La cadena pública NHK habla de al menos 61 heridos, una treintena de ellos en la ciudad de Osaka
18 de junio de 2018 – Osaka – EFE.
Un potente terremoto de 6,1 grados de magnitud sacudió hoy Osaka, la segunda ciudad más importante de Japón, y causó en la zona al menos cuatro muertos, incluida una niña de 9 años, y más de 300 heridos.
El temblor, que se produjo a primera hora de la mañana, interrumpió durante varias horas la vida de una área metropolitana de más de 19 millones de habitantes, con cortes en el transporte, el cierre temporal de varias empresas, la cancelación de decenas de vuelos y problemas de suministro en centros médicos y hospitales.
El seísmo se registró a las 07.58 hora local (10.58 GMT del domingo) y tuvo su hipocentro a 13 kilómetros de profundidad en la prefectura de Osaka, en la isla de Honshu -la mayor del archipiélago nipón-, a unos 500 kilómetros al oeste de Tokio, informó la Agencia Meteorológica (JMA).
A pesar de su limitada magnitud, el seísmo alcanzó el nivel 6 en la escala japonesa cerrada de 7 grados -que describe la agitación de la superficie terrestre- en la prefectura de Osaka y de 5 en la vecina y turística prefectura de Kioto, por lo que se notó con verdadera fuerza en las calles y viviendas de la zona.
Entre las cuatro víctimas confirmadas hasta ahora se encuentra Ruina Miyake, una niña de 9 años que falleció cuando iba de camino al colegio al derrumbarse un muro en la localidad de Takatsuki (prefectura de Osaka), informa Efe.
Además, las autoridades han informado del fallecimiento de Motochika Goto, un hombre de 85 al que se le calló una estantería en su casa de Ibaraki (en la misma prefectura) y Minoru Yasui, un varón de 80, que quedó sepultado por una pared en la ciudad de Osaka.
“Sentí un fuerte temblor y me asusté mucho, ya que me acordé del terremoto de Kobe”, explicó una señora de unos 60 años a la cadena pública NHK, recordando el gran seísmo que vivió esta ciudad del oeste de Japón en 1995 y que ocasionó más de 6.400 víctimas.
Varios edificios en las ciudades de Osaka y Takatsuki se derrumbaron y al menos seis se incendiaron, según confirmó el servicio de bomberos nipón, que apuntó a que algunas personas podrían permanecer atrapadas.
El seísmo, por el que no se activó la alerta de tsunami, también causó la suspensión de varias líneas de shinkasen -tren bala- en la prefectura de Osaka, que retomaron su actividad horas después, así como a la cancelación de 80 vuelos en el segundo aeropuerto de la ciudad -el de Osaka-.
“No cundió el pánico en ningún momento y también nos avisaron de lo que estaba pasando”, explicó a la cadena pública un hombre que estaba utilizando el tren a la hora del temblor.
El suministro eléctrico se recuperó en la región después de que unas 170.000 viviendas sufrieran cortes de electricidad, mientras que 110.000 todavía no tienen gas y según la empresa Osaka Gas, tardarán unos 10 días en recuperar el servicio.
Algunas ciudades sufren cortes de agua y también se ha producido la inundación de varias zonas en la prefectura de Osaka por problemas en el alcantarillado.
Según el ministerio de salud, centros médicos de la zona sufrieron daños en sus infraestructuras, así como cortes de agua, parones en los ascensores y escasez de personal, ya que algunos trabajadores no pudieron acceder a sus puestos por los cortes en el transporte.
Las autoridades informaron, no obstante, de que ninguno de los 15 reactores nucleares con los que cuenta esta región se han visto afectados por el temblor o las 15 replicas que se sucedieron en las horas posteriores del grado 1 en la escala japonesa.
El fuerte seísmo también tumbó al selectivo nipón, que cerró hoy con una caída del 0,75 % y que se sintió especialmente en aquellas empresas que tienen sede en la industrializada zona, como las tecnológicas Panasonic y Sharp, que cayeron en la Bolsa un 2,7 % y un 3,2 %.
Es la primera vez que la prefectura de Osaka registra un terremoto de esta intensidad desde que en 1923 se empezaran a registrar estos datos, según señaló la Agencia Meteorológica nipona.
Japón se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia por lo que las infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.