división de investigación de la Policía Federal también le atribuye el homicidio de la representante de un colectivo de personas que buscaban a sus desaparecidos. “La detención se logró después de un intenso trabajo de gabinete y de campo con el que se logró precisar su identidad, a la vez que se obtuvieron datos que permitieron establecer su zona de movilidad y acción en las inmediaciones del municipio de Victoria”, se informó en un comunicado el pasado martes.
Tras ser detenido, el líder zeta fue trasladado a las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la Fiscalía general (PGR) en la Ciudad de México. Debido a su estado de salud fue trasladado a un hospital donde falleció el jueves tras ser intervenido quirúrgicamente por una pancreatitis aguda, reportó el diario Milenio.
Durante los peores años de la guerra contra el narco los migrantes se convirtieron en blanco de Los Zetas que secuestraban los autobuses que transitaban por las autopistas de Tamaulipas. En agosto de 2010 las autoridades localizaron en un rancho abandonado en el municipio de San Fernando los cuerpos de 72 migrantes, en su mayoría centroamericanos. El hecho conocido mundialmente como la masacre de San Fernando fue contado por dos sobrevivientes. Uno de ellos, un acuatoriano que logró huir y pedir ayuda, relató que los delincuentes se identificaron como miembros de la organización criminal de Los Zetas, que trataron de extorsionarlos, y que al negarse fueron acribillados. A él lo dieron por muerto y logró huir del rancho donde quedaron apilados los cuerpos del resto de inmigrantes.
A siete años de una de las peores matanzas, no hay ni una sola persona condenada, ha denunciado la Fundación para la Justicia, que ha apoyado a los familiares de las víctimas. Las autoridades han detenido a decenas de presuntos responsables y mantienen procesos en curso en contra de varios de ellos, pero no ha logrado ninguna sentencia condenatoria. En estos años las familias han padecido la falta de información precisa por parte de las autoridades, por lo que han tenido que interponer amparos para acceder a los expedientes de investigación.
Tamaulipas, donde ocurrió la matanza de migrantes, continúa siendo un territorio en disputa entre Los Zetas y el cártel del Golfo. Las balaceras en lugares públicos, los secuestros, extorsiones y homicidios se presentan a diario, pese a los diversos operativos de seguridad, tanto federal como estatal, que se han implementado durante los últimos diez años.