10 de agosto de 2017 – Agencias.
Exclusividad y privacidad, esas son las características que buscan los ricos que viven en la ciudad. Antes del boom tecnológico se repetía un dicho: “Los ricos pasan frío en Pacific Heights, mientras los pobres están a gusto en Mission”. Con el estallido de Google, Apple y Facebook, los empleados comenzaron a vivir en el tradicional barrio latino. Así Mission es ahora el universo hipster y Pacific Heights, el lugar donde los ricos de toda la vida, el old money, tienen sus mansiones.
Allí vive la familia Getty, en el 2880 de Broadway, en una mansión recargada, con piscina interior, un palacete de mármol en el que se servía caviar durante las fiestas y la famosa cabina en la que se debían meter monedas para llamar. Gordon el patriarca, se cansó de ver cómo las visitas aprovechaban su opulencia para hacer conferencias de larga distancia a costa del magnate del petróleo.
Los dueños de mansiones de más de 30 millones de dólares, los que viven en Presidio Terrace, una calle en forma de U con seguridad privada y control de entrada, acaban de llevarse una sorpresa. Su calle no es suya y tampoco del ayuntamiento. Una pareja acaba de adquirirla en una subasta por 90.000 dólares y quieren hacer negocio con ella. En lo obvio se encuentra cobrar por aparcar, por hacer fiestas en la calle o por mantener a los curiosos a salvo.
Tina Lam y Michael Cheng, pareja de ingenieros de origen asiático, residentes en San José, la antigua capital de Silicon Valley, son los dueños de un espacio gestionado por los residentes desde 1905. Ella es directora de servicios online de VMWare, una empresa veterana en Silicon Valley, y él un experto en bienes raíces. Ambos son emigrantes, llegaron a Estados Unidos para estudiar en la universidad y se mudaron a la nueva tierra de las oportunidad hace una década.
Pero, ¿cómo ha llegado este matrimonio a hacerse con el asfalto, aceras y paseo de césped de la calle más exclusiva? Según explican al Chronicle de San Francisco, por un golpe de suerte. En realidad, se debe a que estuvieron atentos. Los propietarios no pagaron un impuesto de 14 dólares anual durante tres décadas. Un olvido que hizo sacar a subasta la calle. En total, San Francisco tiene 181 calles privadas obligadas a este tributo. Como es lógico, los que están en situación similar se acaban de poner a revisar sus pagos. Y lo mismo sucede del otro lado, los ávidos de encontrar una inesperada vía de ingresos, se han puesto a revisar el mapa del catastro y comprobar si queda alguna ganga.
Los inquilinos, descontentos, han comenzado el proceso con el ayuntamiento para recuperar esa calle que siempre sintieron como suya. Entre los mismos se encuentran la demócrata Nancy Pelosi o el excalde Joseph Alioto.